Tú eres Pedro



¡Feliz jueves! Ya poco a poco la semana va tocando a su fin. Espero que te haya ido bien. Hoy celebramos la fiesta de la cátedra de san Pedro sobre quien está fundada y fundamentada la Iglesia Católica. Por ello te traigo hoy música relacionada con este día. He querido recurrir hoy a la música de un maestro que para mí era desconocido hasta que descubrí esta obra que solo puede calificarse de poderosa. Por su concepción, por su escritura y por el instrumento para la que está compuesta.

Te presento a Henri Mulet (1878-1967), compositor francés nacido en París. Además de compositor era un extraordinario organista. Sin embargo, empezó estudiando chelo y luego armonía. En el conservatorio de la capital sus profesores de órgano fueron Widor y Guilmant. Cuando quedó probada su valía a los teclados y pedalero de órgano comenzó una sucesión de puestos en diversas iglesias: St Pierre-de-Montrouge, St Eustache, Ste Marie des Batignolles, St Roch y St Philippe du Roule. Su carrera como organista fue combinada con la de profesor pero la ruina económica lo apartó de la capital; terminó como organista de la catedral de Draguignan, donde murió. Era un especialista en el órgano sinfónico para el que compuso una parte importante de su producción. Sin embargo, se oponía a las nuevas modas que aparecían en los instrumentos, como las gambas y la voz celeste, los trémolos y los grandes acoplamientos. Su armonía es rica y están enraizadas en el posromanticismo.

Una de sus obras más interpretadas (aunque en general ha caído en el olvido) es Esquisses byzantines, compuestos entre 1914 y 1919. Su décima y última parte se titula Tu es petra et portae inferi non praevalebunt adversus te (texto que tiene una errata con la edición latina de la Biblia puesto que debe ser «petrus». La obra no se corresponde con ningún nombramiento ni lleva dedicatoria excepto que Mulet anota «En mémoire de la Basilique du Sacré-Coeur de Montmartre 1914–1919»; la basílica está construida en estilo bizantino. El propio maestro describió la pieza como un carillón aunque en realidad es una típica tocata para órgano sinfónico francés, con sonidos chispeantes en los teclados y poderosos en los pedales. Una obra que por su espectacularidad está en el repertorio de los organistas más hábiles.

La partitura de la pieza puedes conseguirla aquí (página 49).

La interpretación es de Stephen Tharp al órgano de la Catedral de San Patricio.

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