Contra la riqueza que empobrece, actúa

Un año más, esta frase que titula este artículo es el lema elegido para la Campaña Pobreza Cero. La semana en torno al día 17 de octubre, Día Internacional para la erradicación de la pobreza, se celebra en toda España las actividades de la Semana contra la pobreza, organizada por la Campaña Pobreza Cero (integrada por las Coordinadoras de ONGd, la Alianza Española contra la Pobreza). Esta campaña y las organizaciones que la llevan a cabo, como la Plataforma Pobreza Cero Gran Canaria, promueven un desarrollo social y humano, mundial e integral y, en especial, la lucha contra las causas de la pobreza en el mundo, a nivel global. Dicho lema refleja muy bien la desigualdad e injusticia, cada vez mayor, en la distribución de los bienes y recursos. Lo que hace que, cada vez más, los ricos estén cada vez más enriquecidos a costa de que los pobres, personas y pueblos, sean más empobrecidos, hambrientos y excluidos. Cuando hay bienes, recursos y capacidades de todo tipo, más que de sobra, para erradicar el hambre y la pobreza en el mundo, para que todas las personas del planeta vivamos con dignidad. Como se ve, el hambre y la pobreza no es un asunto técnico, sino ético y social-público, es el mayor problema, de voluntad moral y política.

Ya que la cultura, ideología y sistema político-económico global dominante, el neoliberalismo/capitalismo, antepone el beneficio, un supuesto libre mercado y la competividad: a la ética y a la vida, a la dignidad y derechos de las personas o pueblos. Hay un sistema laboral internacional perverso, que produce un trabajo basura e indecente, explotando laboralmente y esclavizando incluso a millones y millones de niño/as; que fabrica parados y deshecha a los trabajadores de forma permanente, sistemática. Con el progresivo empobrecimiento y marginación social de los trabajadore/as y sus familias e infancia. Con ataques a la seguridad, salud y vida de los trabajadore/as, con todo tipo de secuelas físicas, psicológicas, sociales…, que llevan hasta a la desesperación del suicidio.

Un sistema bancario y financiero desregulado, especulativo y usurero. Con la especulación financiera en la bolsa y acciones, fondos de inversión y pensión, con bienes y materias primas básicas como los alimentos. Con unos créditos e intereses que son especulativos, abusivos, con una usura que es inmoral. Todo lo cual endeuda, arruina y empobrece a las personas y familias, a los trabajadores y pueblos, crea crisis de forma sistemática, como la actual que estamos aun padeciendo. Un sistema comercial injusto con unas relaciones e intercambios desiguales. En donde se está patentando, comercializando y privatizando bienes, recursos o servicios, como los públicos y sociales, de primera necesidad. Tales como la alimentación, el agua y las energías, la educación y cultura, la sanidad y los medicamentos, la vivienda, los transportes u otros equipamientos e infraestructuras básicas. Y todo esto se ha evidenciado, una vez más, con la actual e injusta crisis que es una estafa y “excusa” para que los ricos sen enriquezcas aun más. Y con la llamada crisis del ébola, una de las enfermedades que sufren los empobrecidos de la tierra, y que se enmarca e impacta tanto desde lo expuesto hasta aquí.

De ahí que haya que establecer una serie de Propuestas y alternativas para la erradicación de la pobreza. La economía y el mercado, el comercio y las finanzas deben estas reguladas por los valores, la ética y por la política, por la sociedad civil, los pueblos y estados en el servicio al bien común; para la satisfacción de las necesidades básicas y el desarrollo humano e integral, la solidaridad, la dignidad y la justicia (social e internacional) global, liberadora con los pobres de la tierra. Un sistema laboral internacional humano y moral, con un trabajo decente, con todas las condiciones y derechos laborales justos, suficientes. Tales como el salario, la seguridad social e higiene laboral, prestaciones por desempleo y pensiones, participación y co-gestión en la empresa; fomentado así el cooperativismo, la economía social, la democracia económica…

Un sistema financiero-bancario ético que sirva a la economía real, al empleo y al desarrollo sostenible, erradicando toda especulación financiera y usura de los créditos con sus intereses abusivos, inmorales y usureros. De ahí que la deuda, como la externa, que sufren las personas, familias y pueblos no es legítima, no hay que pagarla; porque además, en muchos casos, dicha deuda está más que saldada, con creces. Un sistema comercial justo, con unos intercambios y relaciones equitativas. Con una seguridad y soberanía alimentaria, energética, ecológica…Acabando pues con toda injusticia de precios, con la dictadura de la oferta-demanda del mercado, del proteccionismo, de la modificación artificial de precios (el conocido como “dumping”), etc.

Un sistema tributario internacional, una hacienda mundial, donde contribuyan más los que más tienen. Eso es, las rentas y patrimonios más altos, el capital, las empresas multinacionales y las corporaciones financieras-bancarias; con sus operaciones, movimientos de capitales, financieros, etc. que se deben gravar. En esta línea, se debe poner fin a los paraísos fiscales y demás fraudes tributarios. Un estado social global de derecho-s, con sus servicios públicos o sociales. Asegurando la suficiencia y universalidad, igualdad y calidad de: una renta básica e incondicional para todas las personas; la cultura y la educación; la sanidad y los medicamentos; la vivienda, los transportes u otros equipamientos e infraestructuras básicas.

Un desarrollo ecológico y pacífico, con una economía y consumo justo, responsable, con otro modelo de desarrollo sostenible, con unas energías limpias y renovables. Frente el crecimiento productivista, consumista e insostenible, la contaminación, el esquilmar las tierras y el resto de destrucción ecológica; contra las lacras de las guerras e industrias militares, la cultura de muerte de los armamentos o armas que las hacen posible y que son un negocio de destrucción. En este sentido, se trata de acabar con el gasto militar y que se destine al desarrollo de los pueblos, lo que contribuiría a erradicar la pobreza en el mundo. Lo que hemos analizado hasta aquí, nos lo muestran los estudios sociales e informes de todo tipo, incluidos los realizados por la iglesia, y revelan que es posible y necesario otro mundo más humano, más justo, y por lo tanto hay que mantener la esperanza en la lucha por la paz y la justicia con los pobres de la tierra.
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