"Piedad no es pietismo ni cerrar los ojos ni tener lástima de alguien" Papa: "Con el don de la piedad el Señor nos calienta el corazón"

(José M. Vidal).- Multitudinaria audiencia papal cuatro días antes de la ucmbre de oración por la paz en Tierra Santa. Francisco, como siemprre, con su pueblo, difereciando en medio de la multitud. Y tras el baño de multitudes, el recogimiento para la oración y la escucha de la Palabra, centrada en el don de a Piedad, que "no es pietismo".

De la carta de San Pablo a los romanos: "Los guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios...Hijos adoptivos por el Espíritu por medio del cual gritamos 'Abba' Padre"

Algunas frases de la catequesis del Papa

"Queremos detenernos en un don del Espíritu que suele etenderse mal y, sin embargo toca al corazón de nuestra identidad cristiana"

"Se trata del don de la piedad"

"No se identifica con la compasión, sino que indica nuestra pertenencia a Dios"

"Este vínculo con el Señor viene de dentro y no es una imposición"

"Es nuestra amistad con Dios. Una amistad que cambia nuestra vida y nos llena de entusiasmo y de alegría"

"El don de la piedad suscita la gratitud y la alabanza"


"El Señor nos calienta el corazón"

"Piedad es, pues, sinónimo de auténtico espíritu religioso y de confianza total con Dios"

"El don de la piedad nos lleva a vivir como hijos de Dios y, al mismo tiempo, nos lleva a reconocer a los demás como hermanos"

"Piedad no es pietismo"

"Algunos piensan que tener piedad es cerrar los ojos y hacer como si se fuese un santo...Este no es el don de la piedad"

"Reir con el que ríe y llorar con el que llora o corregir al que está en el error y acoger al que lo necesita"

"El don d  la piedad nos hace humildes, tranquilos, pacientes"

"Pidamos al Señor que el don de su Espíritu pueda vencer nuestro temor y nuestra inquietud"

"Adorar al Señor con el servicio de los demás con humildad y con la sonrisa"

"Que el Espíritu santo nos de a todos el don de la piedad"


Saludo del Papa en polaco

"Queridos jóvenes, sed valientes"

"Que San Juan Pablo II os guíe"

Saludo del Papa en italiano

"Saludo a los peregrinos de Bérgamo venidos a dar gracias a Dios por el don de San Juan XXIII"

"Estamos preparando Pentecostés. Queridos jóvenes os invito a dejar sitio a Dios en vuestras vidas"


Texto íntegro del saludo del Papa en español

Queridos hermanos y hermanas:
En la catequesis de hoy mencioné el don de la piedad. Esta palabra, "piedad", no tiene aquí el sentido superficial con que a veces la utilizamos: tener lástima de alguien. No, no tiene ese sentido.

La piedad, como don del Espíritu Santo, se refiere más bien a nuestra relación con Dios, al auténtico espíritu religioso de confianza filial, que nos permite rezar y darle culto con amor y sencillez, como un hijo que habla con su padre. Es sinónimo de amistad con Dios, esa amistad en la que nos introdujo Jesús, y que cambia nuestra vida y nos llena el alma de alegría y de paz.

Este don del Espíritu Santo nos hace vivir como verdaderos hijos de Dios, nos lleva también a amar al prójimo y a reconocer en él a un hermano. En este sentido, la piedad incluye la capacidad de alegrarnos con quien está alegre y de llorar con quien llora, de acercarnos a quien se encuentra solo o angustiado, de corregir al que yerra, de consolar al afligido, de atender y socorrer a quien pasa necesidad.
Pidamos al Señor que este don de su Espíritu venza nuestros miedos y nuestras dudas, y nos convierta en testigos valerosos del Evangelio.
***
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de España, Argentina, México, Guatemala, República Dominicana y otros países latinoamericanos. Que el Corazón de Jesús, al que está dedicado especialmente el mes de junio, nos enseñe a amar a Dios como hijos y al prójimo como hermanos. Gracias.



Texto completo de la catequesis que el Papa Francisco

Los Dones del Espíritu: La Piedad

Queridos hermanos y hermanas ¡buenos días!

Hoy queremos examinar un don del Espíritu Santo que a menudo viene mal entendido o considerado de una manera superficial, y que en cambio toca el corazón de nuestra identidad y de nuestra vida cristiana: es el don de la piedad.

Hay que dejar claro que este don no se identifica con tener compasión por alguien, tener piedad del prójimo, sino que indica nuestra pertenencia a Dios y nuestro profundo vínculo con Él, un vínculo que da sentido a toda nuestra vida y nos mantiene unidos, en comunión con Él, incluso en los momentos más difíciles y atormentados.

1. Este vínculo con el Señor no debe interpretarse como un deber o una imposición: es un vínculo que viene desde dentro. Se trata, en cambio, de una relación vivida con el corazón: es nuestra amistad con Dios, que nos ha dado Jesús, una amistad que cambia nuestras vidas y nos llena de entusiasmo y alegría. Por esta razón, el don de la piedad suscita en nosotros, sobre todo, gratitud y alabanza. Es éste, en realidad, el motivo y el sentido más auténtico de nuestro culto y de nuestra adoración. Cuando el Espíritu Santo nos hace sentir la presencia del Señor y de todo su amor por nosotros, nos reconforta el corazón y nos mueve de forma natural a la oración y la celebración. Piedad, por tanto, es sinónimo de auténtico espíritu religioso, de confianza filial con Dios, de aquella capacidad de rezarle con amor y sencillez que caracteriza a los humildes de corazón.

2. Si el don de la piedad nos hace crecer en la relación y en la comunión con Dios y nos lleva a vivir como sus hijos, al mismo tiempo nos ayuda a derramar este amor también sobre los otros y a reconocerlos como hermanos. Y entonces sí que seremos movidos por sentimientos de piedad - ¡no de pietismo! - hacia quien nos está cerca y por aquellos que encontramos cada día.¿Por qué digo no de pietismo? porque algunos piensan que tener piedad es cerrar los ojos, hacer cara de estampita, ¿así no? y también fingir el ser como un santo, ¿no? No, este no es el don de la piedad. En piamontés nosotros decimos: hacer la "mugna quacia", éste no es el don de piedad ¡eh! De verdad seremos capaces de gozar con quien está alegre, de llorar con quien llora, de estar cerca de quien está solo o angustiado, de corregir a quien está en error, de consolar a quien está afligido, de acoger y socorrer a quien está necesitado. Hay una relación, muy, muy estrecha entre el don de piedad y la mansedumbre. El don de piedad que nos da el Espíritu Santo nos hace apacibles. Nos hace tranquilos, pacientes, en paz con Dios, al servicio de los otros con apacibilidad.

Queridos amigos, en la Carta a los Romanos, el apóstol Pablo afirma: "Todos los que son conducidos por el Espíritu de Dios, son hijos de Dios. Y ustedes no han recibido un espíritu de esclavos para volver a caer en el temor, sino el Espíritu de hijos adoptivos, que nos hace llamar a Dios: "¡Abba, Padre!" (Rm 8, 14-15). Pidamos al Señor que el don de su Espíritu pueda vencer nuestro temor, nuestras incertidumbres, incluso nuestro espíritu inquieto, impaciente y pueda hacernos testimonios gozosos de Dios y de su amor. Adorando al Señor en la verdad y también en el servicio a los próximos, con mansedumbre y también con la sonrisa, que siempre el Espíritu nos da en la alegría. Que el Espíritu Santo nos dé a todos nosotros este don de la piedad. Gracias.

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