"Lamentando caprichos episcopales de otros tiempos y también de ahora" Catedral de Astorga, a la sombra del palacio de un obispo caprichoso

Catedral y palacio de Astorga
Catedral y palacio de Astorga

"Los estilos gótico, renacentista y barroco se superponen en el exterior de la catedral. La fachada principal está integrada por portada triple y es buena muestra del barroco más pletórico"

El interior de la catedral, junto con la de Segovia, Salamanca y Plasencia, constituye, dentro del último gótico, lo que se ha llamado “gótico nacional”

Al lado de catedral tan maravillosa, se encuentra el Palacio Episcopal, considerado como “el mejor edificio neogótico español”, obra del genial arquitecto Antonio Gaudí

"Las catedrales incluyen también la construcción del palacio que mandara edificar el obispo, con el "placet" del Cabildo, como habitual residencia de él y sus familiares"

"¿Acaso, y por fin, no les llegó ya la hora a todos los palacios episcopales de la Iglesia universal?"

"Nos despedimos de la catedral y su palacion pasando por la plaza Mayor de la ciudad para ver y admirar a un maragato y una maragata que se encargan de dar las horas sobre una campana en el edificio de las Casas Consistoriales"

Como de todo, o de casi todo, hay en la Viña del Señor, me resulta ocioso razonarles a quienes puedan causar escándalo el título de este nuevo capítulo de mi peregrinaje por las catedrales de España.

Y es que las catedrales incluyen también la construcción del palacio que mandara edificar el obispo, con el “placet” del Cabildo, como habitual residencia de él y sus familiares, así como de quienes habrían de sucederles en la sede, dicen que siempre está y stará en consonancia con el arte, rango, dignidad y estilo de todo el conjunto considerado y reverenciado diocesanamente como “obra de la Iglesia y de Dios. Catedral y palacio episcopal son, de por sí, una misma cosa”, y no solo arquitectónicamente, sino en rigurosa identidad teológico-pastoral, además de administrativa. En soberbias y más que piadosas ocasiones, una y otra edificación están entre sí unidas, por lo que no es descartable equivocarse, al intentar discernir con objetividad y evangelio, la dependencia de una o de otra. Es decir, de las dos.

Acerca de la explicación a aplicar al substantivo “capricho” -y a su adjetivo “caprichoso”, es suficiente con acudir a la RAE, que aporta la definición de “deseo arbitrario, que no está basado en una razón lógica, sino en un antojo pasajero”. (Yo, en estas, como en tantas otras ocasiones, “ni quito ni pongo rey”, sino que me limito a rezar con el diccionario). Reconocer que en no todos los episcopologios, alguno o algunos, de sus miembros les encaja a la perfección, además de los títulos de “Reverendísimos” y hasta de ”Eminentísimos”, de sus correspondientes y protocolarios, el de “caprichoso”, manirroto y mal administrador, destaca por encima de todos, no me parece raro y ofensivo y más cuando la historia, también la presente, ofrece casos concretos que afirman y reafirman terminología tan exacta y proporcionada.

Me sirve de justificación de este preámbulo, la noticia de hace unas cuantas semanas, de que a un obispo de cierto país centro-europeo, de la cuenca del Rhin, por más señas, el Vaticano -la Curia Romana- se ha visto obligada a su destitución, “ipso facto”, por haber mandado construir un soberbio palacio e intentar vivir en el mismo, tal y como refiere el refranero español, precisamente “según viven los señores obispos”. Los datos fueron difundidos y acreditados por los medios de comunicación social, nacionales e internacionale , en provecho de la necesidad de reforma que padece la Iglesia y más en su jerarquía.

En el “piadoso” contexto de estas informaciones-comentarios acerca de las catedrales de España, y solo con el deseo de su reafirmación pastoral y litúrgica, así como de los palacios-residencias de sus obispos , dirijo mi atención a Astorga de turno, capital de la comarca leonesa de la Maragatería, población- cabeza de diócesis, conocida y reconocida por su arte e historia, una de las más preciadas de España, a uno de sus obispos se le ocurrió la fabulosa y ostentosa idea de construirse un palacio, como residencia personal, que llegara a hacerle sombra hasta a su misma catedral. Es de lógica, y a la vez, de cánones, que el Cabildo y sus turiferarios de turno, le concedieran el “placet” –“Nihil obstat”-al señor obispo, antes o después de haber echado las cuentas y de sopesar si tal obra habría de ser de utilidad pastoral diocesana, o de si llegara a constituir un monumental escándalo para la grey del Señor y de quienes aspiraran a serlo…

Hace falta carecer de sentido común, y sobrepasar los límites humanos y divinos del capricho, por reverencial que este se presente, como para invertir en palacio, tal cantidad de dinero, en una de las diócesis que con el tiempo, y entones ya previsiblemente, habría de pertenecer a la España vacía, empobrecida, por todos sus costados…

Catedral y Palacio de Astorga
Catedral y Palacio de Astorga

Y así, y sin más, comenzamos la visita a Astorga y a su catedral, siempre a la sombra de su singular palacio residencia “oficial” y familiar de sus señores obispos, que tal fue su destino y la prevista inversión económica, por aquello del evangelio que refiere que son precisas las cuentas antes de afrontar cualquier obra y más si estas parecen ser “religiosas”

En tiempos primitivos, Astorga fue un castro que, dada su privilegiada y estratégica ubicación, los romanos hicieron del mismo uno de los fundamentales enclaves para el control y explotación minera de las reservas tan ricas de El Bierzo. La ciudad fue construida por Augusto el año 14-15 (a. C.), dotándola de fuertes murallas en su guerra contra cántabros y astures. Como capital de los astures, recibió el nombre de “Astúrica Augusta”, junto con los títulos de “Convento Jurídico” y “Colonia Romana”. Fue pronto uno de los cruces y nudos de las vias romanas más importantes de España.

Su historia estuvo plagada de destrucciones, incluidas las de Almanzor, hasta que Alfonso VI le confiriera un impulso importante en la peregrinación jacobea. De la “Urbs Magnífica” de los romanos, posteriormente apenas si dejaron piedra sobre piedra los franceses, en la llamada “Guerra de la Independencia”.

En relación con la catedral hay que advertir que esta diócesis es de fundación apostólica y de la misma se encuentran referencias en el siglo II. En el año 1069, - 20 de diciembre - se refiere la consagración de la catedral bajo el pontificado del obispo Osmundo, aunque las obras terminaron en 1242-1246, en tiempos del obispo don Pedro Fernández. Pero en el siglo XV, y “dado que la catedral románica era muy pequeña, oscura y “baxa”, se comienza la construcción de una nueva, desapareciendo poco a poco la románica.

La obra de la nueva siguió su curso durante los siglos XVI-XVII y se dio por terminada a principios del XVIII. Es posible que el autor de la traza fuera Juan Gil de Hontanón, arquitecto de grandes catedrales de España. Parece que en ella intervino también Juan de Colonia. Es clara la impronta artística de Rodrigo Gil de Hontañón Juan de Alvear y Francisco y Miguel de Lastra. Los estilos gótico, renacentista y barroco se superponen en el exterior del templo. La fachada principal está integrada por portada triple y es buena muestra del barroco más pletórico.

El interior de la catedral, junto con la de Segovia, Salamanca y Plasencia, constituye, dentro del último gótico, lo que se ha llamado “gótico nacional”. Consta de tres naves y hay que contemplar y admirar, entre otras cosas, el fabuloso retablo mayor , de Gaspar Becerra. Y si excelente es la labor escultórica del retablo, no es menor la de su pintura. La policromía realza de modo sorprendente las formas escultóricas. Son singularmente dignos de admiración los tres retablos, de la Inmaculada, de santa Teresa y de La Majestad. La Inmaculada es obra de Gregorio Fernández. La Virgen de La Majestad es una de las joyas más valiosas y preclaras de la escultura románi.ca de España.

La reja del coro es una verdadera obra de arte. Lo es también la sillería, en la que probablemente trabajó Juan de Colonia, y que es considerada como de las más artística de todas las catedrales hispanas. Mención especial reclama el trascoro. El Museo catedralicio merece larga y documentada visita, reclamando por sí solo además toda una “peregrinación”, además de artística, muy devota y piadosa.

Palacio Episciopal

Al lado de catedral tan maravillosa, se encuentra el Palacio Episcopal, considerado como “el mejor edificio neogótico español”, obra del genial arquitecto Antonio Gaudí, quien entonces trabajaba en el “Templo Expiatorio de la Sagrada Familia”, y en el Parque Güell de la ciudad de Barcelona, y de quien era amigo, compañero y paisano, - de Reus- , Joan Baptista Graus i Vallespinós, entonces recién nombrado obispo de Astorga, por el papa León XIII, el día 10 de junio de 1866.

Las obras del palacio se iniciaron el 24 de junio de 1889, pero en 1893 murió el obispo, cuando aún faltaba por concluir el segundo piso. Ante las “incomprensiones” del nuevo obispo y del Cabildo catedralicio, la historia refiere que Gaudí quemó las planos y pronunció estas palabras: “Serán incapaces de acabarlo y dejarlo terminado”. El arquitecto García Guereta reconocido experto en edificios neomudéjares, efectuó nuevos planos y logró terminar las obras en 1913

El palacio está edificado con piedra blanca, de granito, de Monte Arneas, y consta de tres pisos y un sótano y tres esbeltas fachadas a modo de hastiales y un gran ábside con cuatro torreones y crestería, balaustradas, torrecillas-chimeneas, capiteles, tejados apuntados… Su interior es todo un derroche de audacia e imaginación. Se respira en el sótano el misterio del castillo medieval. El salón es de clara inspiración árabe. En el segundo piso Gaudí llegó a la más alta gradación estética, con su granítica escalera de caracol, un amplio “hall” cuadrado de alta bóveda gótica, sostenido por columnas monolíticas de capiteles caprichosos de puntas aguzadas

Hoy, dedicado -pero ya clausurado- a Museo de Caminos, alberga en su sala de escultura medieval importantes obras de arte. En la sala de pinturas se exponen tablas de los siglos XV y XVI. El motivo jacobeo es el protagonista de la sala tercera, con imágenes de Santiago Peregrino y Santiago Matamoros, escarcelas y bordones El comedor de gala luce una buena exposición de vidrio y cerámica. En su sala contigua se halla una buena talla de Gaspar Becerra. Entre las obras escultóricas llama la atención la Cruz Procesional de Castrotierra, con el denominado Cristo de Miguel Ángel…

Y así y lamentando caprichos episcopales de otros tiempos y también de ahora, en otras latitudes de la Madre Patria, nos despedimos de la catedral y de su palacio --¿qué harán con él en el Año Santo “bis” en el que nos encontramos?-, no sin antes pasarnos por la plaza Mayor de la ciudad para en el edificio de cuyas Casas Consistoriales, coronado por una gran peineta, ver y admirar a un maragato y una maragata que se encargan de dar las horas sobre una campana…

¿Acaso, y por fin, no les llegó ya la suya a todos los palacios episcopales de la Iglesia universal?

Interior Palacio Episcopla de Astorga

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