"Dime cómo rezas y te diré en qué Dios crees" Aportación de la JOC a la Teología: Impulsar este legado haría más fácil sacar adelante una Sinodalidad de verdad

"Con motivo de la celebración del centenario de la JOC (juventud obrera católica) hemos dedicado una mañana de nuestras celebraciones teológicas en Montesclaros a celebrar y recordar las aportaciones de esta organización cristiana a una teología más pegada a la realidad y a una forma más comunitaria de vivir la iglesia"
"Yves Congar afirma que no se habría producido el cambio de orientación en la teología, que se abre camino a partir del Concilio, sin grupos como la JOC y su método de la Revisión de Vida"
"Que sean estos grupos de Iglesia los que marcan la marcha de la Iglesia o se potencien otros grupos más jerarcocentristas inclina la balanza hacia una forma u otra de ser Iglesia"
"Recoger y potenciar, a los cien años del nacimiento de la JOC, este legado haría mucho más fácil sacar adelante una Sinodalidad de verdad"
"Que sean estos grupos de Iglesia los que marcan la marcha de la Iglesia o se potencien otros grupos más jerarcocentristas inclina la balanza hacia una forma u otra de ser Iglesia"
"Recoger y potenciar, a los cien años del nacimiento de la JOC, este legado haría mucho más fácil sacar adelante una Sinodalidad de verdad"
| Avelino Seco Muñoz
Con motivo de la celebración del centenario de la JOC (juventud obrera católica) hemos dedicado una mañana de nuestras celebraciones teológicas en Montesclaros a celebrar y recordar las aportaciones de esta organización cristiana a una teología más pegada a la realidad y a una forma más comunitaria de vivir la iglesia.
Voy a partir de una afirmación que hace el gran teólogo Yves Congar, teólogo sospechoso de “modernismo” en un principio y, después, rehabilitado por Juan XXIII, a quien llama como asesor del Concilio. Él afirma que no se habría producido el cambio de orientación en la teología, que se abre camino a partir del Concilio, sin grupos como la JOC y su método de la Revisión de Vida.
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"Yves Congar afirma que no se habría producido el cambio de orientación en la teología, que se abre camino a partir del Concilio, sin grupos como la JOC y su método de la Revisión de Vida"

Y para completar este punto de partida voy a fijarme en la imagen que se tiene de Dios a partir de la oración que se hace en la JOC. “Dime cómo rezas y te diré en qué Dios crees”. Nuestra manera de relacionarnos con Dios, de hacer oración, nos muestra la idea que tenemos sobre Dios. Recuerdo perfectamente la oración a Jesús obrero que se hacía y que, todavía, sigo haciendo con frecuencia. Recojo algunas frases:
“Te ofrecemos nuestro día, nuestros trabajos, nuestras luchas, nuestras alegrías y nuestras penas
Concédenos pensar como tú, trabajar contigo, vivir en tí
Que tu Reino sea un hecho en las fábricas, en los talleres, en las oficinas y en nuestras casas
Que los obreros que han muerto en el campo de honor del trabajo y la lucha descansen en paz”
Un Dios cercano a nuestras vidas, que recoge nuestros afanes, un Jesús a quien se quiere imitar, pensando y trabajando como Él. Se desea que su Reino, lo que Dios desea, se refleje en las fábricas y en nuestras casas. Se les desea paz a los que han muerto en la lucha o en el campo de honor del trabajo. Se reza a un Dios que no es un tapagujeros y a quien pedimos nos solucione todo, sino al Dios que nos presenta Jesús a quien se quiere imitar y seguir, un Dios a quien damos gloria cuando hacemos que las personas vivan con dignidad. Es un honor la lucha y el trabajo y por eso se desea el descanso en paz para los trabajadores. Un Dios que, en palabras del teólogo Torres Queiruga, no es intervencionista, no es un mago que nos resuelve los problemas, ni un tapagujeros. Él deja la vida y el mundo en nuestras manos; es un Dios intencionista, nos impulsa a transformar nuestra vida y el mundo que habitamos.
Podríamos resumir lo nuclear de la fe que se intenta vivir en la JOC con unas palabras de Eugenio Royo, militante desde el año 1947 y que fue, después, presidente de la JOC. Él, en un libro titulado: Acción Militante y Revisión de vida (1964) decía: “Uno que realiza la revisión de vida está haciendo continuamente un doble acto de fe humanista y sobrenatural: Creo en Dios, creo en el hombre. Y, al mismo tiempo, un acto de esperanza y caridad: Espero en Dios, espero en los hombres. Amo a Dios, amo a los hombres”

Esteencontrarme con Dios y descubrirle a partir de la vida, ligado a las personas, va a revolucionar la manera de hacer teología. Encuentro a Dios en la espesura de la vida.
La siguiente afirmación del teólogo Juan José Tamayo resume una de las grandes aportaciones, si no la principal, de la JOC: “Los jocistas supieron leer, reflexionar e historificar la palabra de Dios -esto es la teología- en clave histórica, tal como fue escrita” (Tamayo: Fe cristiana y clase obrera. Historia, pedagogía y teología de la JOC. 1976)
Se pasa de la experiencia de vida a la formulación teológica, de la vivencia de sentirse acompañados y salvados por Dios a la verbalización de esa experiencia. La Revisión de Vida es un continuo mirar los acontecimientos cotidianos para experimentar el paso de Dios y escuchar las llamadas que nos hace desde la vida para ser mediadores de salvación de personas y ambientes.
La JOC se ve reflejada perfectamente en unas palabras de Pablo VI en una de sus grandes encíclicas “Populorum Progressio”, número 13, cuando dice de la Iglesia: “Viviendo en la historia, ella debe escrutar a fondo los signos de los tiempos e interpretarlos a la luz del Evangelio. Tomando parte en las mejores aspiraciones de los hombres y sufriendo al no verlas satisfechas, desea ayudarles a conseguir su pleno desarrollo”
Resumo así las convicciones fundamentales de Cardijn, fundador de la JOC:
-Un Dios que tiene un plan de fraternidad y amor universal para todas las personas, que quiere que venga a nosotros su Reino, un Reino que hemos de acoger y extender. Ese reino hemos de descubrirlo en la espesura de la vida, que es donde encontramos a Dios.
-Un Jesús, Dios encarnado, que nos manifiesta el verdadero rostro de Dios e inaugura una nueva humanidad uniendo cielo y tierra, Dios y hombre, natural y sobrenatural. (Esto lo refleja bien el texto citado de E. Royo).

-Unos compañeros, con los que estamos, que tienen un valor que no depende de su posición social, de lo que tienen o aportan, son un valor absoluto: la dignidad de ser hijos de Dios. Una dignidad que hemos de ayudar a que la descubra cada persona y que hemos de defender contra todos los que quieren pisotearla.
-Un mundo complejo. Acercarse a la realidad exige de nosotros pasar de la ingenuidad mágica que piensa que todo es inmutable, que las cosas son como son y no hay porque cambiarlas, a tener una conciencia crítica que nos la hace ver con toda su complejidad y nos llama a su transformación. Una realidad en la que vivimos y que es el lugar donde nos encontramos con Dios.
La gran intuición que tiene Cardijn es que el camino educativo debe adentrarnos en el corazón de cada joven obrero que puede llegar a ser transformador de una realidad que no responde a los planes de Dios.
Aportación a la teología de la liberación
Una aportación de la JOC a la reflexión teológica ha sido sucapacidad de experienciar la opresión, de oír los gritos de los que anhelan vivir con dignidad y de relacionar los avances liberadores de cada joven obrero y del movimiento obrero dentro de la historia de la liberación definitiva de Dios. Esta forma de entender a la persona y la voluntad de Dios es un preludio de la Teología de la Liberación. La opresión que vive el mundo obrero da lugar a una reflexión sobre la teología de la cruz: los sufrientes, los crucificados son un lugar teológico de encuentro con Dios. No se queda en el sufrimiento del viernes santo, sino que recoge la esperanza de la Pascua de Cristo vencedor de la muerte. En este sentido es muy significativo un texto que aparece en el Boletín para dirigentes del año 1950:
“También la clase obrera ha permanecido sepultada y ha resucitado con Cristo (…) Levantada la losa del sepulcro, de la tumba apisonada por tantos años de relegado olvido y de premeditada injusticia, ya surge la aurora de un nuevo entendimiento para las privaciones de los trabajadores” (JOC, 1950, 5 boletín de dirigentes nº 4)
Va surgiendo una teología política, de las complejas realidades temporales que va sacando consecuencias del ser social que es el hombre y del influjo de las estructuras sociales y económicas a la hora de poder vivir con dignidad. Así se llegará a hablar de “pecado estructural” y de “caridad política”.

Aportación a una nueva concepción de Iglesia superando el clericalismo
Luis Fernando Crespo en un libro sobre la revisión de Vida dice estas palabras: “La Revisión de Vida realizada en un grupo cristiano supone también una manera de entenderse como Iglesia y de plantear su presencia en el mundo” (Revisión de Vida y seguimiento de Jesús, 2005, 57)
Se entiende, en sintonía con el Vaticano II, la Iglesia como pueblo de Dios que camina en solidaridad con toda la humanidad. Los jocistas intentan ser Iglesia en el mundo obrero y mundo obrero en la Iglesia, como pueblo de Dios se sienten todos protagonistas, cada uno tiene su papel en el grupo. Lo importante es que todos estén pendientes del único maestro: Cristo. Así se supera la peligrosa separación entre una iglesia que enseña desde arriba y otra que aprende y obedece, entre el clero y los seglares. Es una escuela donde se aprende a superar el clericalismo. El centro no es la Iglesia, esta es un medio para acercarnos al Dios que nos muestra Jesús de Nazaret que nos considera sus hijos y con una dignidad sin condiciones de raza, sexo o condición social.
El Concilio rompe una forma de entender la Iglesia teniendo como centro la organización jerárquica al poner en el centro el Pueblo de Dios. Frente al verticalismo que organizaba la Iglesia según este orden: Cristo, apóstoles, obispos, sacerdotes y, en último lugar, fieles cristiano, con una dependencia del inferior con respecto al superior, surge una concepción de la Iglesia en la que todos son convocados por su bautismo a ser pueblo de Dios en marcha teniendo como referencia constante a Cristo y al Espíritu que se nos envía a todos.
La organización de la JOC responde a este esquema comunitario y, antes de ser recogido por el Concilio, ya se había hecho experiencia de este concepto de Iglesia en los equipos y en toda su organización.
El núcleo base de la vida del movimiento de JOC es el equipo de militantes y sobre él se nos dice: “Cada equipo de militantes cuenta con un responsable de equipo y otras responsabilidades que crea necesarias y está atendido por un consiliario o animador de la fe” (Identidad de la JOC. Documentos básicos para la identidad de la JOC. Ed. ACE, Madrid 1955, 152) y para ver la implicación de todas las personas en la gestión del movimiento nos dice más adelante: “Las decisiones y orientaciones que afectan colectivamente al movimiento en cada nivel se toman en asamblea o consejo” ( 1955, 153) y más adelante se nos aclara cómo todas las estructuras surgen y están al servicio del movimiento al afirmar que : “El movimiento se dota a sí mismo de estructuras reducidas de responsables y consiliarios para asegurar de manera permanente y constante, tanto la coordinación y sentido del movimiento como su representación y relación externa” (1955, 154)
Que sean estos grupos de Iglesia los que marcan la marcha de la Iglesia o se potencien otros grupos más jerarcocentristas inclina la balanza hacia una forma u otra de ser Iglesia como sucede en la actualidad. La verdad es que lo que se ha potenciado son los llamados nuevos movimientos que van en otra dirección. La crisis de estos movimientos, que no tenemos tiempo de analizar ahora, tiene mucho que ver con la orientación que se quiso dar a la Iglesia unos años después de terminar el Concilio, en una etapa de involución, que quiso romper, con dificultades, el fallecido papa Francisco. Recoger y potenciar,a los cien años del nacimiento de la JOC, este legado haría mucho más fácil sacar adelante una Sinodalidad de verdad.

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