Cantando sin palabras

Canción sin palabras, op. 109, Mendelssohn

¡Feliz miércoles! Las palabras del título pueden parecer un contrasentido pero lo cierto es que no lo son. Los músicos y las formas musicales dan para tanto que, en este caso, una canción que no tenga letra no es demasiado problemas. Además, en el caso de que un compositor tan de campanillas como hoy, el resultado es una obra maestra que en ningún caso nos hace acordarnos de la voz.

Felix Mendelssohn

Primero, quedémonos en compañía de Felix Mendelssohn (1809-1847), compositor alemán nacido en Hamburgo. Su familia acomodada le permitió dedicarse a la música sin ningún tipo de preocupaciones y, como resultado de ello, podemos disfrutar de un niño prodigio que muchos equiparan a Mozart. Con la influencia que tenía en casi todos los aspectos no tuvo demasiado problema para instalarse entre ellos, haciendo las delicias de todos. Tras una gira con Moscheles como pianista, fue director musical en Düsseldorf. Cesó en el puesto y en 1835 ocupó el de director de la Gewandhaus de Leipzig. Su actividad como director era cada vez más intensa y ello le llevó a viajar demostrando su arte por buena parte de Europa. A pesar de su juventud compuso en casi todos los géneros, siempre con gran éxito.

Escuchemos su Lied ohne Worte, op. 109, obra para chelo y piano. Fue compuesta en 1845 pero publicada póstumamente y dentro de una serie de canciones sin palabras que empezaría a componer en 1830. El lirismo recorre la composición de principio a fin y el chelo canta de una forma tan mágica que para nada necesitamos acordarnos de la voz. Está dedicada a la señorita Lise Christiani, chelista que dio varios conciertos en Leipzig y que pudo encargarle la composición. Es la única en su género compuesta para dos instrumentos. El tema es perfectamente reconocible y está lleno de elegancia con ese acorde descendente tan característico. Tras una segunda parte, la obra termina con una versión modificada del tema inicial.

La partitura de la composición puedes descargarla aquí.

La interpretación es de Iris du Pré (piano) y Jacqueline du Pré (chelo).

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