Fue pintado para la Iglesia de san Jorge de esta ciudad en el siglo XV Restauran en Valencia parte del retablo de san Jorge del Victoria and Albert Museum de Londres

Restauran la predela del retablo de san Jorge
Restauran la predela del retablo de san Jorge

Pudo ser robado por los soldados franceses en la Guerra de la Independencia y vendido por un anticuario de París al museo londinense

Está dedicado a san Jorge vencedor en la Batalla de El Puig contra los moros, cuando el santo, protagonista del retablo, no estuvo en ella

La Compañía del Centenar de la Ploma quería reflejar documental y artísticamente un gran hito de nuestra historia patria, la Batalla de Enesa o el Puig

Los protagonistas principales del Retablo del Centenar de la Ploma, cuya predela se está restaurando en el Museo de Bellas Artes de Valencia, san Jorge y el rey Jaime I de Aragón, no estuvieron en la famosa batalla del Puig, que tampoco ocurrió allí, acontecimiento que fue preludio y obertura de la conquista de la capital del Reino Moro de Valencia.

La historia es así cuando la escriben a su gusto los vencedores. De lo de los protagonistas me enteré un día de éstos que acudí al Museo de san Pío V atraído por la oportunidad que se ofrece de contemplar en vivo la restauración de la predela, a la que sigue una lección magistral y práctica por miembros del equipo de restauración del retablo de san Jorge del Centenar de la Ploma, que se conserva en el Victoria and Albert Museum de Londres, cuya predela – parte inferior horizontal de este, plataforma sobre la que se asienta un altar- tiene pintadas en ella diez escenas de la Pasión de Cristo.

La labor está siendo realizada por el Institut Valencià de Conservació, Restauració i Investigació. El retablo es obra maestra de la pintura gótica valenciana, pintura alemana traída por los alemanes que en el siglo XV vinieron a Valencia a trabajar y la adaptaron a nuestro Mediterráneo. En este caso fue un encargo de los Ballesteros y Compañía del Centenar de la Ploma que unos dicen fue para la Capilla de los Ballesteros, pero otros defienden se hizo para la Iglesia de san Jorge.

El retablo entero y la escena de san Jorge
El retablo entero y la escena de san Jorge

Como tantos otros monumentos históricos de esta Valencia regida por políticos insensibles, incultos e interesados políticos, la Iglesia de san Jorge desapareció del mapa de la trama urbana de Valencia, así como la Casa de los Ballesteros, del Centenar de la Ploma. Se alzaba en la hoy plaza de Rodrigo Botet, donde el clásico hotel Astoria. Sus edificios, huertos y campos de entrenamiento se extendían a todo el solar del hoy Teatro Principal. El derribo comenzó por la Casa de los Ballesteros porque allí pensaron en levantar la Casa de las Comedias. Tristemente lógico, lo nuestro han sido siempre los varietés.

La Compañía del Centenar de la Ploma quería reflejar documental y artísticamente un gran hito de nuestra historia patria, la Batalla de Enesa o el Puig, entre las escasas tropas cristianas que Jaime I iba almacenando en El Puig con vistas a sitiar y atacar Valencia y un numeroso contingente de moros de la ciudad de Valencia y otros aguerridos refuerzos llegados de otros puntos del Reino. 

Una gesta que los cristianos de antemano la tenían por pérdida, pero que ganaron al tocar toque de retirada y fuga en los primeros choques. La razón –dice la leyenda hecha historia- que al frente de los cristianos se puso san Jorge con su caballo blanco y la bandera con su cruz roja, lo peor que se le podía aparecer a un combatiente musulmán, pues minó de inmediato su moral.

El retablo de San Jorge, en restauración en Valencia
El retablo de San Jorge, en restauración en Valencia

La imagen principal del retablo es san Jorge reflejando la conocida historia-leyenda de su lucha contra el dragón en defensa de una princesa. En la parte superior del retablo aparece la escena que hace referencia a dicha batalla. Y en otra escena aparece don Jaime Luchando contra los moros. Ninguno de los dos estuvo en dicha batalla. La exigua fuerza la mandaba Guillem de Aguiló, quien, eso sí, montaba un caballo blanco y colocó junto a él la bandera blanca con la cruz roja de san Jorge.

La batalla

El día de autos, 20 de agosto de 1237, mandaba la poca tropa que estaba acampada en El Puig a la espera de refuerzos para caer sobre Valencia, Guillem Aguiló. Jaime I andaba de Cortes en Monzón pidiendo ayuda y dinero a los nobles aragoneses para su Cruzada y recorriendo los territorios de la Corona apuntalando o preparando nuevas conquistas.

De madrugada asistieron a Misa y comulgaron todos los capitanes y barones. Mandó Aguiló “dar un buen refresco, para luego ponerlos en orden para la batalla”. Se puso él el primero entre los caballos y arengó a la tropa contra la del “tirano Zaén”.  Algún cronista habla de 2.200 cristianos contra 40.000 moros.

La propia Crónica del rey don Jaime al habla de la batalla dice: “E aquis comença de uempre la batayla, e dura  la vençuda tro al Riu sech que es entre Ffoyos e Valencia”. La batalla fue una mezcla de correrías por diseminados y enfrentamientos duros. El escenario principal no fue El Puig, las llanuras no marjales existentes desde el Puig al Carraixet, siendo el punto de mayor choque y encarnizamiento, el nucleico de la batalla,  el Pla de Foyos, -pueblo que por gracia de sus políticos hoy ha abandonado su topónimo histórico por el “normalitzat” y ahistórico Foios- y Meliana.

San Jorge en el retablo de su capilla en la Catedral de Valencia
San Jorge en el retablo de su capilla en la Catedral de Valencia

Aquí ocurrió que los moros procedentes de Valencia al verse venir el caballo blanco montado por Aguiló y la bandera blanca con la cruz de san Jorge, debieron creer o se hizo creer se trataba de san Jorge, que iba con ellos contra los muslimes, y pronto prestos de miedo se dieron media vuelta y regresando raudos a Valencia.

Cuenta otro cronista de la huida de los moros se debió al “terror pánico, y formidable miedo, que les infundió la vista de nuestro Patrón insigne... En memoria de esa milagrosa victoria se colocó dicha Cruz, la que permanece inmediata a la ermita que se renombró de Nuestra Señora de la Vitoria, y en lo moderno se intitula de Nuestra Señora de la Misericordia”.

Efectivamente, hasta no hace muchos años en dicho punto equidistante entre los dos pueblos citados, casi en el límite justo de la línea de término, pegadita al Camí Real, antigua carretera a Barcelona, existía una ermita intitulada de la Virgen de la Vitoria, que es la misma advocación la Virgen que aparece en el retablo del Centenar de la Ploma, la que, a su vez, se veneraba en la iglesia de san Jorge de Valencia.

Ermita de la Virgen de la Vitoria que varió su nombre a Virgen de la Misericordia, lo cual  “”trahe su origen de santo Thomas de Villanueva, y que cuando conocía el Arzobispo de Valencia de las causas criminales de los canónigos, y ocurrio aquel lance y caso que refiere… se salio dicho Santo Prelado  por ese camino ausentándose de Valencia, y que al pasar por dicho Sitio, es cuando sus criados, y familia le avisaron, diciendo, que de Valencia venían pidiéndole perdón y misericordia, y que parando allí el Santo preguntó como se renombraba aquella hermita? Y que respondiéndole de la Vitoria respondio que en adelante se renombrase de la Misericordia…”.

Otra representación de la leyenda del santo. "San Jorge y el dragón", Paolo Ucello
Otra representación de la leyenda del santo. "San Jorge y el dragón", Paolo Ucello

Aquella ermita en 1906 acabó convertida en una tienda taberna de las que se acostumbraba a tener en medio de la huerta, dado en Meliana se hizo cerca de allí, en la avenida, otra ermita, advocada también a la Virgen de la Misericordia, porque se apareció “allí mismo san Jorge militando varonilmente en nuestra Defenza, sobre un caballo blanco, con espada en mano, y la cruz roja en el pecho”.

El tendero tenía en su almacén una cruz gótica llamada de la Vitoria, alzada sobre pedestal junto al ermitorio, la que desapareció en 1898, aunque otros autores dicen la tenía en su tienda el tabernero, mientras que otros autores citan que fue llevada al Museo de Bellas Artes.

Los de Foyos, muy cerca de la ermita, a su parte, tenían sobre otra cruz gótica medieval de las de término a la entrada de uno de sus accesos al pueblo desde el camino real. Durante la pasada persecución religiosa y guerra civil fue arrancada de allí y apareció por el Museo de Bellas Artes. Hoy la tienen en una placita dentro del pueblo.

El retablo

El retablo de san Jorge del Centenar de la Ploma, obra maestra de la pintura gótica valenciana, se cree fue pintado por Marçal de Sas y Miquel Alcanyís, ayudado por otros pintores de su época. Sus dimensiones son de 6,60 por 5,50 metros. Tiene cinco calles: la central expone la lucha de San Jorge contra el dragón ante la princesa; arriba, la batalla del Puig de 1237; y en la cimera, la coronación de la Virgen y Cristo.

En restauración
En restauración

En las calles laterales, dieciséis escenas alusivas a la leyenda de San Jorge, coronadas por las cuatro figuras de los evangelistas. En las entrecalles, 24 profetas, y en el guardapolvo, los 12 apóstoles, interpolados por el emblema de la cruz de San Jorge y una ballesta. En la prelada, la que se restaura aquí 10 escenas de la Pasión de Cristo.

En 1711, por el Decreto borbónico de Nueva Planta que abolió la peculiaridad foral valenciana fue suprimida la cofradía del Centenar de la Ploma. Fue comprada su casa, también la iglesia, para levantar allí la Casa de Comedias. Concretamente la compra fue en 1775 por el Hospital para con el teatro conseguir dinero con que sostener el centro sanitario, pero derribo y construcción no se llevarían a cabo hasta 1831, por falta de dinero primero y luego por la Guerra de la Independencia contra el francés.

No se sabe en qué circunstancias salió de España. No es de extrañar que fuera botín de guerra de los soldados franceses dedicados en su retirada hacia Francia a saquear y robar todas las obras de arte de palacios, iglesias y conventos para llevárselos a París y venderlos con el fin de pagar los gastos de guerra. Ejemplo de que ocurrió ello lo tenemos en el convento de los Dominicos de Algemesí de donde los franceses se llevaron numerosas obras de Ribera y Ribalta, que hoy figuran en el Museo de l´Ermitage de San Pettersburgo, comprados a un marchante en París por la zarina rusa.

El retablo fue restaurado a principios de los años 70 en Londres, pero no hicieron la predela, se ignora por qué motivo. En Valencia, que restauran ahora la predela, de momento han encontrado inscripciones mediante los estudios radiográficos y fotográficos que se están analizando y pueden aportar datos desconocidos que puede precisar más su datación o autoría. Han salido también las etiquetas del anticuario de París que lo vendió y un texto en el que se lee “1468 (o1568, o 1268) acabamos…). La segunda cifra del año no acaba de estar bien dibujada. Y puede que sea una importante clave para conocer la vida e historia del retablo.

Los restauradores
Los restauradores

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