Nuestra época gusta de poner personas a las que imitar con fervor en el lugar de las ideas. Los modelos de hoy son los futbolistas, los cantantes, los juliánes de turno; son modelos que encarnan éxito sexual, económico o de poder y son famosos. Si una persona encarna las tres o cuatro cualidades será el modelo por excelencia. Su imitación no lleva consigo ningún compromiso social como lo supondría la imitación de Jesucristo, de Gandhi, de Teresa de Calcuta o de otros grandes personaje de la historia que se la han jugado por el bien de los demás. Ello es señal de que las ideas, las ideologías y el aprecio y el respeto a los demás van de capa caída. Y por eso una cadena de televisión puede pagar, + o -, 400.000 euros por entrevistar a alguien que acaba de salir de la carcel.