Ratzinger bendice la "revolución Bergoglio"

Decían que no se hablaban, pedían -alguno, casi a gritos- que el Papa emérito levantase la voz contra el Pontífice argentino. Fueron, incluso, a visitarle, para que impugnara el Papado de Francisco. Pero Benedicto XVI demostró ayer, por si todavía quedaban dudas, que cuando hace ahora tres años decidió dar un paso atrás y permitir que entrara aire fresco en la Iglesia, lo hizo con autenticidad. Demostrando que el poder era el servicio. Si hoy es posible la "revolución Bergoglio" es, en buena medida, por la decisión primera, y la actitud posterior, de Joseph Ratzinger.

Ayer volvió a dar un ejemplo de ella, en sus palabras, cargadas de afecto, al actual Papa. "Más que en los Jardines Vaticanos con su belleza, su bondad es el lugar en el que habito: me siento protegido", señaló un Ratzinger emocionado por el homenaje que se le hizo en el 65 aniversario de su ordenación sacerdotal. "¡Gracias sobre todo a usted, Santo Padre! Su bondad, desde el primer día de la elección, en cada momento de mi vida, aquí, me emociona, me llena de verdad, interiormente" dijo Benedicto, mirando fijamente a Francisco.

El "Papa abuelo" bendecía de este modo, una vez más, a su sucesor. No hay cismas ni luchas entre papas, sino sana colaboración y, cuando se pide, consejo fraterno. Así deberían funcionar las cosas, en la Iglesia y en el mundo. El poder se hace servicio, y cambia la realidad. Y permite que vetos, inmovilismos rancios, luchas intestinas, pasen a un segundo plano, y pueda comenzar el camino de la misericordia y la restauración.

Mirando la foto de los dos papas abrazados, y la imagen de uno dejando paso al otro porque él ya no debía continuar en el cargo, no puedo evitar pensar en algunos de nuestros líderes (de los que han perdido, pero también de los que aseguran haber ganado), y en lo bueno que sería para este país que siguieran el ejemplo de Ratzinger y, con humildad y en silencio, dieran un paso atrás. Pero me temo que, en estas lides, Francisco y Benedicto también dan sopas con ondas a Rajoy, Iglesias, Sánchez, Rivera o Garzón.
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