Guerra fría y tierra caliente



Vale la pena recordar el acuerdo en su día entre Estados Unidos y Rusia de reducir dos tercios de sus arsenales nucleares, ratificado al comenzar otro evento también importante: la Cumbre Europea de Medio Ambiente en Mallorca y más recientemente en Cancún (México). Estos eventos son importantes y están muy relacionados entre sí.

El primero puso fin a la guerra fría que mantenía la paz entre las dos superpotencias bajo el terror de la fuerza nuclear a un coste muy elevado y difícil de soportar por Rusia. La reunión de los ministros europeos de Medio Ambiente en Palma puso en marcha la política del suelo en Europa, para hacer frente al problema del calentamiento de la tierra y su desertización que amenaza al Sur, princpalmente a España, Grecia e Italia.

No obstante, uno y otro peligro, tanto el nuclear como la agresión a la Tierra siguen siendo una amenaza a la biosfera y a la vida del hombre. Las lluvias terrenciales en varios países del mundo con miles de víctimas, sobre todo en las zonas subdesarrolladas donde las viviendas son muy frágiles, son consecuencia del efecto invernadero o calentamiento excesivo de la tierra y los mares.

Respecto al primero, superada la guerra fría, que ha retrasado mucho la evolución y desarrollo equilibrado del mundo, hay que decir, sin embargo, que ha sido el empleo de la energía nuclear el que ha provocado el sentimiento de que los procesos científico-técnicos no contribuyen siempre a mejorar la vida humana. Basta recordad el caso Hiroshima y Nagasaki como ejemplo del mal uso de la energía nuclear. Prevenidos, pues, por la presencia mortífera de dicha energía, la toma de conciencia del deterioro del medio ambiente ha ido en aumento.

Es más, se tiene ya la certeza de que seguir por ese camino, es decir, seguir vertiendo gases de dióxido de carbono y metano, por parte de la actividad humana, es acercarse al suicidio colectivo, por lo que el acuerdo Putin-Bush representa un avance para la ecología y la vida del hombre. A su vez, la cumbre de Medio Ambiente ha puesto de manifiesto que el problema de la erosión y desertización del suelo que amenaza al 18% del territorio español es corregible y evitable. Por lo que hemos de tomar conciencia de que con la agresión a la tierra todos salimos perdiendo, porque nuestro cuerpo está formado con los mismos elementos fisicoquímicos que hay en ella.

Somos un producto de la tierra. La palbra hombre viene de humus que significa tierra, lo que nos remonta al mito bíblico que relata la evolución de la vida del hombre a partir de un muñeco de barro que el alfarero Dios hizo con sus manos (un relato mítico, por cierto, como era el lenguaje de la época en que se escribió).

Un poeta indígena decía así:
Yo conocía el oro, el diamante, la plata,
la noble madera de las florestas,
pero eran para mí los adornos sagrados
del cuerpo de la Tierra Madre.
Yo respetaba a la Naturaleza
como se respeta a la propia esposa.

Y un blanco arrepentido se confesaba diciendo:
con carabelas del lucro
vinimos navegando,
para vender la Tierra,
para explotar lucrando.
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