Cardenal Castillo, con usted queremos renovar nuestro compromiso de ser Iglesia viva que testimonie la comunión y la fraternidad. Gracias por venir a nuestra casa, a esta tierra generosa del norte peruano, la ciudad de la amistad, que lo recibe con los brazos abiertos MONSEÑOR EDINSON FARFÁN
Durante su homilía, el Primado del Perú, aludiendo a la primera lectura del libro del Génesis (18, 1-10a), recordó que «sin hospitalidad, no hay humanidad». En ese sentido, la actitud hospitalaria del pueblo chiclayano es un buen ejemplo de cómo podemos expresar nuestra fe cristiana, siempre dispuestos a acoger y resolver los problemas juntos, en comunidad.
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El evangelio de Lucas (10,38-42) da cuenta de cuáles son las prioridades de dos hermanas, Marta y María. La primera estaba afanada en el quehacer del hogar; la segunda, en cambio, se mostró atenta a escuchar la palabra del Señor. En torno a este pasaje, el arzobispo de Lima explicó que «el centro de la fe radica en nuestra conversación con Dios y los demás, no en la desesperación por lo secundario».

Mientras que Marta cree que se acoge haciendo muchas cosas; María toma una actitud distinta: escucha, deja los ritos de preparación y pone atención al mensaje de fondo. El modo en que Marta interpreta su misión nos enseña a no detenernos en lo superficial. «Debemos conocer a Jesús dialogando con los evangelios, que están presentes y nosotros los aplicamos en nuestra vida diaria».
El Cardenal Castillo sostuvo que, sin la experiencia de conversar y escucharnos, la Iglesia se estanca, se reduce a una especie de adoctrinamiento en donde solo hay preguntas y respuestas absolutas, sin dejar espacio a la novedad que nos trae el Señor. «El Otro nos contagia y juntos aprendemos a ser amigos. Eso es algo que Robert Prevost aprendió mucho de ustedes», recalcó.
El Papa León XIV nos recuerda que la doctrina es fundamental porque resume el pensamiento de la Iglesia, pero el adoctrinamiento forma personas en serie, sin capacidad crítica. Este tipo de educación es pernicioso porque no permite la fluidez de la relación y el crecimiento
Por lo tanto, la mejor manera de formar comunidad cristiana es compartiendo el Evangelio, saboreándolo a partir del encuentro con el Otro, porque el Señor «se ha revelado en nuestra historia como un ser humano normal, común y corriente, pero con la grandeza de humanidad que viene de la divinidad. Y para eso hay siempre que estar en diálogo y confrontarse con Él».
Carpeta del cónclave
En otro momento, el arzobispo de Lima compartió algunas anécdotas de lo vivido en el cónclave con más cardenales en la historia de la Iglesia. El Prelado calificó la elección del Papa León XIV como un «milagro», ya que el nombre de Robert Prevost no figuraba como uno de los candidatos:
«Cuando comienza a aparecer su nombre todos nos quedamos sorprendidos, ya que nunca hubo acuerdo alguno, ni amarres. Entonces, fue ahí que empezamos a meditar y uno de nosotros, latinoamericano, sin duda, dijo: “¡Es Francisco! Que está diciéndole al Espíritu Santo que sople, que sople…”. Y así nos fuimos a dormir esa primera noche», relató.

«Al día siguiente – prosiguió el cardenal – vimos cómo se dio ese milagro en medio de un clima espiritual, de respeto y agradecimiento a Dios. Todos hemos sentido que nos fuimos convenciendo mutuamente del bien común de la Iglesia»