Están convencidos de que Benedicto XVI se implicará personalmente en su regreso Los lefebvrianos creen que la oferta de Roma es “peor” que la que les hizo Juan Pablo II

(José Manuel Vidal).- Profunda desilusión de los lefebvrianos, reunidos en cónclave en Albano, donde la plana mayor de los tradicionalistas conocieron en detalle el contenido del sobre lacrado y del Preámbulo doctrinal que les entregó el cardenal Levada, para su eventual regreso a Roma. La conclusión generalizada entre ellos es que la oferta que les hace la Santa Sede "es peor" que la que ya les habían hecho Juan Pablo II y el entonces cardenal Ratzinger en 1988, para evitar que monseñor Lefebvre consagrase obispos y se produjese el cisma. Tan mala es la propuesta que ni siquiera les iguala con los anglicanos de vuelta a Roma, dicen, dolidos, los tradicionalistas.

Según confirman en fuentes cercanas a la Fraternidad Sacerdotal San Pío X (FSSPX), ya entonces monseñor Lefebvre, a pesar de haber firmado la propuesta vaticana, decidió romperla y consagrar obispos, consciente de que sólo así se podría perpetuar su Fraternidad. Y sabedor, asimismo, de que la consagración de obispos no pertenece al núcleo dogmático de la fe.

Los actuales dirigentes tradicionalistas aseguran que, si su líder no aceptó aquella propuesta que era más ventajosa, ¿como van a aceptar sus sucesores ésta que es peor y, en un momento, en que la Fraternidad está más fuerte? Y ponen un ejemplo: Entonces tenían 40 seminaristas, hoy disponen de 550.

Situados ante una propuesta "menor, menos clara y más intragable", no por eso los tradicionalistas van a romper la baraja. Harán saber su decepción a Roma y esperarán una contrapropuesta vaticana. De lo contrario, prefieren "seguir así".

Estamos, pues, en pleno proceso de negociación y de tira y afloja. En contra de lo que piensan numerosos comentaristas y la mayoría de la Curia romana, los tradicionalistas no creen que sea Roma la que les hace "un regalo", invitándoles a regresar. Consideran, por el contrario, que son ellos los que le hacen un regalo (incluso numérico) a la exhausta Santa Sede.

Convencidos de que tienen el viento a favor, los lefebvrianos están dispuestos a volver, pero con la cabeza alta. Creen que la coyuntura les favorece. Tanto que hasta están pensando (algunos de ellos lo aseguran en privado) en una intervención directa del Papa. "Es de sentido común que el Papa coja las riendas y decida por sí mismo, para que podamos entrar sin condiciones", dicen las fuentes tradicionalistas consultadas por RD.

En cualquier caso, la comunicación de la FSSPX con el Papa sigue siendo excelente y no parece que ninguna de las partes quiera romper la negociación. Por ahora, las espadas siguen en todo lo alto. Roma quiere que los tradicionalistas vuelvan. Con condiciones y sin alfombra roja. Los tradicionalistas quieren volver con una fiesta, como el hijo pródigo, y con el Padre-Papa que vaya personalmente en su busca.

Volver arriba