La juventud católica que recibirá al Papa

Esta asociación, creada a principios del siglo pasado por el jesuita Ángel Ayala, mantiene una fuerte vinculación con la juventud desde su fundación (originalmente se conocía como 'Asociación Nacional de Jóvenes Propagandistas). López Atanes tiene ahora la responsabilidad de dirigir un programa destinado a jóvenes católicos en el que se abordan temas que se debaten en la calle. "Nosotros ofrecemos formación sobre bioética, teología, política -en su acepción más extensa- para que un católico pueda argumentar bien sus creencias en la sociedad", señala.
El número de miembros de este programa no es muy boyante (entre 60 y 100, según el momento). "Es cierto que todas las estadísticas reflejan la apatía de la juventud hacia la religión", reconoce. Para López Atanes las razones hay que buscarles en el descenso demográfico de Europa -y, por tanto, de los jóvenes en general, y de los jóvenes católicos en particular- y en el hecho de que ahora "muchas personas encuentran su fe a lo largo de la vida, cuando son adultos".
La Iglesia sin adjetivos
A pesar de ese desapego (según la Fundación Santa María, entre 1994 y 2005 los jóvenes católicos practicantes han pasado de un 18% a un 10% y los no practicantes del 59% al 39%), la juventud que participa en la Iglesia "es más activa y numerosa que en otros ámbitos de la vida", según Jesús Bastante, escritor y experto en asuntos religiosos. "Lo que ocurre es que sólo tienen notoriedad los que forman parte de ciertos movimientos", como el Camino Neocatecumental (los 'kikos') o el Regnum Christi (los Legionarios de Cristo). "Mientras, en la Iglesia sin adjetivos, los jóvenes están cada vez más ocultos porque no se sienten representados por las obsesiones de su jerarquía", explica.
Con esta interpretación coincide, en parte, el padre José Valdavida. Con sus 76 años, "pero con mucha juventud acumulada", Valdavida sigue al frente de 'Cristianos Sin Fronteras', que fundó en 1971. Desde entonces, esta asociación dedica sus esfuerzos para que las comunidades cristianas se abran a los cambios constantes que sacuden el mundo. "Siempre nos hemos opuesto a constituirnos como comunidad. Queremos ser la levadura de las parroquias, y que sea en ellas donde la gente anime y trabaje", señala Valdavida con su eterna jovialidad.
Le encontramos en Silos (Burgos), donde cada verano celebran los Encuentros Misioneros de Silos. Allí abordan distintas conferencias y encuentros con familias, jóvenes, recién casados..., "pero ninguno de ellos son miembros, porque las puertas de nuestra asociación están abiertas a todo el mundo". "Nosotros creemos en un mundo cambiante, no cambiado. Ya decía Jesús que el espíritu es como el viento y como el agua: cuando se encuentra con un obstáculo, no se detiene, sino que trata de sortearlo. Por eso, ante los nuevos retos que se nos presentan, buscamos y lo hacemos de manera creativa", explica Valdavida.
El broche de oro a la trayectoria de Rouco
El padre José fue uno de los que organizaron en 1989 la Jornada Mundial de la Juventud que convocó Juan Pablo II en Santiago de Compostela. "Me llamó el entonces obispo de la ciudad, Rouco Varela -mira qué casualidad- y lo único que le pedí fue cambiar el nombre del "Servicio del Orden", que me sonaba a guardia con porra y bigote, por VAS ("Voluntarios de Animación y Servicio"), que es la denominación con la que se ha quedado".
La organización fue un éxito desde el punto de vista de los voluntarios y económico. "No queríamos que nos pagaran, y la gente aportó 10.000 pesetas de sus bolsillo para los gastos". Se cerró con un superávit de dos millones de pesetas, que fue entregado a la Conferencia Episcopal.
Ahora, 22 años después, Rouco volverá a tener bajo su responsabilidad estas segundas Jornadas de la Juventud celebradas en España. "Será el broche de oro a su trayectoria, pues con los 75 años que tendrá entonces, los cardenales presentan su renuncia", recuerda José Manuel Vidal, periodista especializado en Religión del diario 'El Mundo'. "Será su paso a la historia de la Iglesia, al organizar posiblemente el acto más multitudinario del Pontificado de Benedicto XVI", señala Bastante.
La elección de España, y más en concreto de Madrid, no ha estado carente de intencionalidad por parte del Vaticano. "Con esta decisión, Roma da un espaldarazo a la figura del cardenal-arzobispo de Madrid y supone un reconocimiento a su labor durante los últimos años", apunta Vidal. Además, tanto Vidal como Bastante coinciden al considerar que para Benedicto XVI, nuestro país tiene mucha importancia, "pues las políticas sociales de los Gobiernos españoles tienen una fuerte influencia en América Latina, el gran vivero del catolicismo actual".
"El reto es mejorar el diálogo con la juventud"
Ahora el reto de Rouco será ofrecer un gran acto al Papa, demostrar al mundo esa capacidad de concentración que demostró, por ejemplo, con la manifestación de finales del año pasado llenando la Plaza de Colon en plena Navidad. Pero sin levantar nuevas trincheras con el Gobierno. "Se tenderán puentes y se alcanzarán acuerdos con el Gobierno de Zapatero por interés mutuo", pronostica Bastante. Se tratará, por tanto, de evitar los reproches cruzados de la última visita de Ratzinger a España en 2006.
¿Y el reto del Papa con los jóvenes? "Tenemos tres años por delante para dar solución a los retos planteados por el Santo Padre en Sidney, sobre todo el mejorar nuestro dialogo con la juventud", apunta Valdavida. "Volveremos a sentir, como en 2003 con la visita de Juan Pablo II a Cuatro Vientos, que no somos una excepción y recordaremos que la Iglesia es una comunidad universal", opina López Atanes. Para el experto Bastante el verdadero reto será "dar respuesta a los problemas que tienen los jóvenes del siglo XXI, para que el evento no sirva sólo para que dos millones de personas vengan a ver al Papa de cerca, sino para que su mensaje deje algo de poso".
Escrito por Edu Soto (soitu.es)
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