David López Royo Un camino: la amistad

David López Royo
David López Royo

"La amistad revoluciona el sistema de aprendizaje, y hace que personas como Sara puedan transmitirnos, desde su experiencia, el camino que debería de marcar el conocimiento que se tendría que potenciar en los sistemas educativos"

Querer realizar un camino, conlleva, la mayoría de las veces, a enfrentarse a la realidad que la vida te va poniendo. Sí, es verdad, que existen ocasiones complicadas y difíciles que nos ayudan a crecer y a evolucionar; pero, también, surgen experiencias que afianzan las relaciones humanas. Sara Dobarro, es un ejemplo vivo de esto último. Ha escrito un libro maravilloso y muy humano, llega al corazón y, desde luego, parte del corazón. Tiene todo el texto, un contenido que entrelaza la pasión de la amistad con un acontecimiento excepcional, superar tres secuencias de infarto.

Mi amiga, persona sencilla y, siempre dispuesta a entregar todo lo que en ella existe, hace que estando a kilómetros de distancia, sientas su fuerza y energía. En su libro se puede leer en la página 174 lo siguiente:

"Soy consciente de la buena cosecha de cariño que tengo y estoy feliz por ello e ilusionada de continuar con una nueva puerta abierta, y una ventana enorme para soñar. Eso me hace responsable de aprender a cuidarme, y a conocer nuevas cosas de mí".

Para ella, la enseñanza es un aprendizaje conjunto entre el maestro y el alumno. Ambos son receptores y emisores. Aprender es un camino que tiene que llevar, ante todo, a la amistad, y que no es otra dimensión que el vínculo positivo que debe generarse entre los que participan en el proceso formativo. Su libro, precisamente, es eso, interacción entre quien nos quiere transmitir una experiencia vital, y las personas que estamos dispuestas a dejarnos acariciar por el conocimiento, que nos proporciona alguien que se siente en deuda con la oportunidad que la vida le ha vuelto a dar.

Parque de la amistad
Parque de la amistad

El libro, desde el principio hasta el final, es una transmisión de lo que supone estar abiertos y despiertos a lo que nos puede ocurrir en nuestro caminar. A partir de aquí, se trata de saber descubrir que cada minuto y cada relación que se genera, en el espacio temporal, supone un encuentro, y que en nosotros está la clave para percatarnos que puede ser algo especial.

Aprendemos, a través de lo que leemos e interpretamos en el libro de la vida. Este aprendizaje, per se, es un misterio, y lo más importante es no estar aferrado a las cosas, sino entender que cada minuto y cada día suponen un crecimiento personal; claro, si estamos dispuestos a realizar un camino en donde, el descubrimiento de la amistad es el objetivo que debe de influir en nuestro corazón; pero, al mismo tiempo, hay que racionalizar esta meta en nuestro cerebro. Aquí, una vez más, la experiencia es algo esencial para abordar un camino que conduzca a una amistad tejida en la confianza y en el descubrimiento de la novedad. Sara lo relata perfectamente "estoy conversando con el Dr. Suárez, en el devenir de la conversación, el doctor le dice -nunca había coincidido con una paciente así y se interesó por mi trabajo-. Le expliqué que inicié mi actividad laboral como periodista, porque soy una enamorada de la comunicación y eso me llevó a querer entender la comunicación de nuestro organismo, por lo que estudié neurociencias. Le comenté lo que había sentido cuando mi corazón se paró, en tres ocasiones, y mi cerebro siguió funcionando y registrando en el hipocampo (área que se encarga de la memoria) todo lo que había vívido. Me dijo el doctor: lo explica usted mucho mejor que nosotros, los médicos ¿sabe por qué? Porque usted lo ha vivido y habla directamente de corazón a corazón".

El camino de la amistad tiene que fraguarse en experiencias concretas, y en la voluntad firme de querer intercambiar lo que del corazón fluye y de lo que el cerebro procesa. El aprendizaje, es el lograr entenderse entre el maestro y el alumno; los dos reciben, y lo hacen de corazón a corazón y de cerebro a cerebro. Se trata de acompasar el conocimiento y todo lo que puede fluir de un intercambio racional y afectivo. El afecto construye relaciones, la razón afianza el conocimiento teórico, y la argamasa para que exista una relación positiva es la amistad. Es la dinámica del entendimiento. Podríamos decir que, se trata de comprender que los humanos aprendemos si estamos dispuestos a interactuar en las relaciones, basadas en los afectos y en la razón. La consecuencia de lo anterior es que los afectos se equilibran y la razón se muestra flexible y dialogante.

Las experiencias especiales, y haber superado una secuencia de tres infartos seguidos, puede considerarse algo muy especial. Esta situación hizo que Sara tuviera prisa por poner al servicio de la sociedad esta vivencia. Afianzó, algo que yo siempre he visto en ella, el compromiso por los demás; tenía que transmitir su experiencia vital para que pudiéramos disfrutar de todo lo que nos iba a contar. Es, desde mi punto de vista, un gesto generoso de amor. Tenía, mucha prisa Sara por intercambiar los afectos con la razón. En la página 122 dice “escribo agradecida a todo lo experimentado en el Hospital Clínico. Fue mucho más que me devolvieran a la vida, porque estaba teniendo tiempo para escribir, de pensar, de dar salida a mis miedos, sobre si fibrilaría en el siguiente cateterismo, de tener esperanza y de encontrar un sentido a todo lo que estaba ocurriendo. Y qué oportunidad tan increíble para hilar ideas, desenfocar el objetivo para ampliar mi horizonte....Mi gran suerte fue descubrir que entender es sinónimo de amar”.

Conociendo, a lo largo de los últimos nueve años, a Sara, he ido descubriendo a través de ella que lo que transmite es experiencia, haciendo posible que lo que uno haya podido aprender a través de la educación, llamada reglada, debe de cambiar de registro, y lograr que lo aprendido pase a estar matizado por la experiencia personal, tanto desde el punto de vista profesional como familiar. Pero su experiencia, está apoyada en el descubrimiento de que el conocimiento está iluminado por la comunicación entre el corazón y el cerebro. Sin duda, su método de trabajo, a través del Neurocoaching como especialista en neurociencias y comunicación, nos conduce a entender que una carrera profesional no puede alejarse de una relación fluida entre el corazón y el cerebro; podemos decir que ambos fijan su comunicación en la amistad. El camino formativo no puede ignorar esta realidad. Para entender que no es posible avanzar e innovar si no tenemos en cuenta esta relación; una amiga de Sara, en concreto Isabel Lecina, lo relata en la página 112 de la siguiente manera, “el corazón tiene razones que el cerebro no entiende, pero Sara está empeñada en que, a partir de ahora, corazón y cerebro vayan unidos, latan y sientan acompasadamente, y también, lo sabemos de sobra, va a convertir esta nueva pasión en un reto profesional para que todos cuantos la conocemos y los que han de conocerla”.

La experiencia especial de Sara hace que se pregunte a sí misma: por la revolución tecnológica y la interacción de campos magnéticos; por el humanismo y por la compasión. Considera que son tres variables esenciales para desarrollar un camino, en donde la amistad sea la luz que ilumine su trazado. Al respecto, escribe Sara "cuando el estudiar la neurociencia descubrí que el cuerpo humano es un campo de energía e información estructurada y que el cerebro es un gran ordenador que distribuye la información me quedé fascinada. El corazón, por su parte, está constantemente emitiendo ondas, sonido, claro, presión, señales electromagnéticas, por eso es tan importante que estén sincronizados cerebro y corazón para mantener en equilibrio el campo de energía. En el mismo camino las emociones de los otros nos afectan. Entonces, cuando elegimos sonreír y activar conscientemente sentimientos positivos, el campo de nuestro corazón transmite instantáneamente esa información coherente y armoniosa a nuestro entorno y lo modifica. La compasión siempre alimenta nuestra vida y es una emoción necesaria para crecer como personas"

La amistad revoluciona el sistema de aprendizaje, y hace que personas como Sara puedan transmitirnos, desde su experiencia, el camino que debería de marcar el conocimiento que se tendría que potenciar en los sistemas educativos.

Para concluir, trasladar a mis lectores que, próximamente, escribiré una reflexión sobre el Proyecto Educativo Minerva, por cuanto hace unos días, en una conversación con unos amigos, salió a colación el mismo. Minerva trata de poner en evidencia, según Maximiliano Fernández, que se trata de "una pedagogía muy distinta. Está basada en desarrollar pensamiento crítico y creativo, comunicación e interacción efectivasBuscamos desarrollar líderes innovadores y ciudadanos globales.Hay que dar herramientas a los alumnos para afrontar problemas que no sabemos cuáles van a ser en el futuro".

En la reflexión que se hacía sobre Minerva me venía a la mente lo que tantas veces he conversado con Sara Dobarro, y que el libro "Si Resucité del Infarto, fue para escribir este libro" recoge a lo largo de sus páginas, ya que su contenido nos lleva a preguntarnos ¿Quién soy? ¿Cómo piensas? y ¿Qué has logrado en la vida?

Con este artículo, he querido cumplir el compromiso que adquirí hace dos semanas de que escribiría una reflexión acerca de lo que su libro me transmitía, y que yo he resumido con el título: "Un camino: La amistad". Desde luego, es una persona de una FE profunda y lo señala varias veces en su libro. Sara, ya me dirás si he logrado este objetivo y con gozo publicaremos en El Correo de Andalucía tu parecer.

El don de la amistad

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