Carta abierta del Consejo de redacción de la revista L’Agulla a los obispos españoles "Apreciado señor obispo: es tiempo para la ordenación presbiteral de hombres casados"

Ignacio Puente y su familia
Ignacio Puente y su familia

"Todos somos conscientes de que las formas y estructuras con las que antes se organizaba la Iglesia resultan actualmente muy difíciles de mantener en pie. Y el signo más visible de ello es, sin duda, la falta de sacerdotes para poder llevar a cabo las tareas que según dichas estructuras tenían confiadas"

"Junto con esta falta de sacerdotes, vemos igualmente que no hay ningún indicio real de que esta situación pueda revertirse con la ordenación de nuevos sacerdotes jóvenes que  se sientan llamados a impulsar la necesaria revitalización pastoral que nuestra Iglesia necesita"

"Somos muy conscientes de que habrá sectores eclesiales a los que no les parecerá bien la decisión de ordenar a hombres casados, y que ello puede crear algunos desconciertos; pero piense que para evitar estas posibles reacciones adversas no nos podemos permitir que la Iglesia no pueda llevar a cabo con la mayor plenitud posible su misión, y siga languideciendo por falta de valentía de sus pastores para tomar las decisiones adecuada"

Apreciado señor obispo:

Quisiéramos compartir con usted una reflexión que nos parece relevante en el momento actual, a propósito de un tema que desde hace ya un cierto tiempo la comunidad eclesial tiene planteado: la ordenación presbiteral de hombres casados.

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Esta reflexión nos la planteamos, y la queremos compartir con usted y con los demás obispos españoles, movidos por el deseo de que nuestra Iglesia pueda realizar más adecuadamente su misión, y nuestra fe cristiana pueda ser en el mundo una luz más viva y una llamada más potente para atraer a nuestros hermanos y hermanas a la buena noticia de Jesucristo. Los que firmamos esta carta somos los miembros de la redacción de la  revista digital “L’Agulla”, una revista que pretende promover una Iglesia y una fe atentas a la realidad de nuestro mundo y deseosas de una transformación social al servicio de la justicia y la igualdad.

8000 sacerdotes casados solo en España
8000 sacerdotes casados solo en España

Todos somos conscientes de que las formas y estructuras con las que antes se organizaba la Iglesia resultan actualmente muy difíciles de mantener en pie. Y el signo más visible de ello es, sin duda, la falta de sacerdotes para poder llevar a cabo las tareas que según dichas estructuras tenían confiadas, la primera de las cuales es, obviamente, posibilitar que todos los cristianos y cristianas puedan participar fácilmente de la Eucaristía dominical, sea en los pueblos pequeños sea en las grandes ciudades. Actualmente, cada vez resulta más difícil que haya suficientes sacerdotes para llegar a todas partes. Y además, la poca cantidad de sacerdotes provoca que tengan el tiempo ocupado por la necesidad de multiplicarse en las celebraciones de la Eucaristía y los demás sacramentos, y no puedan dedicarse a otra labor presbiteral básica: la potenciación y animación de la comunidad cristiana, hablando con la gente, creando grupos, procurando atraer a personas quizás alejadas, prestando atención a los jóvenes, pensando colectivamente nuevos proyectos vitalizadores.

Revista L'Agulla

Junto con esta falta de sacerdotes, vemos igualmente que no hay ningún indicio real de que esta situación pueda revertirse con la ordenación de nuevos sacerdotes jóvenes que  se sientan llamados a impulsar la necesaria revitalización pastoral que nuestra Iglesia necesita. Todo parece indicar, en efecto, que la forma que el Concilio de Trento puso en marcha para asegurar la formación de nuevos sacerdotes ha quedado ya agotada, y con ella ha quedado agotada también la estructura eclesial sostenida por la red de sacerdotes que de ahí surgía.

Es necesario, por tanto, crear una nueva estructura. No basta intentar resolver la situación promoviendo que los laicos y laicas se responsabilicen de más tareas eclesiales. Esta mayor responsabilización es necesaria, desde luego, pero no es suficiente. En primer lugar, porque la misión de presidir la Eucaristía, que es básica en la vida de la Iglesia, seguiría sin poderse realizar adecuadamente, y seguiría el descenso de este aspecto fundamental de su identidad. Y segundo, porque los sacerdotes, que serían cada vez menos, quedarían tan absorbidos por las celebraciones sacramentales que no podrían realizar la otra labor que también les corresponde, la del contacto con el pueblo cristiano, de modo que terminarían siendo unos meros funcionarios del culto.

Celibato
Celibato

Lo que necesitamos, creemos nosotros y sabemos positivamente que también lo creen muchos otros cristianos y cristianas, es poner en marcha una nueva dinámica estructural, con un número amplio y suficiente de sacerdotes, convenientemente coordinados con laicas y laicos activos que se planteen conjuntamente y con ganas la revitalización eclesial de la que estamos hablando y no se conformen con ir alargando la situación actual simplemente con algunos retoques.

Por todo ello, apreciado señor obispo, le escribimos esta carta, a usted y a todos los demás obispos españoles, para pedirle que, por el bien de la Iglesia, contribuya a hacer posible un cambio en la estructura eclesial que se concrete  en la ordenación presbiteral de hombres casados. Háblenlo entre ustedes, y animen al nuevo papa León XIV a promover  este cambio.

Es cierto que la ordenación de hombres casados no resolvería por sí sola las actuales problemáticas eclesiales, pero sí estamos seguros de que podría ayudar mucho. Las  problemáticas eclesiales del momento presente tienen causas interconectadas. Y, para intentar superarlas, habrá que activar dinamismos igualmente interconectados, que van desde la potenciación de una fe más sólida y al mismo tiempo más cercana a la vida, al replanteamiento de los ministerios eclesiales, un replanteamiento en el que hay que incluir de forma destacada, sin duda, una profunda y seria revisión del papel que les corresponde a las mujeres. Todo ello, junto, impulsaría la revitalización eclesial que todos deseamos.

Y también queremos decir que somos muy conscientes de que habrá sectores eclesiales a los que no les parecerá bien la decisión de ordenar a hombres casados, y que ello puede crear algunos desconciertos; pero piense que para evitar estas posibles reacciones adversas no nos podemos permitir que la Iglesia no pueda llevar a cabo con la mayor plenitud posible su misión, y siga languideciendo por falta de valentía de sus pastores para tomar las decisiones adecuadas.

Cuente con nosotros para todo lo que considere oportuno.

Con la fe y la esperanza que nos vienen de Jesucristo y de su Espíritu Santo, reciba un saludo cordial.

Consejo de redacción de la revista L’Agulla

agulla.revista@gmail.com

Maria Antònia Bogónez, Salva Clarós, Andrea Corres, Albert Farriol, Maria Guarch, Quiteria Guirao, Maria-Josep Hernàndez, Tere Jorge, Josep Lligadas, Josep Pascual, Mercè Solé

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