Alguien importante... Otro crucificado de la historia, con las señales del dolor y la muerte

La señales de los clavos y la lanzada... Javier ha muerto ultimado por la violencia y estaba herido de sí mismo, de hogar, de calle, de adicción... quién habrá metido los dedos en la señal de sus clavos y su mano en su costado.

cajero
Ha muerto alguien importante en Badajoz. Hace unos días relajado, en fin de semana, opté por tomarme con tranquilidad un vinito en el bar que está muy cercano a mi casa en el barrio de la estación. Allí se respira serenidad, cercanía y ponen unos aperitivos de esos que dejan huella y la gente conversa entretenida con familiaridad, aunque hayas entrado pocas veces.

El señor que está junto a mí, habla con un  amigo, por el móvil con voz alta y al final de la conversación escucho decir que ha muerto Javi, ese chaval que dormía en el cajero de la avenida de Carolina Coronado. Paso bastante por esa avenida y siempre me ha interrogado la guarida formada por unas cajas de cartones y alguna manta que se encontraba dentro del cajero desde que cerraron esa oficina bancaria. Lo respetaban curiosamente y me llamaba la atención.

Más de una vez me he detenido a contemplarlo y me he venido a casa dándole vueltas a la cabeza en torno a esa posible persona y su situación personal. Una persona con adicción a las drogas conocido sobre todo en la avenida Juan Carlos I y en los aparcamientos de san Atón, te pedía para un “mentolín”, no quería bocadillo, otras veces para el pan y te enseñaba lo que iba meterle dentro.

Mi compañero Paco hoy ha pedido en misa por él y ha hecho referencia a que durante el tiempo de pandemia estuvo alojado en las Palmeras y allí lo conoció más directamente. El vecino del bar hablaba de que había muerto en la calle y lo habían encontrado con convulsiones y no había salido adelante, hoy mi compañero hablaba de que había signos de paliza en su cuerpo.

Y aquí estoy al final de la tarde, orante, en este tiempo de pascua serena, mirando la caída del sol, con un cielo paradisiaco y rojizo que invita a la paz almada, y me duele eso, el mismo alma. Una persona de la calle, una persona sagrada con valor absoluto que ha acabado en la cruz total de un mundo indiferente y violento.

Doy gracias a Dios por mi vida, por la persona que soy y la comunidad que me rodea y dignifica. Persona y comunidad, qué importante. Decía el compañero de barra, que hace más de diez años había muerto otro hermano también con adicción, por culpa de la droga, pero que su padre era un hombre trabajador profesional, tan normal. Qué habrá hecho que se hayan roto de esa manera esos corazones humanos, personales, llamados al hogar y la comunidad.

Qué misterio, no puedo menos de acordarme de las personas que recientemente estoy conociendo con problemas de adicción, de sus dolores y sufrimientos, sus impotencias y sus deseos de salir desde la mayor de las debilidades. Pero son muy importantes, como Javier.

José Moreno Losada

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