¡Feliz sábado! Siempre es agradable traer a un maestro nuevo por estos lares. El de hoy nos va a ofrecer una bella composición dedicada a la Virgen, como es costumbre en este humilde blog cada sábado. A veces no resulta fácil hallar nuevas obras para traerte pero de vez en cuando aparecen joyas como las de hoy. Prepárate para disfrutar con sus mágicos sonidos que seguramente te harán pasar un buen rato y, por qué no, lo mismo hasta decides repetir.
Esos sonidos son de Pierre Villette (1926-1998), compositor francés nacido en Duclair. Es un maestro contemporáneo de, por ejemplo, Pierre Boulez pero su música es menos radical que la de este. Decidió dirigir su música hacia las épocas antiguas porque no estaba demasiado a gusto con las nuevas técnicas de composición. En sus obras hallamos armonías que recuerdan a las de Messiaen o Poulenc y sus influencias más acusadas provienen de Debussy y Fauré, a quienes admiraba. Stravinsky también sobrevuela muchas de sus obras y su forma de componer ha sido calificada como «espiritual y sensual». Como Messiaen, también su música está enclavada dentro de su fe de ahí que la gran mayoría de piezas por él compuestas fueran religiosas. Su actividad docente también fue muy intensa ya que trabajó en los conservatorios de Besançon y Aix-en-Provence. Sus estudiantes le recuerdan como un hombre amable y volcado en sus clases y en la enseñanza. Su labor también fue mejorar las instalaciones del conservatorio al igual que engrandecer la vida musical de esa ciudad francesa. Muchas de sus obras fueron estrenadas por sus discípulas pero otras se han hecho famosas entre diversos coros.
Hoy te traigo su Hymne à la Vierge, obra para coro compuesta en los alrededores de 1954. Está dedicada a Josette, quien sería su futura esposa. La melodía se presenta de forma sencilla en las sopranos mientras que las otras voces arropan a este himno con una bella armonía y unos cromatismos que se hacen más acusados en la parte final de la composición. Las palabras son de Roland Bouhéret y su homofonía la hace aún más atractiva si cabe llegando a un final en forma de coda de cuatro compases que es una maravilla.
La interpretación es de Maîtrise de l'Académie Vocale de Paris.