Se traslada a la Iglesia Parroquial La tradicional fiesta del Miracle dels Peixets no se celebrará en su popular ermita

Retablo que narra pictóricamente el milagro.
Retablo que narra pictóricamente el milagro.

Es el milagro eucarístico ocurrido en 1348,fundante de la primera procesión "solemnial e general"  de Corpus en Valencia.

De él se valió el Obispo Hugo de Fenollet para reanimar la vida de la Iglesia en la Diócesis, afectada por la peste, la vida disoluta del clero y el escándalo del Cisma de Occidente.

La situación excepcional que se vive a causa de la pandemia del coronavirus impedirá que el pueblo de Alboraya celebre este Lunes de Pentecostés la popular fiesta del Mracle dels Peixets en la ermita que lo conmemora como es tradicional, debido a la pequeñez de su fábrica, trasladándose la Misa concelebrada por todos los sacerdotes hijos del pueblo a la Iglesia Parroquial.

La ermita se encuentra a dos kilómetros de la villa, en la desembocadura del barranco de Carraixet, junto al mar, rodeada de un pequeña pinada, en la que los asistentes comían y pasaban el resto de la jornada después del oficio religioso. La Misa en el pueblo está prevista a las 9,30 horas.

No obstante, como la Comunidad Valenciana entra en la Fase 2 el mismo lunes, en que se permite el culto en los templos al 50% de su aforo, el Ayuntamiento ha mandado una brigada de obras a dejar en perfecto estado el paraje, que es Parque Natural Local, y un grupo de señora estaba esta mañana limpiando y desinfectando la pequeña ermita, todo lo cual podría ser indicio de algún posible cambio de plan a última hora, o previsión de tener abierto el ermitorio a lo largo del día para que pudieran acceder a él individualmente o en pequeños grupos, los lugareños que deseen continuar de congregarse allí en día tan señalado.

El Miracle dels Peixets (Milagro de los Pececillos) fue la causa eficiente que activó que en el Reino de Valencia se hiciera la primera procesión “general e solemnial” de Corpus, una procesión que en Valencia es mediterránea y barroca, según como corresponde a la antropología del pueblo valenciano, es desde el siglo XIV un audiovisual de la Biblia, se despliega en ella a través de figurantes que representan los personajes bíblicos más importantes toda la Historia de la Salvación.

El Miracle dels Peixets

El 11 de agosto de 1264, el Papa Urbano IV instituyó mediante la Bula “Transiturus de hoc mundo”en la Iglesia Universal la fiesta de Corpus Christi influido entre otros motivos por los milagros eucarísticos de Orvieto (Italia) y Llutxent-Daroca (España). Gradualmente las Diócesis españolas fueronestableciendo grandes procesiones. En Valencia tardaría en hacerse por el estado del Reino tras la Reconquista dirigida por Jaime I de Aragón y las epidemias, que lastraron acciones no esenciales.

En un contexto histórico de complejidad social, cultural y religiosa, aconteció, el 10 de junio de 1348, el Miracle dels Peixets entre Alboraya y Almàssera, que hizo elevar el fervor popular de los cristianos hacia el Santísimo Cuerpo de Cristo.

Cuentan los relatos tradicionales que el cura párroco de Alboraya llevaba el viático, de noche y en medio de una gran tormenta, a un moro converso gravemente enfermo residente al otro lado del Barranc del Carraixet, demarcación hoy del pueblo de Almàssera, cuando al cruzar el cauce, las aguas que bajaban le hicieron tambalear, cayéndosele la arquilla en la que portaba las Sagradas Formas al río, las que fueron arrastradas por las aguas hasta el mar, donde unos pececillos las recogieron y sacaron a tierra, entregándolas al párroco.

El milagro fue historiado entre otros por José Mariano Ortiz, Almarche Vázquez, Escolano, los dominicos Teixidor y Jaume Bleda, Francisco López, Ugarte de Ercilla, Traval, Roset y Muñoz Hidalgo. Un resumen de todo ello aparece en un libro que hice junto con el fotógrafo Pedro Molero, editado por la Associació d´Amics del Corpus d ´Almàssera, bajo el título “Almàssera y su fiesta del Corpus”..

Almàssera recuerda el hecho con una pequeña capilla en el lugar del Barranco  denominado Clot de la Capelleta lugar donde ocurrió la caída y pérdida de las Sagradas Formas, mientras que Alboraya levantó ermita junto al mar lugar donde, siempre según la piadosa tradición, se produjo el milagroso de su hallazgo, portadas en susu bocas por los pececillos.

El historiador dominico Jaume Bleda es autor del relato más antiguo, y por lo tanto más cercano en el tiempo a lo acontecido, de los existentes sobre el Miracle dels Peixets, donde se habla de dos las Sagradas Formas y dos los peces que la recogieron. Lo explica así:

[…] cerco al cura, y le compellio soltasse la custodia, o arquilla donde traya dos Hostias, una para comulgar al enfermo, y otra para traer a la vuelta dexado caer la arquilla, el rector procuro salvarse de  aquel impetu de agua, y dio noticia en Alboraya de lo que havia acontecido. Pusieron diligencia luego que amayno el barranco en buscar la custodia, y hallaron al fin las formas. Yendo por la orilla del mar (que esta de allí menos devn quarto de legua) dos pescadores a pescar, o buscando leña vieron dos peces grandes, a la lengua del agua, teniendo cadavno en la boca patentemente vna forma: corrieron, dieron nueuas al Cura de lo que hauian visto, el rector pusose el sobrepeliiz y estola, y cogió vn caliz, y corriendo acudió alla: hallo ser verdad lo que le dixeron, arrodillose ante los peces, los quales llegaron junto al cura, teniendo siempre en la boca las hostias: tomolas el cura con mucha reuerencia y pusolas dentro del caliz, y lleuolas a Alboraya, en cuya iglesia esta hoy dia el caliz en que las truxo; y la arquilla que se le cayo, en la Yglesia de Almacera. Y por esta causa entonces desmembraron la vicaria, o rectoría de Almacera, de la rectoría de Alboraya: para que otra vez no les aconteciesse otro tanto. La qual desmembración fue hecha en el año mil trezientos cincuenta y dos… auiendo precedido muchas differecias y debates entre los Jurados y soldados de Almacera y los de Alboraya acerca de esto; como consta por la sentencia de dicha desmembración. Y en memoria de este milagro, el retablo del altar mayor que hizieron en Almacera, lo dedicaron al Sanctissimo Sacramento, y todo el está pintado de esta historia.

Al llegar a Valencia, meses después, y conocer el hecho el nuevo Obispo de Valencia, Hugo de Fenollet, (tomó posesión el 31 de diciembre de 1348 y gobernó la Diócesis hasta 1356), decretó se celebrara en Almàssera y Alboraya solemnes fiestas con tal motivo.

La propalación de este milagro eucarístico hizo que aumentara entre los cristianos que recién habían comenzado a repoblar las tierras conquistadas a los valenciano-musulmanes  el fervor por lo eucarístico, la veneración y adoración de la Eucaristía. El milagro fue caldo de cultivo y factor propicio que aprovechó el nuevo Obispo para animar la vida de la Iglesia en Valencia, mermada y diezmada por la peste negra y afectada por la relajación del clero, que apenas podía alzarse entre una población altamente islamizada.

Las comunidades religiosas habían sufrido muchas bajas mortales a causa de la epidemia de la peste. El historiador Diago habla que de 640 frailes dominicos que habitaban los conventos de la Corona de Aragón, solamente sobrevivieron 130 a la peste. A este desastre, se sumó las consecuencias del gran escándalo de la Iglesia medieval, el Cisma de Occidente, confusa época en la que cada parroquia o comunidad estaban divididas en favor de un Papa u otro.

El prelado Hugo de Fenollet debió echarle imaginación y sagacidad para afrontar la situación con la que se encontró la Iglesia que le había sido encomendada y recurrió a diversas acciones pastorales como la de organizar la procesión del Corpus,  una manera más de dinamizar la vida eclesial y espiritual de la ciudad,  con la experiencia de haberla organizado ya en su anterior Diócesis, Vich, la procesión de Corpus Christi.

Consiguió convencer y animar a los Jurados de la Ciudad, y decretó su celebración, que organizó con el gobierno municipal, mandando a parroquias y órdenes religiosas que no celebraran la fiesta por separado, sino que acudieran todos a la solemnial e general de la Catedral,  con el fin de “que perpetuase entre los valencianos el respeto a tan soberano Sacramento”,  consiguiendo que  el 4 de junio de 1355 se hiciera la primera solemne e general processo de Corpus, a la que se sumaron además del Consell de la Ciutat, el Virrey, el Justicia, Prohombres, Gremios de Oficios, Parroquias, Órdenes Religiosas y pueblo en general.

La consecuencia civil y eclesiástica fue la independencia primero parroquial y luego municipal de Almàssera respecto a Alboraya, emergiendo oficialmente un pueblo, que reclamó su derecho a serlo, gracias al milagro.

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