Apuesta Iglesia a formarse e informar en el tema Iglesia en México presenta plan para evitar abuso contra menores en parroquias

Con el objetivo de que la parroquia y las áreas eclesiásticas del territorio arquidiocesano se conviertan en un espacio seguro, la Arquidiócesis Primada de México informó sobre la implementación de una serie de acciones para seleccionar al personal que realiza y participa en las diversas actividades que se llevan a cabo, a fin de evitar que se presenten casos relacionados con las violencias sexuales.
Zaira Rosales Ortega, directora de la Comisión para la Protección de Menores de la Arquidiócesis de México, informó que en 2024 entró en vigor el Plan Preventivo contra las Violencias Sexuales que establece las pautas a seguir para seleccionar a los agentes de pastoral y personal. Se trata de 9 acciones que se deberán implementar para ser una parroquia segura.
Jimena Hernández corresponsal en México
El Plan Preventivo contra las Violencias Sexuales en la Arquidiócesis Primada de México destaca que en los primeros años la Comisión para la Protección de Menores se enfocó en brindar información e impartir cursos de formación a diferentes públicos para destacar la importancia que tiene el intervenir, atender y proteger a los más vulnerables de la Iglesia, los niños y niñas.
El documento establece 9 objetivos que se deben cumplir para hacer de la parroquia un espacio seguro:
- Difundir el Plan Preventivo en todas las Zonas Pastorales de la Arquidiócesis Primada de México.
- Capacitar a clérigos, laicos y miembros de Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica en la prevención de las violencias sexuales en los ambientes eclesiásticos.
- Comprometer a clérigos, laicos y miembros de Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica en la participación constante para la prevención de las violencias sexuales.
- Generar políticas de prevención concretas de las violencias sexuales en los ambientes eclesiásticos.
- Promover ambientes seguros y de buen trato en los ambientes eclesiásticos en el territorio de la Arquidiócesis Primada de México.
- Garantizar la seguridad de niñas, niños, adolescentes y adultos en situación de vulnerabilidad en los espacios eclesiásticos propios de la Arquidiócesis Primada de México.
- Colaborar con las autoridades del Estado mexicano para promover el respeto y cumplimiento de los derechos humanos de las infancias y de los adultos miembros y colaboradores voluntarios o remunerados de esta Iglesia particular.
- Difundir información que permita a todas las personas vinculadas a las actividades evangelizadoras para la correcta orientación a los fieles de la Arquidiócesis de México para la protección, intervención, atención y prevención de violencias sexuales.
- Concientizar a los ministros de culto, los asociados y los representantes de la asociación religiosa, incluyendo al personal que labore, apoye o auxilie de manera remunerada o voluntaria en las actividades religiosas, para que informe de forma inmediata a la autoridad correspondiente la probable comisión de delitos en contra de niñas, niños o adolescentes, en el ejercicio del culto o en las instalaciones, así como a los tutores o a quienes ejerzan la patria potestad de los menores.
Además este Plan Preventivo contiene múltiples herramientas que ayudan a prevenir las violencias sexuales en contra de las niñas, niños y adolescentes, tanto en la familia, como en la Iglesia, que permiten promover espacios libres de dichas violencias, como las siguientes:
- Realizar talleres de sensibilización, formación y capacitación que aborden temas relevantes como los diferentes tipos de violencia (familiar, económica, étnica, social, sexual, bullying, psicológica, de pareja, física y digital) y problemas sociales (negligencia, adicciones, enfermedades, desplazamiento y migración, discriminación, inseguridad, conflictos armados, divorcio y familias disfuncionales)
- Difusión de información que promueva los espacios seguros donde estén presentes niñas, niños y adolescentes, para que la población acceda a comentarios proporcionados por expertos y reflexionen sobre sus realidades concretas.
- Cambios de fondo que ayuden a sanar las heridas generacionales, las formas de educar que se ha repetido de manera inconsciente, las formas de crianzas que dañan profundamente a las personas y merman cada aspecto en el que se pueden desarrollar.
- Establecer una confianza lúcida que permita que una relación humana o institucional se dé en total transparencia, con claridad en las intenciones, con respeto, responsabilidad y dignificación de la persona.
- Disminuir los lugares de riesgo. Observar los espacios inmuebles o de encuentro para reconocer aquellos aspectos que representarían un riesgo para la integridad de las niñas, niños, adolescentes y adultos en situación de vulnerabilidad, es decir, que impidan ser vigilados, que faciliten un accidente o cualquier otra situación.
- Crear comitivas, códigos de conducta y reglamentos. Se requiere de elementos bien establecidos que guíen el comportamiento de las personas, establezca de manera clara los límites y revise los aspectos particulares del entorno, según corresponda.
- Crear redes de apoyo profesional. Estas pueden estar ligadas a los órganos de la Curia de la Arquidiócesis, quienes tienen contacto con diversos profesionales e instituciones que podrán facilitar la atención apropiada.
- Implementar una correcta educación sexual parental. Brindar una educación sexual formal y científica no es suficiente, ya que la sexualidad no se limita a la fecundación, sino que intervienen sentimientos, cultura, historia, sociedad, familia y vínculos afectivos, que no los enseña la ciencia, sino la educación desde el amor, la ternura y la seguridad que ofrece la familia y los vínculos sanos.
Zaira Rosales Ortega, comentó que estas directrices no solo están enfocadas a las violencias sexuales, sino para cualquier otra situación de riesgo o experiencia adversa a las que niñas y niños se puedan ver enfrentados, tanto en las parroquias, como lo que pasa en el contexto en general y cómo la Iglesia puede participar para abrazarlos también y protegerlos.
“Los padres de familia, tutores y cuidadores, son los principales responsables de actuar y prevenir cualquier situación de violencia sexual en contra de los niñas, niños y adolescentes, sin embargo, esta responsabilidad es compartida con cualquier adulto que, aunque sea de manera momentánea, tenga algún tipo de relación con ellos, es decir, entrenadores deportivos, docentes, sacerdotes, agentes de pastoral, autoridades estatales y de la Iglesia, por mencionar algunos”, puntualiza.
Enfatizó que la prevención es la fuerza más formidable, universal y misteriosa, inscrita en el corazón del hombre, capaz de transformar el mundo. Por lo cual, para que la Iglesia sea un espacio seguro, requiere ser sensible ante las necesidades de sus miembros, de tal manera que esté abierta a la escucha, la comunicación, la acogida.
“Para que el Plan Preventivo contra las Violencias Sexuales cumpla con su cometido, se debe informar adecuadamente y formar a personas comprometidas en la lucha contra las violencias sexuales, para que colaboren y a su vez informen adecuadamente a las niñas, niños y adolescentes, proporcionándoles herramientas de autocuidado y espacios eclesiásticos seguros”.