Quién es mi prójimo... Píldora de Adviento (5) : "La proximidad"

Señor, cercana la celebración de tu encarnación, sentimos tu proximidad, ¿Qué pueblo tiene un Dios tan cercano como nuestro Dios? Te has encarnado y te has aproximado de tal manera que ya no puedes ni quieres ser sin nosotros, todo lo quieres con nosotros.

Navidad es "proximidad"

proximidad

Mi compañero de facultad me comenta que está con los ejercicios finales de su materia, los hace en dos grupos. El otro día le escribía un alumno y le pedía pasar al grupo que realiza la prueba más tarde. La razón es que se encuentra mal. Hace días desapareció un joven universitario y lleva más de una semana sin aparecer, hay indicios que muestran la posibilidad de un presagio fatal. Este joven universitario fue el último compañero que estuvo con él, aquella noche, acompañándolo cuando dijo que iba a tomar un taxi para volver a su residencia estudiantil... su dolor es muy fuerte, imagino sus reflexiones  y preocupación. Fue el más próximo a él en esos últimos momentos antes de su desaparición... ante este dolor y situación me pregunto:

¿Alguien se apunta al evangelio de la proximidad y la vecindad? Ya está muy próximo a nosotros, viene a visitarnos, se hará vecino del mundo, de la humanidad, y lo hará desde la aldea, la casa, la pequeña familia, el trabajo, los amigos, los pobres… No puede haber mayor grandeza de misterio, ni preparación para recibirlo, que pasar por la renovación de lo próximo y la construcción de nuestra identidad de vecinos queridos.

El mundo necesita redescubrir el rostro de lo humano, organizarse situando a la persona en el centro de toda la historia, en una naturaleza cuidada como casa común de todos los hombres. La invitación en este final de adviento es a ser la casa de la acogida, a provocar la invitación y ejercer la hospitalidad.

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Nuestro Dios está en la puerta de al lado, bastará que abramos la puerta para saludarlo y dejar que entre a compartir nuestro pan. Si lo hacemos, se curarán nuestras heridas, se perdonarán nuestras culpas y vacíos, nacerá nuestra carne más sana, la del pueblo en la mejor vecindad, en la relación divina de ese pequeño que ya está llegando. Viene con una señal que grita el deseo de sentirnos cerca y poder juguetear en nuestras casas personales.

Hoy necesitamos tu presencia en nuestros corazones para saber encarnarnos nosotros los unos en los otros, como tú ha hecho de una vez para siempre. Encarnarnos para ser unos de los otros, sentirnos nosotros, un nosotros cada vez más grande. Lo necesitamos vivamente, el mundo busca la luz, estamos a oscuras y sabemos que tú sales a nuestro encuentro en cada hombre y en cada acontecimiento si sabemos adentrarnos con tu espíritu de encuentro y de proximidad.

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