La dimisión del Papa

El Papa no va a dimitir. Al menos, por el momento. No hay noticia en ese sentido, pero sí un debate abierto. No sería el primer pontífice en hacerlo. Incluso, él mismo, en Luz del Mundo (Herder), abre la puerta a esa posibilidad. La legislación vaticana, por otro lado, también permite que un sucesor de Pedro dimita de su cargo. Y no pasaría nada. Al fin y al cabo, el Papa es sólo un hombre. Como lo fue Pedro, el mismo que fue capaz de negar tres veces a Cristo -algo tan humano, por otro lado-; como lo han sido todos los pontífices de la Historia de la Iglesia.

El Papado es una instancia relevante, que va más allá de la persona que eventualmente lo ocupe. El mismo Espíritu que "sopla" en su elección y actuación, puede infundirle la valentía necesaria para, si llega el caso, dejar paso a otro. A sus 84 años, Benedicto XVI aparece como un pontífice cansado, con la vista perjudicada -algunos de sus allegados aseguran que ya no ve por un ojo-, pero siente que tiene fuerzas para rato. La resolución de la crisis de la pederastia le impulsa para continuar, y para hacer historia en el interior de la Iglesia. Es sólo un hombre, pero también es el Papa. Ni más, ni menos. No pasaría nada si decidiera dimitir... pero es absolutamente admirable que, pese a la edad, el cansancio y los problemas, opte por continuar, con pulso firme, al pie de la barca de Pedro.

baronrampante@hotmail.es
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