Sonata de primavera

Sonata primavera, Beethoven

¡Feliz lunes! El año Beethoven sigue poco a poco avanzando (el tiempo no perdona y siempre fluye en la misma dirección, ya sabes) y aquí vamos a seguir escuchando una obra suya cada dos semanas, es decir, dos veces al mes. El maestro tiene muchas composiciones famosas y creo que la de hoy lo es, a pesar de que no sea de las más escuchadas suyas. Es una pena porque, como vamos a ver, es un verdadero prodigio de composición.

L. van Beethoven

Se trata, claro está, de una obra de Ludwig van Beethoven (1770-1827), compositor alemán nacido en Bonn. Ya desde pequeño mostró un carácter irascible y taciturno. Sus familiares y su entorno más cercano veía eso como algo exótico y comenzaron a apodarlo der Spagnol, es decir, «el español». Su padre lo sacó de la escuela (porque decía que no aprendía nada) y se dedicó prácticamente a la música. En 1781 comenzó a estudiar con Christian Gottlob Neefe y en 1783 se publicó la que era la primera obra de Beethoven, con la siguiente dedicatoria: Variaciones para el clave sobre una marcha del sr. Dresler, compuestas y dedicadas a su excelencia la señora condesa de Wolfmetternich, nacida baronesa de Asseourg, por el joven aficionado Louis van Betthoven, de diez años de edad. Si bien es una obra algo convencional, nos muestra ya cuál era el talento de Beethoven y cuánto había apostado por él su maestro Neefe, verdadero artífice de esta publicación.

Vamos a escuchar la Sonata para violín y piano n.º 5 en fa mayor, op. 24, que lleva el subtítulo de «Primavera». Fue compuesta en 1801 y ya en ella Beethoven muestra cuál era el estilo de su segunda época, que aún mantiene ciertas caracteríasicas del clasicismo, como los temas agradables y las texturas transperentes, aunque el vigor y ciertos elementos armónicos nos hacen descubrir ya el espíritu romántico. Con todo esos ingredientes, el de Bonn compuso su más famosa composición para violín y piano. El tema inicial del primer movimiento (Allegro) está lleno de ese espíritu primaveral del que la sonata toma su apodo. En el segundo (Adagio molto espressivo), el carácter lírico nos hace adelantarnos en el tiempo hasta encontrarnos con Schubert. De todas las sonatas para los dos instrumentos, esta es la única que tiene cuatro movimientos. El tercero (Scherzo: allegro molto), brevísimo, sirve de un perfecto puente con el último (Rondo: allegro ma non troppo), en forma de rondó, que pone un punto final ideal a la obra.

La partitura de la composición puedes descargarla aquí.

La interpretación es la de David Oistrakh (violín) y Lev Oborin (piano).

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