A la caza del gay.

Pues busquen todo lo que quieran, hagan una caza de brujas, tal vez incluso se terminen por dar cuenta que no tienen forma alguna de demostrar si alguien es homosexual salvo si le pillan in fraganti, cosa que en el Vaticano lo dudo.
Y respecto a ese prelado que ya han ajusticiado, y que de repente dijo que es gay y ahora dice que no lo es y que todo lo hizo para encontrar gays en el Vaticano, ojalá lo procesen no por homosexual u heterosexual, sino porque o bien no duda en usar la mentira para indagar las intimidades de sus amigos, compañeros, conocidos o el primero que pae por ahí, o bien utiliza su posición de prelado y su despacho Vaticano para salir del armario por la puerta grande y crear un problema bien gordo dentro de la Iglesia. En cualquiera de los dos casos que lo echen.
Para concluir espero que en la Santa Sede hagan el favor de tener un poquito de madurez y de no ir organizando cosas que sin duda podría llevarse a gente buena por delante, independientemente de sus inclinaciones sexuales. ¿Qué importa las preferencias sexuales de una persona si no las ejerce? ¿Qué importa si tal vez esa persona es un gran cumplidor, un buen trabajador o una bella persona y resulta ser homosexual? Además, con persecuciones como esta se enrarece el ambiente, se fomenta la intriga, y se crean sospechas que sin duda ocasionan daños que pueden ser irreparables.
¿Acaso no padecieron por las malas lenguas siendo obispos o cardenales tanto Jean Maria Mastai Ferreti (Pio IX), Angelo Giuseppe Roncalli (Juan XXIII), Giacomino della Chiesa (Benedicto XV) Y Giovanni Battista Montini entre otros (Pablo VI)? ¿Y del propio Teilhard de Chardin? Bastante fue que le denunciaran por algo que ni pensaba ni iba a publicar pero apareció en un borrador de un escrito suyo y que un compañero jesuita se encargó de enviar. ¿Y del propio Cardenal Henry Newman? Bastante tuvo que soportar que le hicieran la vida imposible los obispos Ingleses y el propio Cardenal Manning. ¿Y Fracesco Forgione (Padre Pio de Pietrelcina)? ¿Acaso no tuvo que soportar tantas y tantas sospechas y acusciones?
Pues yo pregunto si tras exponer a estas victimas, hoy reputadísimos y candidatos a beatificación o a la canonización, o ya canonizados o beatificados, se debe proseguir con esta absurda idea de organizar una caza de brujas. Si esta gente que he citado fueron victimas notables que conocemos y consiguieron salir airosos como bien pudieron, o cargaron con sus sospechas hasta después de morirse, cabría preguntarse a cuantos arruinaron y destruyeron la vida las cazas de brujas.