La integridad de una persona también está constituía por cierta inaccesibilidad e impermeabilidad. Yo solo tengo derecho a saber del otro lo que éste me cuenta; y él de mi lo que le cuente yo. La intimidad es intransferible. Tratar de saber todo del otro es querer destruirlo y succionarlo, además de ser una violación. Nosotros tenemos memoria y pensamientos que acumulan experiencias y las experiencias no se pueden encerrar en números. Los números no desprenden aroma porque son idénticos. El tiempo idéntico es un tiempo sin acontecimientos, sin narración, sin memoria. Sin duda, hay personas que son más comunicativas que otras y es normal que nos interesemos por los demás lo que nos lleva a hacer preguntas. Otra cosa distinta es la claridad y la transparencia de los números, de las cuentas y de las cantidades robadas. PD. Estas reflexiones me vinieron ala cabeza porque oí a una chica que decía a otra: “No eres mi amiga porque no me cuentas todo…”