La mística oriental y el reto de la no-dualidad

La mística en las religiones no cristianas: el reto de la no-dualidad. La cábala y el sufismo, la mística hinduista, buddhista y taoísta

Raimon Pannikar escribió con gran acierto que “la historia de la espiritualidad coincide con la historia misma del ser humano”, pues esta espiritualidad es “la dimensión más real y efectiva de la historia humana”, ya que “el verdadero quehacer humano no es tanto hacer guerras, naciones o culturas cuanto hacerse a sí mismo”, y “la espiritualidad señala los caminos y los medios para hacerse realmente” (Espiritualidad hindú. Sanātana dharma). Por eso, en momentos de decadencia de las religiones como es el momento actual, sobre todo en occidente, el deseo de una espiritualidad  iluminadora, salvadora, que sea realmente liberadora y no alienante, vuelve a resurgir con fuerza en los corazones de la gente. Es el deseo de una mística que nos ayude a encontrarnos las persona religiosas de todas las religiones, y las personas no religiosas que buscan vivir con intensidad y honestidad su existencia, en ese “sin lugar” (ou topos) que es a la vez el único lugar real. Como decía el gran poeta sufí Rumi: un lugar “muy cerca, más allá del pensamiento, más allá de los conceptos de lo bueno y lo malo”, donde podemos encontrarnos. //

El largo título de mi último libro (La mística en las religiones no cristianas: el reto de la no-dualidad. La cábala y el sufismo, la mística hinduista, buddhista y taoísta), publicado por PPC, y que ha llegado a las librerías hace pocos meses, va en este sentido e  indica con bastante claridad su contenido.

Se trata de un acercamiento a la no-dualidad, que considero la mayor aportación de la mística y la experiencia religiosa, desde la espiritualidad de las grandes religiones no cristianas de oriente.

Antes de llegar a estas místicas, mi ensayo tiene una primera parte, breve, sobre “Espiritualidad y mística”; unos breves capítulos sobre la mística religiosa y laica, a la par que un breve acercamiento al “tercer ojo” y los tres ojos del conocimiento, junto con la philosophia perennis, esa sabiduría perenne presente en toda la historia de la humanidad.

Y  una segunda parte, también breve, sobre la “No-dualidad, el reto más importante de la espiritualidad oriental”; en el que hablo de esa no-dualidad advaita, que Panikkar prefiera llamar a-dualidad; y hago una aproximación a ese concepto y sus grandes escuelas en el hinduismo (el advaita vedānta deŚaṅkara y elvisistādvaita deRāmānuja,y como resuelve el problema del amor y la a-dualidad Raimon Panikkar). Pero también me acerco a laexperiencia de no-dualidad fuera del hinduismo: en el buddhismo, en el taoísmo, en el sufismo islámico y la cábala hebrea, y finalmente, un poco más, en la mística cristiana.

La tercera parte, la más extensa, que ocupa la mayor parte del libro, es un acercamiento a laEspiritualidad y mística en las tradiciones religiosas  no cristianas de oriente” con numeroso textos de las distintas místicas y sus figuras más relevantes.

Esta parte tiene un pequeño capítulo introductorio sobre “Múltiples espiritualidades no cristianas”; en él me acerco a la experiencia fulcral de Alce Negro, un hombre sabio y santo del pueblo Sioux, y la espiritualidad de los indios de América del Norte. Y también al chamanismo y los chamanes/chamanas, místicos, sacerdotes y sanadores, con sus ícaros ocantos chamánicos y su ayahuasca o “soga de los espíritus”;  y con ellos la espiritualidad de los pueblos nativos mesoamericanos, con las experiencias y enseñanzas de Carlos Castaneda, y de América del Sur. Para entrar a continuación en el tratamiento más extenso de la mística judía, musulmana,  hinduista, buddhista y taoísta.

En “La mística judía: la Cábala y el hasidismo” me acerco a la espiritualidad judía a partir de sus dos bases: la Ley (Torá), manifestada en la plegaria personal o litúrgico-comunitaria y en las obras, y la tradición mística/esotérica, en la que la pieza fundamental es la obra El Zohar;  aspectos que están íntimamente unidos. En primer lugar, hablo de la Cábala y el Sefer ha-Zóhar y algunas grandes figuras y textos de los dos cabalistas más importantes: Ibn Gabirol (s.XI) e  Issac Luria (s. XVI). En segundo lugar, hablo del hasidismo, con las figuras hasídicas más relevantes y algunos de sus textos: Baal Shem tov, Nachman de Breslau, Maer de Mezritsh, etc.

El capítulo siguiente se dedica a “La mística musulmana: el sufismo”. En primer lugar la espiritualidad en el Corán, con su mística del islām (“abandono”, “sumisión” a Al-lāh) y las cofradías sufíes o tariqas, que representan lo mejor de la espiritualidad del

Islam, la mística musulmana por excelencia (tasawwuf);  Para pasar luego a las figuras más relevantes y algunos de sus textos: el fundador y mártir Al-Hallâj (s.IX-X), la excepcional Râbi’a Al‘Adawiyya, Ansari, Algazel, el gran pensador andalusí Ibn Arabî (s.XII-XIII), o el gran poeta persa Rumi de la misma época, y algunos más.

A continuación está el capítulo de “La mística hinduista”. Que inicio con un acercamiento a conceptos fundamentales como edharma, el samsāra, la moksa y el karman. Luego hablo del silencio contemplativo, clave de la mística hinduista; y de las tres grandes vías que conducen a la unión/comunión con el Absoluto (karma-mārgajñanā-mārga bhakti-mārga). Y a continuación textos de las Upanishads, el Bhagavad-gītā y un hermoso texto del bhakta, la mística del amor. Para acercarme luego a algunas grandes figuras y sus textos: Vâlmîki (s.III a.C.) y  Śaṅkara (s.IX d.C.) y figuras más modernas de los s. XV-XVI como Kabir,  Guru Nanak y Tukaram, o contemporáneas como Ramakrishna, Vivekananda, Tagore, Ramana Maharshi o Nisargadatta.

El penúltimo capítulo está dedicado a “La mística buddhista y jaina”. Comienzo con las tres joyas, las cuatro nobles verdades y las ocho sendas del buddhismo; luego sus grandes escuelas, con un acercamiento más amplio al zen.  Y luego algunas grandes figuras y sus textos, como: Nāgārjuna (s. II-III),  Bodhidharma (s.VI), Hui-neng (s.VII), Huang-po (s. IX) y otras más conocidas como el Maestro Dogen (s. XIII) o más actualmente Thich Nhat Hanh. Y un pequeño acercamiento al jainismo de Mahāvīra (s.VI a.C.).

El último capítulo es “La mística en el taoísmo”, con las dos grandes figuras, entre la historia y la leyenda) y algunos de sus textos:Lao Tse (con su conocido Tao te Kingy Zhuang Zi (con el texto que sólo lleva su mismo nombre).

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