Ave María



¡Feliz sábado y feliz fin de semana! Espero que lo disfrutes como se merece y que descanses si te es posible. Yo creo que el sencillo canto del ave maría es quizá uno de los más puestos en música a lo largo de toda la historia. Hoy recurro a un compositor que ha aparecido por aquí alguna que otra vez y seguro que no lo asociarías con este tipo de música. Pero muchas veces los compositores nos sorprenden con estas pequeñas maravillas que nos hacen caer en la cuenta de lo afortunados que somos teniéndoles.

Está hoy aquí con nosotros Heitor Villa-Lobos (1887-1959), compositor brasileño nacido en Río de Janeiro. Precisamente estamos acostumbrados a sus ritmos seductores, ese nacionalismo tan característicos y su original instrumentación. Su formación la realizó en gran parte de forma autodidacta y consiguió un estilo muy personal y casi independiente. Su padre le enseñó a tocar el chelo, la viola y la guitarra, lo cual se aprecia en sus primeras obras. Pronto se sintió muy cómodo con los músicos locales y disfrutaba escuchándolos por las calles de Río de Janeiro. Viajó mucho por Brasil y se empapó de las influencias nacionales y caribeñas. Vio la necesidad de formarse de forma más seria pero no terminaba de adaptarse a las clases. En la década de 1920 lo vemos en París y allí tuvo oportunidad de convertir su música en internacional. Era un compositor muy apreciado que incluso llegó a colaborar activamente con la música popular de su país, creando la Academia de Música Brasileña.

Para coro compuso su Ave Maria en el año 1932. El maestro compone una obra muy serena, sin demasiado lugar para el contrapunto y en la que la armonía está perfectamente controlada y sin muchas disonancias. De hecho las voces casi evolucionan de forma paralela durante todo el tiempo y lo hacen además de forma bastante contenida. Solo en el momento en que se habla del nacimiento de Jesús se agitan algo más para serenarse luego hasta un luminoso amén final, de lo más emocionante.

La partitura de la pieza puedes descargarla aquí.

La interpretación es del Coro de Cámara de Bruselas dirigido por Helen Cassano.

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