"Si hay buenas ovejas, también habrá buenos pastores" Omella: "Jesús nos ama a cada uno de nosotros como si solo hubiera una persona a la que amar"

Según el Buen Pastor, el cristianismo es la religión del “tú”
Según el Buen Pastor, el cristianismo es la religión del “tú”

"Jesús compartía con sus semejantes la vida sencilla de Nazaret. Conocía los ciclos de la siembra y de la cosecha, sabía cómo se hacía el pan y había contemplado alguna vez a los jornaleros que esperaban en la plaza del pueblo a que alguien los contratara"

"Jesús conocía también la vida de los pastores. Los había visto por los caminos de Galilea, mientras cuidaban de sus rebaños con paciencia y cariño"

"Como dice bellamente el poeta Luis de Góngora, Jesús es a la vez 'pasto y pastor'"

"Dios nos invita a ser buenos pastores para los demás. Nos pide que acompañemos a todas las personas que nos encontramos a lo largo de la vida. Especialmente nos invita a atender a los que han quedado al borde del camino"

Hoy, domingo del Buen Pastor, celebramos la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones y la Jornada Mundial de las Vocaciones Nativas. Oremos para que el Señor nos conceda las vocaciones que nuestra Iglesia necesita. Esto también depende de nosotros, ya que, como nos dice san Agustín, si hay buenas ovejas, también habrá buenos pastores.

Jesús es un buen pastor, Él es el Buen Pastor. Dios nos ama tanto que quiso que su Hijo Jesús fuera semejante en todo a nosotros menos en el pecado. El Hijo de Dios trabajó con manos de hombre, obró con voluntad de hombre y amó con corazón de hombre (cf. Gaudium et spes, 22). Jesús compartía con sus semejantes la vida sencilla de Nazaret. Conocía los ciclos de la siembra y de la cosecha, sabía cómo se hacía el pan y había contemplado alguna vez a los jornaleros que esperaban en la plaza del pueblo a que alguien los contratara.

El Papa, buen pastor
El Papa, buen pastor

Jesús conocía también la vida de los pastores. Los había visto por los caminos de Galilea, mientras cuidaban de sus rebaños con paciencia y cariño. Es posible que, al contemplarlos, resonara en su corazón la promesa que Dios hizo a su pueblo a través del profeta Ezequiel: «Yo mismo buscaré mi rebaño y lo cuidaré […]. Buscaré la oveja perdida, recogeré a la descarriada, vendaré a la herida, fortaleceré a la enferma» (Ez 34, 15-16).

Esta promesa de Dios alcanza su plenitud en Cristo. Él siempre nos está buscando. Cuando nos sentimos desorientados y rotos, atraviesa las montañas y cruza los valles para darnos su amor. Él nos acompañará durante todo el camino de la vida.

Jesús es el único que nos conoce verdaderamente. Para Él no somos un mero número. Somos seres únicos e irrepetibles. Jesús nos invita a tener una relación personal con Él para que tengamos una vida plena (cf. Jn 10,10). El Señor nos ama de un modo que nosotros no somos capaces de comprender; nos ama a cada uno de nosotros como si solo hubiera una persona a la que amar.

Buen pastor
Buen pastor

Jesús es un pastor que es capaz de dar la vida por sus ovejas. Es luz en medio de las tinieblas de nuestra existencia. Es el pastor bueno que nos salva y nos acoge en el banquete de su cuerpo y de su sangre. Como dice bellamente el poeta Luis de Góngora, Jesús es a la vez «pasto y pastor».

Dios nos invita a ser buenos pastores para los demás. Nos pide que acompañemos a todas las personas que nos encontramos a lo largo de la vida. Especialmente nos invita a atender a los que han quedado al borde del camino. Quiere que nos acerquemos a aquellos que no tienen quien les cuide o que han perdido la esperanza. Ojalá que encuentren en nosotros una mano amiga y una palabra de acogida.

Queridos hermanos y hermanas, Jesús es el Buen Pastor y la puerta por donde entran las ovejas. Entremos, lleguemos a su corazón y escuchemos su voz. Él nos habla, nos espera y nos llama por nuestro nombre. Solo Él es el pastor bueno que ha vencido al dolor y a la muerte. Dejémonos acompañar por Él durante todo el tiempo de Pascua.

El buen pastor
El buen pastor

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