Jesús ofrece un Espíritu inspirador de modos de vida que nacen del amor a todos, de la igual dignidad, de idénticos derechos y deberes humanos fundamentales Domingo 21º TO (22.08.2021): Jesús propone vivir su Espíritu

Los discípulos no entienden el Reino de Jesús, el modo de vida animado por su Espíritu

Comentario:El Espíritu es quien da vida (Jn 6,60-69)

Leemos la última parte del discurso sobre “el pan de vida”. Son las reacciones: muchos discípulos le critican y abandonan. No comprenden lo que les espera tras la muerte de Jesús. Su humanidad resucitada sería el alimento de sus vidas. Sienten que se les rompe el sueño de encontrar un Mesías-rey de este mundo (Jn 6,15). Soñaban una teocracia, presidida por el Mesías de Dios todopoderoso, cargado de bienes y con poder absoluto. Todos le obedecerían a él y a sus representantes. Es la constante de los sueños teocráticos, de las dictaduras bendecidas, cristiandades, etc., donde el hombre inmaduro entrega su vida libre a cambio de la seguridad vital y social.

«Este modo de hablar es duro, ¿quién puede hacerle caso?», es la respuesta de aquellos discípulos. Y es que la propuesta de Jesús no está en el poder, en el acumular egoísta, en el honor humano, en la organización política concreta. Jesús ofrece un Espíritu inspirador de modos de vida que nacen del amor a todos, de la igual dignidad, de idénticos derechos y deberes humanos... Su propuesta es su Espíritu, que no es del mundo, pero que anima este mundo. Respeta la autonomía natural y social, promueve todo lo que construye y realiza al ser humano. Deja en nuestras manos, en las manos de la humanidad, el crecer y el evolucionar de la historia. Da a todos el Espíritu del Padre creador, el Espíritu que mueve a buscar la verdad de las cosas, el Espíritu que reconcilia y aúna en la fraternidad común. “El Espíritu es quien da vida”. Jesús cree que Dios es Padre de todos, que le ha enviado para revelar y entregar su mismo Espíritu a todos.

“¿Y si vierais al Hijo del Hombre subir a donde estaba antes? Con estas palabras Jesús les pone en el brete de que aún tendrán más problemas para creer cuando le vean a él “subir a donde estaba antes”, pero “subir” por la cruz, derrotado por el odio y egoísmo, camino del Padre que le resucitará a la vida eterna. Esta prueba trajo el abandono masivo: “todos lo abandonaron y huyeron” (Mc 14,50). Los discípulos no entienden el Reino que trae Jesús, el modo de vida animado por el Espíritu: “el Espíritu es quien da vida, la carne no sirve de nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y vida”. La “carne” expresa al hombre imperfecto, sin capacidad de amar como Dios ama, encerrado en el egoísmo, llega con mucho a la ley de la equivalencia: te doy si me das. Estas personas quieren construir la vida, la sociedad, apoyadas en el triunfo y dominio. La persona de “Espíritu divino” sigue la ruta de Jesús, la ruta del Padre de cielo, la ruta de la entrega personal en amor y en libertad, en servicio y desprendimiento, sin miedo a la muerte física, porque vive ya una vida que no termina. Viven en Amor desinteresado.

Nadie puede venir a mí, si el Padre no se lo concede. Remite a “Quien escucha y aprende lo que dice el Padre, viene a mí” (6, 44s). Entender y aceptar al Creador como Padre que da su Espíritu cambia a las personas. “Muchos se echaron atrás y no volvieron a ir con él”. Jesús deja las cosas claras: “¿también vosotros queréis marcharos?”. Pedro con decisión reconoce: “nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios”. Apela al Mesías (Mc 1,24; Lc 4,34; Hech 2,27; Lc 1,35). Esta es la Iglesia que quería Jesús: la que vive de su Espíritu, conforme con su Espíritu, guiada por su Espíritu. Sin poder, en igual fraternidad, dando cada uno sus dones gratis.

Oración: El Espíritu es quien da vida (Jn 6,60-69)

Jesús, lleno de Espíritu Santo:

contemplamos hoy al proceso de fe de los discípulos;

es fácil ilusionarse con tus palabras y gestos de amor;

la fraternidad universal es un ideal compartido;

a todos no encanta la mesa compartida y repleta;

en todos anida el sueño de la libertad, la paz, la igualdad fraternal...

La realidad nos despierta cada día:

con el egoísmo del tener, del poder, del darse importancia...;

la codicia del dinero y riqueza lleva a unos a cumular sin medida,

siendo la causa fundamental del destrozo de la mayoría;

la crisis de la pandemia ha ahondado la brecha entre los más ricos (2%),

y los más desposeídos (80%);

las clases medias han sido castigadas y reducidas;  

el fantasma del hambre y la muerte prematura vuelve a muchos países;

en nombre de la libertad nos hacemos insensibles al sufrimiento...

A pesar de todo, creemos que tu Espíritu:

“con admirable providencia, guía el curso de los tiempos, 

renueva la faz de la tierra, está presente a nuestra evolución;

el fermento evangélico despertó y despierta en el corazón humano

una exigencia imparable de dignidad humana” (GS 26).

El Espíritu es quien da vida”, nos repites una y otra vez:

el Espíritu que Tú, Jesús de Nazaret, sentías sobre ti;

te había “ungido” (consagrado) a ser buena noticia para los pobres;

te había enviado a liberar a los oprimidos por cualquier mal;

te incitaba a abrir los ojos ciegos de egoísmo y maldad;

te abría el corazón para perdonar como el Padre perdona.

¿También vosotros queréis marcharos?”, les dices a los Doce:

el núcleo de los discípulos, los responsables del nuevo pueblo de Dios;

ellos también sucumbieron ante tu “subida” al Padre desde la cruz:

todos te abandonaron y huyeron” (Mc 14,50;

Pedro juró y perjuró que no te conocía (Mt 26,69ss; y paral.);

dirigentes y miembros sencillos de la Iglesia necesitamos tu Espíritu;

seguimos con frecuencia a nuestro espíritu egoísta;

obedecemos a nuestros intereses más que a la necesidad ajena;

nos apegamos a la ley institucional más que a la conciencia;

manipulamos a tu Espíritu para ponerlo de nuestra parte;

sacralizamos el poder sagrado para nuestros intereses...

Jesús del Espíritu Santo:

que tu Espíritu nos ayude a escuchar, en los hechos de vida, el amor del Padre;

que tu Espíritu de vida nos dé respeto a los derechos y deberes humanos;

que tu Espíritu de libertad nos ayude a proponer, nunca imponer, tu verdad;

que tu Espíritu de justicia nos fortalezca en favor de los débiles;

que tu Espíritu de discernimiento nos aporte luz para descubrir tu voluntad;

que tu Espíritu de amor convierta cada persona en una perla preciosa.

Preces de los Fieles (D. 21º TO 22.08.2021)

La propuesta de vida de Jesús es su Espíritu, que no procede de este mundo, pero llena y anima este mundo. Respeta la autonomía natural y social, apoya todo lo que construye y realiza al ser humano. Deja en nuestras manos el crecer y el evolucionar de la historia. Pidamos vivir el Espíritu de Jesús diciendo: “El Espíritu es quien da vida”.

Por las intenciones del Papa (agosto 2021):

- que “la Iglesia acepte la gracia y fuerza del Espíritu Santo”;

- que esta “gracia y fuerza” la lleven a “reformarse a la luz del Evangelio”.

Roguemos al Señor: “El Espíritu es quien da vida”.

Por el próximo Sínodo de la Iglesia:

- que todos los bautizados se sientan aludidos y llamados;

- que crezca la conciencia comunitaria y responsable de los cristianos.

Roguemos al Señor: “El Espíritu es quien da vida”.

Por los políticos (cuidan del bien común):

- que respeten los derechos y deberes humanos fundamentales;

- que trabajen por el bienestar de todos, atendiendo a los más débiles.

Roguemos al Señor: “El Espíritu es quien da vida”.

Por el trabajo misionero:

- que colaboremos todos a la expansión del Espíritu de Jesús;

- que cuidemos las vocaciones misioneras más arriesgadas.

Roguemos al Señor: “El Espíritu es quien da vida”.

Por los más débiles de nuestra sociedad:

- que las vacunas antivirus lleguen a todos los países

- que cuidemos la salud y el alimento de todos.

Roguemos al Señor: “El Espíritu es quien da vida”.

Por esta celebración:

- que sintamos el Espíritu de Jesús que nos consuela y anima;

- que nos ayude a crecer en solidaridad y confianza.

Roguemos al Señor: “El Espíritu es quien da vida”.

Jesús del Espíritu Santo:que tu Espíritu nos ayude a escuchar en nuestra vida el amor del Padre; que tu Espíritu de vida nos conceda respeto a los derechos y deberes humanos; que tu Espíritu de justicia nos fortalezca en favor de los débiles; que tu Espíritu nos dé luz para descubrir y hacer siempre el bien. Te lo pedimos a ti, Jesús, que vives por los siglos de los siglos.

Amén.

Jaén, 22 de agosto de 2021

Volver arriba