"Los pobres pagan el petróleo a los ricos, porque las petroleras están subvencionadas" Monseñor Sánchez Sorondo: "El sistema energético basado en el petróleo nos lleva a un desastre ecológico"

(José M. Vidal).- "El sistema energético basado en el petróleo nos lleva a un desastre ecológico". Así de claro y tajante se mostró ayer monseñor Marcelo Sánchez Sorondo, director de la Cancillería de las Academias pontificias de las Ciencias y de las Ciencias Sociales, al analizar, en una Jornada organizada por la pontificia de Comillas, la encíclica 'Laudato si' del Papa Francisco.

Con el título de 'Ecología, Ciencia y Teología', la Facultad de Teología y la cátedra de Ciencia, Tecnología y Religión de la Pontificia de Comillas organizaron un encuentro de reflexión sobre la 'Laudato si'.

En la presentación de la Jornada, el rector de Comillas, Julio L. Martínez, dijo que, a su juicio, el "Papa con la encíclica nos pide diálogo y nos abre al campo del diálogo interdisciplinar, que es una cuestión que también preocupa desde antiguo a nuestra Universidad, porque en ese diálogo se juegan los derechos de las personas y el futuro de la Humanidad". Y añadía: "La realidad es compleja y sólo la podemos aprehender por la multidisciplinariedad".

Enrique Sanz, el decano de la Facultad de Teología de Comillas, agradeció la labor de los organizadores y asistentes y presentó a monseñor Sánchez Sorondo. Tras la proyección de un documento sobre la encíclica, el canciller de las academias de Ciencias de la Santa Sede disertó sobre 'La novedad de la Laudato si'.

El curial vaticano se mostró agradecido a la invitación de Comillas, "templo del saber" y "centro jesuita y, como el Papa también lo es, eso impresiona más". Una vez que entró en harina monseñor Sorondo aseguró que la encíclica es una síntesis de tres dimensiones: la religiosa, la científica y la social.

En cuanto a la dimensión religiosa, el prelado argentino aseguró que la 'Laudato si' está "amalgamada con una teología nueva", que se focaliza sobre el Reino de Dios. "No es totalmente teilhardiana, pero insiste en la vuelta al Padre".

Una encíclica, pues, profundamente religiosa, en la que se le pide al hombre que custodie la creación, sin caer en una visión romántica de la misma. "Se trata de no utilizar la creación como un mecano, sino de acompañarla, de custodiarla, de desarrollar todas su potencialidades, colaborando con la tierra". Es lo que Sorondo definió como "visión franciscana".

Además de religiosa, la encíclica papal es científica, es decir "asume los datos de la ciencia. Lo contrario de lo que hizo la Iglesia, encabezada por el jesuita cardenal Belarmino, en tiempos de Galileo. Aunque Sánchez Sorondo precisó sobre ese caso que Galileo "no fue condenado, vivía en la casa de un cardenal, tenía una hija monja e incluso hay algunos que lo quieren hacer santo"

En clave científica, la encíclica sostiene que "el recalentamiento global se debe a los gases de efecto invernadero". Es decir, "el sistema basado en el petróleo nos lleva a un desastre ecológico". Algo que, según el arzobispo curial, lo sostienen ya los propios economistas. "El petróleo tampoco es el combustible más barato, porque resulta que está subvencionado por los Estados". En consecuencia, "son los pobres los que se lo están pagando a los ricos, porque las petroleras se hacen subvencionar por los Estados".

"Conversión ecológica"

Es necesaria, por lo tanto y como pide el Papa en la encíclica, "una conversión ecológica" que, a juicio de Sánchez Sorondo, pasa por la potenciación al máximo de las energías renovables y de la biodiversidad.

Como ejemplo práctico de apoyo a la biodiversidad, el prelado se refirió a un proyecto que ya está en marcha y que él mismo visito en la Amazonía brasileña. "Allí, con la ayuda de la Iglesia, del Gobierno y de diversas asociaciones, han levantado ya más de 80 pueblos que se autoabastecen, con gente absolutamente convencida de que el futuro pasa por conservar la biodiversidad, en una especie de reducciones jesuitas amazónicas".

Además de la religiosa y la científica, la encíclica tiene una tercera dimensión: la social. Porque "no es una encíclica sólo ecológica, sino también social". Por eso, señala las consecuencias sociales del cambio climático. Por ejemplo, que "las consecuencias de la utilización del petróleo y del carbón las sufren los pueblos y las personas más pobres. Pobreza sobre pobreza". Es decir, "si no tratamos bien a la naturaleza, se vuelve como un boomerang contra nosotros, especialmente contra los más pobres de los pobres".

Y Sánchez Sorondo denuncia que no sólo aumenta la pobreza, sino también "las formas extremas de exclusión y de esclavitud: sobre todo, el trabajo forzoso de los niños, la prostitución, la venta de órganos o la trata de personas. UN problema, el del trabajo forzoso que están fomentando las grandes multinacionales en alguna parte de su proceso de producción. "El trabajo forzado es una nueva forma de esclavitud, con 30 millones de personas que la sufren en el mundo", aseguró tajante.

Tras explicar someramente las tres dimensiones de la encíclica, Sánchez Sorondo insistió en que la teología que subyace en ella es "dinámica", frente a la teologías "más estática" de otras encíclicas papales.

También quiso romper una lanza sobre una acusación que se le suele hacer al texto de Francisco. "La encíclica no es pesimista. Lo que advierte es de que estamos a tiempo, pero que tenemos que cambiar" y caminar no sólo hacia la 'regla de oro', sino hacia el proyecto de las Bienaventuranzas, para arreglar la sociedad actual. Porque "la tierra no la poseen los ricos, sino los bienaventurados".

La jornada concluyó con una mesa redonda, en la que intervinieron los profesores Ignacio Pérez Arriaga, director de la Cátedra PB de energía y sostenibilidad Comillas, y Pedro Fernández Castelao, del departamento de Teología Fundamental, moderados por José Manuel Caamaño, director de la cátedra Ciencia, Tecnología y Religión de la Pontificia Comillas.

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