Tras concluir su 125ª Asamblea Plenaria Obispos chilenos: " La convivencia democrática está seriamente dañada"

Obispos chilenos
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La creciente violencia, la degradación de la convivencia social y democrática, el escenario económico vulnerable y un proceso constituyente que no aspira a consensos, son algunos de los aspectos resaltantes en la conversación de Vatican News con monseñor Sergio Pérez, secretario general de la Conferencia episcopal chilena, al final de la Asamblea Plenaria

Los motivos de alegría y esperanza por la Pascua de Resurrección no impiden a los obispos chilenos reconocer los grandes problemas generados por el acontecer social y político del país. Al menos así lo expresan en el mensaje final de su 125ª Asamblea Plenaria, presentado ayer, bajo el título “Esperanzas y preocupaciones en un momento crucial de nuestra patria”. En seis puntos, el documento pone de relieve los problemas más acuciantes del país comenzando por la creciente violencia, la degradación de la convivencia social y democrática, el escenario económico vulnerable y un proceso constituyente que no aspira a consensos, sino a imponer una refundación social y política.

El tiempo de diálogo y de encuentro planteado en el proceso sinodal convocado por el Papa Francisco para toda la Iglesia también ha sido tema de la plenaria del episcopado chileno, que ha anunciado para octubre próximo, la celebración de la III Asamblea Eclesial Nacional. Los avances en la reparación hacia las víctimas de abusos en el seno de la Iglesia y la reapertura de los templos tras la pandemia, están entre los que Vatican News ha tratado en su conversación con monseñor Sergio Pérez de Arce, Obispo de Chillán y Secretario general de la Conferencia episcopal de Chile.

Sergio Pérez de Arce

En el mensaje al final de la Asamblea Plenaria los obispos han abierto con sus preocupaciones sobre la situación del país. ¿Cuáles son estas preocupaciones?

Nos preocupa en este momento una situación de violencia, de agresividad fuerte que hay en el país y que se manifiesta en diferentes expresiones de la delincuencia, por supuesto, en la protesta social, que muchas veces es destructiva, incluso en nuestros colegios. En este momento hay un ambiente de dificultad en la convivencia y tenemos un gran problema en el sur de Chile, en  la Araucanía, zona donde está el pueblo mapuche en gran parte, pero causado por grupos también violentistas que hacen destrucción y, a veces, atentan contra las personas. Por eso, hemos dicho  que no podemos hacer que la violencia sea un modo habitual de convivir, de expresar nuestras demandas y nuestros reclamos, sino que tenemos que cuidar la convivencia democrática, porque ese es el camino que tenemos para resolver nuestras dificultades y buscar acuerdos.

Efectivamente, la idea de llegar al referéndum sobre la nueva Constitución era justamente la de crear un clima de diálogo y de acuerdo nacional, para evitar todas estas protestas y manifestaciones. Sin embargo, vemos que hay distancias. ¿Cómo va este proceso constituyente?

Chile vive una situación social, grave, de crisis desde hace dos o tres años y el proceso constituyente, que está redactando la nueva constitución, ha abierto esperanzas porque pensamos que puede ser un camino para resolver o, más bien, encausar la discusión política y social. Pero tenemos preocupaciones sobre el proceso constituyente, porque en el fondo se ha querido discutir todo. Una constitución es una ley fundamental que tiene que ser más bien breve, con cuestiones fundamentales sobre el sistema jurídico-político, los derechos sociales. En la Constitución que está realizando la constituyente, la tendencia ha sido discutir todo, por eso hemos dicho, nosotros y mucha gente, que se intenta hacer una refundación social y política, incluso cultural que en el fondo está buscando resolver temas que tienen que discutirse más. En ese sentido, estamos preocupados porque la Constitución amarra muchos puntos, muchos temas, en los cuales no hay consenso y, una cosa fundamental de este proceso, es que fuera un proceso que expresara un consenso, un pacto social y político que pudiera conformar a la mayoría del país. Entonces, en este proceso, que todavía está en curso, tenemos serias dudas.

Precisamente, sobre estas dudas, ¿cuáles serían algunos puntos de la Constituyente que podrían ser discutibles?

Hay puntos diversos que se refieren por ejemplo al sistema político. En este sentido, se ha anulado, se ha suprimido, el Senado y está quedando otra estructura. Ahí no hay acuerdo en muchos sectores políticos. Pero más allá de eso, por ejemplo, nosotros tenemos un rechazo grande frente a la posibilidad del aborto, porque hay una norma sobre derechos reproductivos que abre la posibilidad del aborto sin condiciones o con muy poca regulación. Ya hemos dicho, en una declaración anterior, que no podemos aprobar o permitir una norma tan laxa y tan abierta.  También está el tema de la educación y el derecho de los padres a elegir el tipo de educación afectiva-sexual que los hijos tienen que recibir. El Estado tiene que ser un apoyo, pero no entrar en ámbitos que otros grupos intermedios de la sociedad, la familia entre ellos, tienen que resolver por sí mismos.

Obispos de la Conferencia episcopal chilena finalizan su Asamblea Plenaria

Obispos de la Conferencia episcopal chilena finalizan su Asamblea Plenaria

¿A qué se refiere usted, y los obispos cuando hablan de refundación social y política?

Cuando hablamos de la refundación queremos decir eso, que pareciera que todo hay que hacerlo desde cero, que todo hay que hacerlo replanteando muchos aspectos que necesitarían más discusión y más acuerdo. Esto no lo puede resolver un grupo. Por muy democrática que haya sido su elección no lo pude resolver un grupo. Ahora bien, valoramos que hay un plebiscito de salida, porque va a ser la oportunidad de expresar nuestra opinión, todos los ciudadanos. Pero es cierto que en Chile ha sido grande la discusión sobre este carácter refundacional que se le quiere dar a la Constitución.

Usted habla de diálogo, convivencia social, pero también la Iglesia está teniendo un proceso de escucha, de reflexión, convocado por el Papa Francisco con el Sínodo. Sabemos que ustedes en este Asamblea han hablado un poco de cómo va ese proceso sinodal. ¿Cuáles son las exigencias o los puntos cardinales en este proceso de diálogo dentro de la Iglesia?

En Chile, desde antes de la pandemia iniciamos un proceso de discernimiento eclesial a propósito de la crisis de los abusos, que apuntaba a revisar las relaciones al interior de la Iglesia, las relaciones de poder, de cómo constituirnos como pueblo de Dios y las estructuras de participación en la Iglesia. Ese proceso, a pesar de que fue interrumpido con la pandemia, ha seguido y después se sumó el proceso sinodal. En este momento, en las 12 diócesis, la mayoría está haciendo o ha hecho asambleas diocesanas que recogen todo el proceso hecho para mirar la situación actual de la Iglesia y proyectar caminos de futuro. Todo este proceso podrá concluir en octubre próximo con la III Asamblea Nacional, en la que participarán representantes de todas las diócesis. Es un proceso bonito porque estamos planteándonos cómo renovar hoy día la participación y la misión para estar a la altura de lo que el Señor quiere, de lo que nos pide hoy día en este mundo y, obviamente, eso pasa por un camino más sinodal donde el pueblo de Dios en su conjunto se haga responsable de la vida de la Iglesia, por supuesto cada uno aportando sus carismas y sus ministerios.  

Usted mencionó la crisis que tuvo la Iglesia chilena con respecto a los abusos por parte de algunos de sus miembros y qué causó mucho dolor y rechazo entre los fieles. Quisiera saber si en este proceso que lleva la iglesia chilena desde hace algunos años, se ha recuperado la credibilidad, ese querer estar dentro de la iglesia en Chile.

Es una crisis grande que no es de solución corta. Creo que hoy día estamos en una situación un poco mejor que hace tres años, pero, por supuesto, tiene que seguir haciéndose un camino. En ese sentido, la credibilidad todavía nos gustaría que fuera mejor. En las encuestas de opinión todavía aparecemos con una credibilidad baja. Pero más que eso, lo que nos interesa es que, al interior de la Iglesia, la gente se sienta comprometida, participativa y sienta que es su familia. Y este proceso sinodal y de discernimiento eclesial es un instrumento indispensable para avanzar.

Por otro lado, hace poco tiempo, hemos publicado un documento sobre orientaciones para la reparación, porque ya tenemos una estructura para acoger denuncias, caminos de prevención que hemos trabajado en los últimos 10 años. Pero en este último tiempo, hemos avanzado en el ámbito de la reparación, de tener criterios, orientación y estructuras para acompañar a las víctimas en su proceso de reparación. En esta Asamblea Plenaria se informado de mesas asesoras para abordar diferentes temas relacionados con los procesos de reparación.

Ya para finalizar, cómo ha sido el regreso a los templos- ¿Cómo ha vivido la Iglesia chilena esta Pascua, después de 2 años de tantas restricciones y tantos problemas con la pandemia?

En Semana Santa vivimos una mayor participación. En general, nuestros templos recuperaron buena parte de la asistencia anterior a la pandemia. Pero también hemos comentado que todavía falta gente que no ha regresado. Todavía echamos de menos una plenitud de participación en nuestra asamblea litúrgica. En ese sentido, tenemos que seguir promoviendo la participación y el compromiso de los cristianos, porque como muchos lados, también hay un secularismo grande que hace que la gente deje muchas veces su participación en la comunidad cristiana Así que hemos recuperado buena parte, estamos contentos por el gozo de la Pascua, pero la tarea de evangelizar sigue presente para llegar a los alejados y para suscitar nuevos creyentes que el Señor nos quiera regalar.

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