Passacaglia y Fuga



Este título seguro que te lleva ya a saber a qué autor vamos a dedicar hoy unos minutos... O, mejor: quién nos va a regalar hoy unos minutos para deleitarnos nuestros sentidos. Su bella música, en este caso para órgano, nos maravilla siempre. De hecho, nos maravilló ayer con una de sus fabulosas cantatas. Efectivamente, es Johann Sebastian Bach.

Se puede decir tanto de Johann Sebastian Bach (1685-1750), que se necesita una biblioteca entera para libros sobre él. Su reputación como organista creció desde sus días en Weimar. Fue invitado a tocar el instrumento de la iglesia de San Bonifacio en Arnstadt, a unos 40 km de distancia. Visitó Lübeck para escuchar a Buxtehude pero en su puesto las nuevas ideas de este maestro no fueron muy aceptadas y Bach decidió marcharse a Mühlhausen; era 1707. La técnica de Bach era verdaderamente asombrosa, inigualable. Era tan virtuoso con el pedal que se decía que era capaz de tocar más rápido con los pies melodías que otros tocaría con las manos más lentos. Ya te he comentado varias veces que cuando Bach murió (y cuando vivía) era conocido más como un organista fuera de serie que como un compositor de obras maestras.

No es de extrañar que un fabuloso organista compusiese fabulosas obras para este instrumento. Hoy te traigo una de las más conocidas: la Passacaglia y Fuga en do menor, BWV 582. Una passacaglia es una serie de variaciones construidas sobre un bajo fijo que se va repitiendo. En el caso de esta obra, se trata de un bajo de ocho compases enunciado por el pedal, que parece ser que procede de un libro de obras para órgano del francés André Raison. Sobre ese bajo Bach compone veinte variaciones a las que le sucede una fuga. Esta aparece sin interrupción y se trata de una fuga doble, es decir, con dos sujetos que suenan simultáneamente, a los que le siguen los dos contrasujetos de forma inmediata. Son artificios contrapuntísticos pero que dan lugar a una obra maravillosa. Robert Schumann dijo de ella que "las variaciones están entremezcladas de forma tan ingeniosa que nunca dejan de maravillarnos".

La partitura de la obra puedes descargarla aquí.

La interpretación que te ofrezco es la de Hans-Andre Stamm en el órgano Trost de la Stadtkirche de Waltershausen.

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