"Algunos sacerdotes nos decían que mejor haber hablado con Rupnik", dice el entonces vicario general Cadiñanos: "Las puertas de Antonio López para la catedral de Burgos son una auténtica catequesis en el lugar para el que fueron pensadas"
"Don Fidel planteó el esquema que llevábamos y Antonio López, con una exquisitez grandiosa y una sabiduría impresionante, desmontó el proyecto inmediatamente: 'No corresponde con el hombre actual, es de otra época. Si yo lo hago, tiene que ser algo distinto, algo que sintonice con el creyente actual'”
"Se filtró un primer boceto de las puertas que, evidentemente, no era el que se ha realizado. Fue un primer esquema que el artista tenía en mente para ir puliendo. Publicado en la prensa y mezclado con cuestiones ideológicas y confusiones por la gestión del proyecto, que se pensó que era de la Fundación y no de la Diócesis de Burgos, hizo que se levantara una campaña en contra muy mediatizada"
"Me parece toda una sugerencia que, al entrar en la Catedral, veamos el rostro de Dios que nos acoge, nos espera, se nos insinúa para que, en su interior, en el interior de la Iglesia, nos encontremos con el verdadero rostro de Dios que Jesús nos ha enseñado… Toda una teología insinuada… Así nos lo explicaba Antonio López cuando nos presentó su boceto"
"Me parece toda una sugerencia que, al entrar en la Catedral, veamos el rostro de Dios que nos acoge, nos espera, se nos insinúa para que, en su interior, en el interior de la Iglesia, nos encontremos con el verdadero rostro de Dios que Jesús nos ha enseñado… Toda una teología insinuada… Así nos lo explicaba Antonio López cuando nos presentó su boceto"
Con motivo de los ochocientos años desde que en 1221 el obispo Mauricio colocase la primera piedra de esa joya universal que es la catedral de Burgos, el arzobispo Fidel Herráez quiso conmemorar la efeméride encargando unas nuevas puertas para ese templo que es Patrimonio de la Humanidad desde 1984.
Fernando García Cadiñanos, actual obispo de Mondoñedo-Ferrol, era entonces vicario general de la diócesis castellana y estuvo en los inicios de la gestión de este proyecto, que encargaron a un artista también de renombre universal, el manchego Antonio López. No se imaginaba –como reconoce en Religión Digital– que se acabaría montando una campaña en contra del cambio de aquellas puertas. Hoy, ya finalizada la obra de Antonio López, que llegará a Burgos el próximo 29 de noviembre, considera que esta nueva aportación artística "será la obra cumbre de la catedral de Burgos del siglo XXI".
Las puertas que Antonio López ha creado para la catedral de Burgos llegarán a la ciudad el próximo 29 de noviembre. Sin duda se trata de un gran acontecimiento cultural de primer orden: quizás el más importante a nivel cultural en lo que significa el arte religioso. Por lo que supone una obra de Antonio López. Pero también porque es una obra de carácter religioso, quizás la gran obra de este autor con una temática religiosa que no suele ser habitual en él. ¿Ha podido verlas? ¿Qué representan?
Sí, puedo decir que las he visto prácticamente desde su comienzo hasta casi su finalización. Ha sido una obra que se ha alargado mucho en el tiempo, pero que ha merecido la pena. No las he visto finalizadas totalmente en lo que son sus últimos detalles, pero prácticamente he podido seguir todo el trabajo. Para mí personalmente supone una gran alegría su finalización y me gustan mucho.
Tradicionalmente, la puerta principal de la Catedral, que se perdió por el mal de piedra y que se trasformó totalmente a finales del siglo XVIII, estaba dedicada a la Virgen y a la Infancia de Jesús. Por eso, en la puerta correspondiente a la nave norte se representa la Anunciación: una joven, con las azucenas como signo de pureza, y una nube que refleja al Espíritu que viene a María en el misterio de la Encarnación. La otra puerta casi gemela, correspondiente a la nave sur, está dedicada a la infancia de Jesús: por eso se representa un Niño Jesús precioso, jugando con unas espigas como señal eucarística, observado por su abuela Ana (representante de las esperanzas del Antiguo Testamento) y su madre María.
La gran puerta del perdón, una enorme puerta, representa un rostro de Dios. Pero ¿cómo representar el rostro de Dios? se preguntaba Antonio López. Por eso, lo ha insinuado con una virtual sugerencia propia de un artista. Y lo ha representado en el misterio de la Creación: aparece el cosmos, la naturaleza y la gran obra de Dios, el ser humano, hechos a su imagen. Me parece toda una sugerencia que, al entrar en la Catedral, veamos el rostro de Dios que nos acoge, nos espera, se nos insinúa para que, en su interior, en el interior de la Iglesia, nos encontremos con el verdadero rostro de Dios que Jesús nos ha enseñado… Toda una teología insinuada… Así nos lo explicaba Antonio López cuando nos presentó su boceto.
Aunque usted ya no está en Burgos, fue uno de las personas que estuvo en la génesis de este proyecto artístico y le tocó la gestión inicial del mismo. ¿Cómo sucedió?
Estando yo de vicario general en Burgos se celebró el VIII Centenario de la Catedral en 2021. En la comisión diocesana gestora del mismo se hizo un proyecto y, entre las actividades que se proponían, estaba la ejecución de un monumento que conmemorara la efeméride. La primera pregunta fue qué hacer. Si hacíamos un monumento fuera de la Catedral, en un espacio público, tendría que ser del ayuntamiento, en qué estilo… Así que tendría que ser en la Catedral. Pero ¿qué?
Teníamos que velar para que la sensibilidad de la gente y el celo de las administraciones por el patrimonio lo permitieran: no se podía poner cualquier cosa, no era fácil elegir... Recuerdo perfectamente el momento en que, en una conversación, surgió: ¿y si se hacen unas puertas? En Burgos se habían hecho en una iglesia con motivo del patrono de la ciudad. Además, las puertas de la portada principal eran de poco valor, incorporadas en el s. XVIII y sin representación. Se había perdido la lectura de la portada. Al ser en un elemento móvil, se podría cambiar si un día no gustaban. Además, en otros monumentos patrimonio de la humanidad, se habían incorporado vidrieras u otros elementos semejantes. Creíamos que, con la idea de las puertas, todo eran facilidades.
Se planteó la idea al entonces arzobispo, don Fidel Herráez, que la acogió con enorme entusiasmo. Lo presentó en el Cabildo, que acogió la iniciativa. Tocaba ahora elaborar el discurso, que se optó porque fuera realista. Con el fabriquero hicimos un planteamiento semejante a las puertas del Paraíso de la Catedral de Florencia, con diferentes escenas de la Virgen y de la Infancia de Jesús. Se hizo el proyecto que también el Cabildo aprobó. Pensada la idea, había que elegir el artista: alguien de gran nivel.
Se barajaron algunos. La casualidad hizo que esos días Antonio López fuera por Silos para una exposición de Las Edades del Hombre. Reunía las condiciones. A través de Gonzalo Jiménez, secretario entonces de la Fundación, se promovió aquel primer encuentro con el artista. El mejor artista del momento para una iniciativa única. En la reunión estábamos varias personas, entre ellas el Arzobispo, el presidente del Cabildo D. Pablo González, el presidente y el asesor cultural de la Fundación VIII Centenario, Gonzalo Jiménez y yo.
Don Fidel planteó el esquema que llevábamos y Antonio López, con una exquisitez grandiosa y una sabiduría impresionante, desmontó el proyecto inmediatamente: “No corresponde con el hombre actual, es de otra época. Si yo lo hago, tiene que ser algo distinto, algo que sintonice con el creyente actual”. Nos pidió un tiempo para pensarlo y presentar un boceto que finalmente se aprobó, con algunas aportaciones y con no pocas reticencias.
Estaba luego el tema económico y los permisos administrativos…
El tema económico, 1’2 millones de euros, también se enfocó a través de un mecenas vinculado a la ciudad que prometió la financiación. De los permisos administrativos se tuvieron muchos encuentros al máximo nivel de la Junta que todos aprobaron el proyecto y animaron a realizarlo, que quedaría sin duda aprobado por la garantía de quien venía. Echamos a andar con el empuje del arzobispo don Fidel, auténtico impulsor de la obra.
Pero no tardaron mucho los problemas añadidos...
Sí. Se filtró un primer boceto de las puertas que, evidentemente, no era el que se ha realizado. Fue un primer esquema que el artista tenía en mente para ir puliendo. Publicado en la prensa y mezclado con cuestiones ideológicas y confusiones por la gestión del proyecto, que se pensó que era de la Fundación y no de la Diócesis de Burgos, hizo que se levantara una campaña en contra muy mediatizada que no respondía para nada a la opinión general. Eso hizo que, las buenas palabras iniciales de la Administración, ya no estuvieran tan claras.
Se habló también de la oposición de ICOMOS, organismo asesor de la Unesco y no vinculante ante la administración regional que, si al inicio desaconsejó que se pusieran, aceptaron la presentación de un informe adecuado para su estudio. La Unesco, que tiene competencias sobre la Catedral al ser patrimonio de la humanidad, no prohibió la colocación de las puertas. Y luego vino la pandemia que retrasó la obra e hizo que el mecenas se retirara del proyecto. A suplirle llegó providencialmente la Federación de Empresarios que acogió la iniciativa con mucha ilusión y como algo propio, una inversión de futuro para la ciudad. El ecónomo diocesano y luego presidente del Cabildo, Vicente Rebollo, tomó entonces las riendas del proyecto hasta su nombramiento como obispo de Tarazona.
¿Cree que la obra de un artista universal como el pintor y escultor manchego está a la altura de una catedral que es Patrimonio de la Humanidad?
Sin duda: será la obra cumbre de la catedral de Burgos del siglo XXI, que se incorpora a las grandes obras que posee la Catedral y que han sido de los mejores artistas de cada momento. Se descubre así una catedral viva que hace que la fe se exprese en los diferentes lenguajes de cada tiempo.
Personalmente, los diálogos con Antonio López han sido una experiencia imborrable y yo diría que casi “trascendente”. Se trata de un genio, un gran artista, de una cultura sorprendente, pero también de una talla humana genial por su humildad, su saber acoger a las personas y la ideas, la capacidad de trascender y plasmar la realidad, en definitiva, su espiritualidad. Por eso, la obra me parece genial, de un hombre genial, para una catedral genial. Algunos sacerdotes, cuando estábamos en este proceso, nos decían que mejor haber hablado con Rupnik…
¿Cómo ha vivido usted las críticas realizadas sobre el dinero invertido, la tardanza, la gestión de la obra…?
Yo estoy muy tranquilo porque formé parte de un equipo con don Fidel al frente, con los presidentes del Cabildo que se sucedieron, con Gonzalo Jiménez y con la Federación de empresarios. Creo que se ha hecho una iniciativa singular para un año especial, una obra que es una inversión y que, además, es un intento de unir fe y arte, expresión actual de una religiosidad distinta. Hicimos lo que debimos en cada momento, aunque las cosas no nos salieron como pensamos. Es fácil criticar a toro pasado. Pero la obra está ahí… y ahora toca a otros finalizarla.
¿Cree que esa obra de Antonio López por sí sola puede hacer que se acerquen a la catedral personas a las que la fe, la religión, el cristianismo les es ajena?
Sin duda, y es una auténtica catequesis en el lugar para el que fueron pensadas. El rostro de Dios es toda una sugerencia de lo que significa el acceso a la Iglesia como proceso de fe y cómo la Iglesia está llamada a desvelar ese rostro que nunca será diáfano, sino siempre a tientas hasta que nos encontremos cara a cara con Él.
Parece que, en un principio, las puertas se exhibirán en el Museo Catedralicio y que, durante 15 días, será con acceso gratuito, en espera de que un día se puedan colocar en el lugar para el que fueron pensadas…
Así parece. El problema de ponerlas en el museo es que se pierde la perspectiva, el encaje con el conjunto y la lectura completa de la fachada y de lo que sugieren… No obstante, si ayuda a que la gente vea la magnitud, belleza y grandiosidad de la misma y empuja para que las administraciones den su permiso, bienvenido sea.
El primer paso ya está dado: las puertas están hechas y están en Burgos. Y son una gran obra digna de conocer que muestra una catedral que sabe complementarse en armonía con los sucesivos movimientos culturales.