Sacerdotes de película: en clave de comedia (7)


En un giro de 180 grados nos venimos a las adaptaciones cinematográficas de la obra del escritor italiano Giovanni Guareschi. Ambientadas en la posguerra italiana nos narran los antagonismos y secretas amistades de Don Camilo, un cura rural, y el alcalde comunista Peponne. Desde el planteamiento de una coproducción ítalo-francesa la figura de párroco rural la encarnará el cómico Fernandel y la del alcalde Gino Cervi. La difusión de las películas será casi tan amplia como los libros de tal manera que hoy pensar en don Camilo no puede hacerse sin imaginar a Fernandel. Julien Duvivier dirigió los dos primeros episodios. El primer título Don Camilo es de 1952 y está basado en la novela "El pequeño mundo de Don Camilo”. Describe los muchos enfrentamientos de los dos protagonistas que culminan en un partido de fútbol interrumpido por una pelea, como consecuencia al cura le trasladan para que tome un poco de distancia aunque tiene una multitudinaria y yuxtapuesta despedida. La película tuvo un enorme éxito de taquilla y fue la primera de una serie de seis que siguió hasta 1965. Cuatro fueron interpretadas por los mismos protagonistas: El retorno Don Camillo (1953), dirigida también por Julien Duvivier, donde el párroco vuelve a Brescello y se une al alcalde cuando las inundaciones arrasan la región.


Otros dos episodios fueron dirigidos por Carmine Gallone: Don Camilo y el honorable Peppone (1955) relata una campaña electoral llena de enfrentamientos, y en Don Camillo Monseñor (1961) donde a pesar del cambio de oficio de ambos todo sigue igual. El camarada Don Camilo (1965) de Luigi Comencini es el último capítulo de la serie interpretado por la pareja Fernandel-Cervi, que esta vez se trasladan a la Unión Soviética.

En tono de comedia hemos de destacar también un clásico El padrecito (1964) de Miguel M. Delgado al servicio de Mario Moreno 'Cantinflas' en sus recreaciones de distintos personajes populares. En este caso el padre “Sebas” que se incorpora para ayudar al padre Damián en una parroquia dominada por el cacique del lugar. Las intervenciones del joven sacerdote van poniendo todo patas arriba pero su bondad va conquistado a los habitantes del pueblo que ven como se empeña en recuperar la es cuela que habían convertido en cantina. Llena de elementos sociales y de bondad refleja bien las relaciones entre el sacerdote anciano y el joven así como la disposición al servicio, incluso de torero, del inefable padrecito.
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