Tu vida tan honesta, tan buena, tan volcada a los más débiles, tan confiada en el amor incondicional de Dios... no podía morir Domingo de Pascua (04.04.2021): ¿Cómo se llegó a la fe en la resurrección de Jesús?

Los discípulos vuelven a sentir tu amor sin límites

Comentario: “Pues hasta entonces no habían entendido las Escrituras” (Jn 20,1-9)

La fe en la resurrección procede del Antiguo Testamento. Se abre paso a partir de reflexionar sobre la fidelidad de Dios, que nos hizo capaces de entender y amar con libertad. Muchos ha respondido a su amor siendo fieles a sus mandamientos. No parece digno de Dios permitir la muerte definitiva de los que le han sido fieles, incluso hasta el martirio -sufrimiento injusto-, y no responder a su amor. Basten estos textos de los sabios de su pueblo: “Como su vida era grata a Dios, se apresuró a sacarlo de la maldad. La gente lo ve y no comprende, ni les cabe esto en la cabeza: la gracia y la misericordia son para sus elegidos y la protección para sus devotos. La gente ve la muerte del sabio, pero no comprende los designios divinos sobre él, ni por qué lo pone a salvo el Señor” (Sab 4,14-15.17). “Vale la pena morir a manos de los hombres, cuando se tiene la esperanza de que Dios mismo nos resucitará...” (2Mac 7,14). Pablo y sus compañeros “del Camino” lo tenían claro: “doyculto al Dios de mis padres según el Camino, que ellos llaman sectacreyendo todo lo que está escrito en la Ley y los Profetas, ytengo en Dios la misma esperanza que ellos mismos aguardande que habrá resurrección de justos e injustos” (He 24,14-15).

¿Cómo se llegó a la fe en la resurrección de Jesús? Los textos sugieren un proceso de reflexión tras la muerte de Jesús, mártir del amor de Dios Padre. Cada evangelista emplea su creatividad personal (“historia de la redacción”), y acopia otras tradiciones comunes (“historia de la tradición y de las formas”), muy marcado socio-culturalmente. Sepulcro vacío, apariciones, desconcierto de los discípulos..., han de explicarse desde este contexto. No es nada fácil. Los textos son testimonios de fe para la predicación y la catequesis. Se trata de una realidad que por su propia naturaleza no puede ser “fotografiada”, ni objeto de experiencia sensible. El recurso a las apariciones o al sepulcro vacío puede explicarse como recurso literario, pedagógico, para transmitir la experiencia de fe.

Muchos teólogos hoy proponen como “experiencia de revelación” el asesinato injusto, crudelísimo, en cruz, de una persona tan honesta, tan buena, tan volcada a los más débiles, tan confiada en el amor incondicional de Dios. Esa es la ruta primera de los seguidores de Jesús según el historiador judío, Flavio Josefo: “cuando Pilato, frente a la denuncia de aquellos que son los principales entre nosotros, lo había condenado a la cruz, aquellos que lo habían amado primero no le abandonaron” (“Antigüedades de los judíos”, XVIII 2,2 = 63-64, escrito hacia el 95 d. C.). Es lógico. Eso expresa la sentencia antigua, casi literal de Tertuliano (final del s. II): “La sangre es semilla de los cristianos”. Idéntica idea está en el Discurso a Diogneto (mitad del siglo II): “¿No ves que, arrojados a las fieras con el fin de que renieguen del Señor, no se dejan vencer? ¿No ves que, cuanto más se los castiga, en mayor cantidad aparecen otros?” (7, 7-8). Lo mismo verifica Hipólito Romano (s. II) durante la persecución de Septimio Severo: “un gran número de hombres, atraídos a la fe por medio de los mártires, se convertían a su vez en mártires” (Comentario sobre Daniel, II, 38). Un teólogo actual, A. Torres Queiruga, propone la fe en la resurrección como provocada por la crucifixión injusta: “La crucifixión, horrible escándalo de injusticia, “aparece como el más decisivo catalizadorpara comprender que lo sucedido en la Cruz no podía serel final definitivo” (La resurrección: unidad de fe, pluralismo de interpretaciones. Selecciones de Teología, Abril-junio 2008, nº 186. P. 136-137).

Esencial de la fe cristiana: Jesús de Nazaret no acabó en la muerte. Sin que sepamos cómo fue, creemos que Jesús en persona(no como recuerdo o idea) vive glorificado y exaltado. Esta glorificación no le aparta de nuestra historia, sigue presente, comunicando el amor del Padre. Revela el proyecto divino: si Cristo resucitó, nosotros resucitaremos.

Para el evangelio de Juan la muerte de Jesús es el “paso al Padre” (Jn 13,1: “la hora de pasar de este mundo al Padre”). H. Küng lo define como “morir en el interior de Dios”. Llegar a la plenitud humana, según san Ignacio de Antioquía: “Llegando allí, seréis verdaderamente personas”. Sin discontinuidad temporal o espacial. Eso significa la “exaltación”, que biblistas como X. Léon Dufour y R. Schnackenburg califican de “paso importantísimo para la cristología”. Juan, al identificar el significado de la “elevación física” en la cruz con el significado trascendente de “exaltación” o “glorificación”, está insinuando que la muerte y la resurrección son continuas temporal y espacialmente. A la vez que el cadáver está pendiente del madero en el Gólgota, o en brazos de su madre y amigos, Cristo vive ya glorificado “a la derecha del Padre”.

El relato de Juan, leído hoy, narra el proceso de fe de María Magdalena, Juan y Pedro. “El primer día de la semana” (lit.: “el uno de los sábados”) alude a la creación nueva. La Magdalena “cuando aún estaba oscuro” (sin creer en la resurrección) espera encontrar el cadáver de Jesús. Ante la losa quitada concluye: “se han llevado del sepulcro al Señor...”. También Juan y Pedro están desconcertados. “Corren juntos, pero el otro corre más que Pedro”. Juan ha sido testigo de la cruz como entrega de amor. Por eso Juan cree antes que Pedro. Entonces empiezan a entender las Escrituras (cf. He 13,34-35). La fe, por tanto, no viene del sepulcro vacío. Aquí vemos a la Magdalena y a Pedro que aún no creen, interpretan el signo del sepulcro de forma distinta. Están en proceso de reflexión. Juan llega al convencimiento de la fe al entender las Escrituras, como Pedro reconocerá más tarde: “no era posible que la muerte lo retuviera bajo su dominio, pues David dice, refiriéndose a él...: `no me abandonarás en el lugar de los muertos, ni dejarás que tu Santo experimente la corrupción...´ -Salmo 16,8-11-” (He 2,24ss).

Oración: “Pues hasta entonces no habían entendido las Escrituras” (Jn 20,1-9)

Hoy, Jesús resucitado, celebramos tu nueva vida:

Tú, sí creías en la resurrección de los muertos:

-estáis equivocados,

porque no entendéis las Escrituras ni el poder de Dios.

Cuando resuciten, ni los hombres se casarán

ni las mujeres tomarán esposos;

serán como ángeles del cielo.

Y a propósito de la resurrección de los muertos,

¿no habéis leído lo que os dice Dios:

`Yo soy el Dios de Abrahán y el Dios de Isaac y el Dios de Jacob´?

No es Dios de muertos, sino de vivos” (Mt 22, 29-32; Mc 12,24-27; Lc 20, 34-38).

En esta esperanza educaste a los discípulos.

Primero les enseñas que tenías que padecer... y resucitar...

Al final les informas de lo que te va a ocurrir:

voy a ser entregado... resucitaré” (Mc 8,31; 9,31, y par.; Mc 10,32-34, y par).

Igualmente a Marta, la hermana de Lázaro:

yo soy la resurrección y la vida;

el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá,

y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre...

Desatadlo y dejadlo andar” a la casa del Padre (Jn 11,25.44).

A tus mismos enemigos les dices:

Suprimid este templo, y en tres días lo levantaré” (Jn 2,19).

Y cuando resucitó de los muertos,

los discípulos se acordaron de que lo había dicho,

y creyeron a la Escritura y a la palabra que había dicho Jesús” (Jn 2,22).

Poco a poco, tras el desconcierto y el miedo, llegan a la fe:

entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro;

vio y creyó.

Pues hasta entonces no habían entendido las Escrituras:

que Él había de resucitar de entre los muertos” (Jn 20,8-9).

Así llegarán todos al convencimiento de la fe:

Dios lo resucitó, librándolo delos dolores de la muerte,

por cuanto no era posible que ésta lo retuviera bajo su dominio” (He 2,24).

Dios lo resucitó al tercer día y le concedió la gracia de manifestarse,

no a todo el pueblo, sino a los testigos designados por Dios:

a nosotros, que hemos comido y bebido con él

después de su resurrección de entre los muertos” (He 10,40-41).

“Cuando Pilato, frente a la denuncia de los principales entre nosotros,

lo había condenado a la cruz,

aquellos que lo habían amado primero no le abandonaron” (Flavio Josefo).

Los discípulos vuelven a sentir tu amor sin límites:

tu vida tan honesta, tan buena, tan volcada a los más débiles,

tan confiada en el amor incondicional de Dios... no podía morir;

tras su huida cobarde, perciben tu perdón sin reproches,

tu paz y tu alegría.

Tu esperanza, tu fe, prendió de nuevo en los discípulos:

salí del Padre y he venido al mundo;

otravez dejo el mundo y me voy al Padre...” (Jn 16,28).

Voy a prepararos sitio... donde estoy yo estaréis también vosotros”.

Dentro de poco el mundo no me ve,

pero vosotros me veréis y viviréis,

porque yo sigo viviendo” (Jn 14,2-3.19).

Y así ha seguido prendiendo hasta nosotros:

“la sangre de los mártires es semilla de cristianos”;

las vidas entregadas por amor son testigos del Amor del Padre.

Danos, Jesús resucitado,a sentir tu presencia amorosa,

siendo testigos de tu amor gratuito,

viviendo alegres y confiados,

acompañando y compartiendo lo que somos y tenemos.

Preces de los Fieles (Pascua 04.04.2021)

Si diéramos el valor justo al bautismo, la Iglesia recobraría su verdadero ser y su vitalidad adecuada. Por el bautismo hemos sido empapados del mismo Amor divino. La comunión eclesial sería tan amplia como el Evangelio. Pidamos la gracia de comprender nuestro bautismo, diciendo: “Hemos nacido del Espíritu-Amor (Jn 3,8).

Por todos los cristianos:

- que acepten el Espíritu de amor recibido en el bautismo;

- que se sientan consagrados por el Espíritu para amar a todos.

Roguemos al Señor: “Hemos nacido del Espíritu-Amor (Jn 3,8).

Por las intenciones del Papa (abril 2021):

- que todas las instituciones, incluida la Iglesia, respeten los “Derechos fundamentales”;

- que sean fortalecidos “aquellos que arriesgan sus vidas luchando por los derechos fundamentales en dictaduras, en regímenes autoritarios e incluso en democracias”.

Roguemos al Señor: “Hemos nacido del Espíritu-Amor (Jn 3,8).

Por las comunidades cristianas:

- que vivan lo fundamental: el Amor de hijos y hermanos;

- que todos nos sintamos responsables del Evangelio.

Roguemos al Señor: “Hemos nacido del Espíritu-Amor (Jn 3,8).

Por quienes piden el bautismo para ellos o sus hijos:

- que sepan lo que quieren y valoren sus consecuencias;

- que sigan a Jesús, construyendo su Reino de justicia, paz,verdad...

Roguemos al Señor: “Hemos nacido del Espíritu-Amor (Jn 3,8).

Por los padrinos:

- que sean cristianos de verdad, convencidos y activos;

- que cuiden de la educación cristiana de sus ahijados.

Roguemos al Señor: “Hemos nacido del Espíritu-Amor (Jn 3,8).

Por esta celebración:

- que exprese lo que somos: comunidad fraterna.

- que nos sintamos profundamente hijos del mismo Padre.

Roguemos al Señor: “Hemos nacido del Espíritu-Amor (Jn 3,8).

Bendice, Señor, a toda la Iglesia, con sus diversos carismas y ministerios. Que todos nos sintamos “otros Cristos”, bautizados en tu mismo Espíritu, llamados a vivir en fraternidad y anunciar la vida que Dios quiere para toda la humanidad. Por los siglos de los siglos.

Amén.

Leganés (Madrid), 4 de abril de 2021

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