NACIONALCATOLICISMO

-Un poco de historia

Jueces para la Democracia en un artículo titulado El laicismo amenazado dicen: " Desde el sector cercano a la Conferencia Episcopal y al principal partido de la oposición (por el PP), se ha venico retomando un discurso de fuerte contenido nacional-católico, con el que se pretende potenciar la presencia de la religión católica y su doctrina en los ámbitos públicos de la sociedad española". JpD piden que se adopten medidas que impidan la presencia de su moral integrista, porque esto frenaría el desarrollo social del país(Servimedia, 31 de enero 2008).

La expresión nacionalcatolicismo es reciente en nuestro país, se refiere a la situación del catolicismo en tiempos de Franco, a pesar de haberse celebrado el Concilio Vaticano II que pedía una profunda renovación en las relaciones de la Iglesia con los Estados.
Es esta una expresión que recuerda el nacionalcatolismo de Hitler. Así se lo explicaba el escriturista JM. González Ruiz, a finales de los sesenta, a un periodista del semanario francés Témoignage Chrétien que le preguntó por la temperatura del catolicismo español en la dictadura. La expresión le gustó al filósofo JL. López Aranguren y la difundió mucho, convirtiéndose en parte esencial del léxico histórico.

En su origen el nacionalcatolicismo se remonta al siglo IV con el emperador Constantino I, cuando comienza la fusión entre religión y política. En esa época esto era normal en los Estados, de tal modo que la religión era "lícita" si se sometía al ideal del poder imperante. En cambio, si se manifestaba con un talante "profético", crítico se convertía en religión "ilícita". Por eso el cristianismo comenzó a difundirse como una religión ilícita, lo que pagó con muchos mártires.

Pero Constantino, que era un gran hombre de Estado, pensó que lo mejor sería integrar el cristianismo en el Imperio y así llegó a ser la religión oficial y única. Aunque en España fue el rey Recaredo el que unificó el cristianismo y lo convirtió en catolicismo único y obligatorio. Situación que ha permanecido hasta el C. Vaticano II prácticamente.

Hoy, salvo raras excepciones, vemos claro que la hora del nacionalcatolicismo ha pasado. El cardenal Tarancón trabajó mucho aquí en España para lograr la separación Iglesia-Estado que pedía el Concilio, aunque tuvo que sufrir las furias de los ultraconservadores que se oponían a ello. Actulmente los Estados han de ser laicos para legislar y actuar sin la presión de cualquier religión. Pero esto no quiere decir que sean antirreligiosos ni anticristianos, sino simplemente independientes de cualquier religión, que hoy son muchas (Ver JM. González Ruiz, en El País 14 de sptiembre de 2000).

PD
DECLARACIÓN DE LA ASOCIACION DE TEOLOGOS Y TEOLOGAS JUAN XXIII ANTE LAS DE LA COMISION PERMANENTE DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL SOBRE LAS PROXIMAS ELECCIONES GENERALES.
Los interesados pueden verla publicada hoy en la siguiente dirección: www.atrio.org
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