Pan, emociones y pascua: pensamientos en Jueves Santo

Juan Pablo Espinosa Arce
06 abr 2023 - 15:25

Dice el poeta chileno Efraín Barquero en “El pan con sabor a otros”

“Me acuerdo de ese lugar en un día muy frío

donde una mujer sacó de un horno de barro

como de su propio seno un gran pan

hecho de algo más que de agua y harina

y me lo dio a través del humo y la niebla.

Al verme que yo le agradecía

sin saber cómo decirlo

se frotó una mano con otra impregnadas de algo más

que de harina y ceniza

de su propio abandono.

Hizo ese ademán que hacemos todos

de quien agradece a otro

vuelve más triste al que da.

Y puso sus dos manos entre las mías

como si fueran un pan

que no tiene sabor sino viendo comer a los otros”

Quisiera proponerles meditar en torno al poema de Barquero, que es una verdadera liturgia, un momento sacramental en torno al pan, en torno al pan partido, en torno al ser-pan. Con Barquero quisiera que entráramos en la profundidad del Jueves Santo, el día del pan, el día del pan para otros y de ser pan para otros.

Me acuerdo

Así comienza Barquero su poema.

La memoria, la memoria corporal, la memoria emotiva, la memoria de lo que hemos sido, la memoria de los que han sido con nosotros.

La Pascua de Jesús es la celebración de la memoria. Pablo, en la segunda lectura de este día, dice que él recibió una tradición y que a su vez la transmitió. La pascua, la eucaristía es la celebración de la memoria, de los recuerdos. La pascua judía es, ante todo, el contar y contar lo que YHWH hizo por su pueblo.

Me acuerdo… somos en el recuerdo. El recuerdo nos constituye: somos animales que recuerdan.

Una mujer… el seno… el pan

Efraín Barquero articula su poema en términos femeninos, más bien maternos.

La mujer del poema está pariendo un pan

El horno es un seno, un espacio cálido desde donde se fermenta y crece el pan, la vida de los hijos, la vida de los que están comiendo de ese pan maternal.

El pan es el elemento básico de la cultura: comemos pan, nos gusta el pan, el pan en la mesa es signo de abundancia, incluso si el pan se llegase a botar es preciso besar ese pan antes de descartarlo. El pan es la figura de la familia y de la comunidad por excelencia.

La pascua judía tiene su pan hecho a prisa, sin fermentar.

La pascua cristiana tiene a su pan partido, al pan crucificado, al pan marcado por la muerte y la resurrección.

La pascua incluso es femenina: es el momento de parir el mundo y al hombre nuevo, la historia nueva que nace del útero del Dios del Jueves Santo.

Dios, la mujer, la pascua, las emociones.

Con algo más que agua y harina… algo más que ceniza y agua

El pan tiene una receta: agua, un elemento graso, harina, polvos de hornear, levadura.

Tiene que amasarse o batirse, dejarlo leudar o crecer, ponerlo en el horno y comer.

Poner la masa en el rescoldo, entre las cenizas.

Tiene una ritualidad: hacerlo, ponerlo en la mesa, comerlo.

Ir a comprarlo, pagar, volver y comer

Pedirlo en la calle

Exigirlo como justicia

Comerlo en la Eucaristía

Pero el pan no es simplemente la materialidad del pan, es también pan simbólico. Por ello Barquero dice que el pan de la mujer no es solo la mezcla de la harina con agua, es más: hay una simbolización de los elementos básicos del pan. La pascua es el pan que es más que el pan, la materialidad que es superada por la materialidad, la vida que es excedente, que es más que la vida misma.

Por ello la gracia se va desplazando a través de otras formas

De otras palabras

De más significados que el significado acostumbrado

La Pascua se abre para siempre en el cuerpo-pan del Pan-Cristo

Y puso sus dos manos entre las mías/ como si fueran un pan/ que no tiene sabor sino viendo comer a los otros

Cuerpo, pan, emociones

Manos, días fríos, agradecimientos

La vida tiene emociones y nuestra emotividad es el fundamento de todo lo que somos

Nuestro relato vital es emotivo, da espacio a una narrativa corporal, a un ser-vivido con otros

La pascua tiene de emociones: la alegría del domingo de ramos, la traición y soledad del jueves, la muerte y la injusticia del viernes, el duelo y el silencio del sábado, la conmoción y la transformación del domingo. Podríamos incluso pensar cómo cada día tiene sus emociones y qué emociones es aquella con la cual nos vinculamos de una manera más cercana, más relevante o incluso con cuál nos debemos reconciliar.

El Jesús-pan tiene emociones: llora, teme, sufre.

Nosotros somos emotivos, creados por Dios emotivos.

La Pascua es amor

Tiene que ver con los entrecruces vitales

El pan de la pascua condensa la vida porque el que es PAN (Con mayúsculas) es la VIDA (con mayúsculas).

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