El día de los cristianos El octavo día

El último día

Iconos de Pascua: El octavo día 

A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo: «Paz a vosotros». Luego dijo a Tomás: «Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente». Contestó Tomás: «¡Señor mío y Dios mío!». Jesús le dijo: «¿Porque me has visto has creído? Bienaventurados los que crean sin haber visto». (Jn 20, 26-29)                

La Biblia da una interpretación especial a los números: el uno es Dios; el dos, el tú; el tres, la perfección divina; el cuatro, el cosmos; el cinco, la ley; el seis, la creación del hombre; el siete la plenitud; el ocho se interpreta como el número cristiano por excelencia, porque la resurrección de Jesús sucedió el día octavo, a los ocho días del primer día de la semana. 

Si el texto del Génesis desarrolla en siete periodos de tiempo la creación del universo, el día octavo se inaugura con la resurrección de Jesucristo. La Pascua de resurrección se celebra durante una octava. Todos los días tienen la importancia del domingo pascual, como si no corriera el tiempo, por haber llegado ya a la plenitud. 

 A la luz de Pascua todo es diferente, ya nada es igual, todo tiene sentido, hasta la misma muerte queda superada, por la esperanza de nuestra resurrección. Por la luz pascual cabe mirar a la Cruz tal como nos enseñó el Señor cuando subió con sus amigos al monte alto; allí se transfiguró y adelantó el sentido de la Pasión desde la belleza de su rostro y vestidos deslumbrantes, profecía de la Pascua. 

 El arte cristiano ha expresado el significado del día octavo desde muy antiguo; así lo comprobamos en las ruinas del Cafarnaúm, donde se venera la Domus Ecclesiae, la que fuera  casa de Pedro, convertida en lugar sagrado, que se construyó en forma octogonal. En los cimborrios de algunas catedrales, como en la de Burgos, se puede comprobar la clave octogonal. El octógono, el octavario, la octava, el día octavo son expresiones cristianas pascuales. Todo queda abrazado por el primer día de la semana. 

Estamos en el día octavo, en el último día, el día definitivo por el que la vida y la muerte alcanzan un sentido teologal trascendente y esperanzador. Si es verdad que Cristo padeció y que murió como ofrenda total de amor, no debemos verlo como algo irremediable, fatal, sádico y morboso. Los cristianos nos atrevemos a contemplar al Crucificado porque en Él iluminamos nuestra mortalidad y nuestros sufrimientos. 

En medio de tanto dolor como nos está acosando cada día por la pandemia, el creyente tiene la posibilidad de iluminar hasta la misma muerte, y la de tantos seres queridos que nos han precedido y que viven ahora de otra manera, de tal forma que ellos, que han sufrido la muerte como Jesucristo, se convierten en los intercesores junto con Él por toda la humanidad.

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