Papa Pastor

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La teología del papa pastorn

(Cont., viene del día 7)

Hay que hablar del punto central con que algunos tratan de descalificarlo y otros tratan de "despellejarlo": Francisco no es teólogo, no sabe o no tiene teología

Que no es teólogo de oficio y no quiere ejercer de tal, es una obviedad. Pero quien al escucharlo o leerlo, no perciba una profunda y muy actual sabiduría teológica, o no sabe teología, o tiene una idea muy estrecha y academicista de su esencia y su función. Junto a la teología científica, acompañándola y alimentándola, hay una "sabiduría teológica", más pegada a la vida, a la piedad y la praxis. En esta sabiduría Bergoglio lleva muchos años siendo gran experto; y Francisco, en su función de papa pastor, está demostrando que la vive, la practica, y está decidido a promoverla en la Iglesia.

Ante todo, reenlaza con el Vaticano II: "El Concilio Vat. II supuso una relectura del Evangelio a la luz de la cultura contemporánea", dijo en la entrevista con Spadaro. Es lo que propuso Juan XXIII al convocarlo y a lo que él se dedica con decisión, convencido de que "la nuestra no es una fe-laboratorio, sino una fe-camino, una fe histórica".

Aclara que eso no implica el temido relativismo, sino apertura a un "Dios que es siempre sorpresa". Incluso en las existencias más perdidas o desformadas existe siempre un espacio para su amor. Por eso, "es necesario fiarse de Dios", apartándose de los "profetas de calamidades" y evitando convertir el espíritu cristiano en "una Cuaresma sin Pascua" (EG. 32). No habla de optimismo, sino de esperanza; pero desde esta pide y promueve valentía y horizonte abierto para la "alegría del Evangelio". Porque el camino de la Iglesia consiste en avanzar juntos respetando las diversidades, en la dirección marcada por Jesús.

Francisco ha asimilado el novedoso énfasis conciliar en la jerarquía de las verdades y, con profundo sentido de pastor, supo extenderlo también a la moral y a la predicación. Los parágrafos dedicados a este tema en la Evangelii Gaudium son de una justeza evangélica y una originilidad teórica, nada frecuentes en los teólogos de oficio. Y en la base, está la convicción de que la renovación teológica que necesita la Iglesia exige recuperar la experiencia originaria.

La precisión teo-lógica de carácter más elaboradamente teórico y sistemático viene después...poniendo cuidado de escapar al "peligro de vivir en un laboratorio". Eso necesita tiempo y paciencia, evitando dogmatismos: "si uno tiene respuestas a todas las preguntas, estamos ante una prueba de que Dios no está con él". Pero basta un párrafo de la Evangelii gaudium para comprender que no hay la mínima ingenuidad teológica en su postura, sino una visión muy precisa y consciente de la situación actual:

En el seno de la Iglesia hay innumerables cuestiones
acerca de las cuales se investiga y se reflexiona con
amplia libertad. Las distintas lineas de pensamiento
filosófico, teológico y pastoral, si se dejan armoni-
zar por el Espíritu en el respeto y el amor, también
pueden hacer crecer a la Iglesia, ya que ayudan a ex-
plicitar mejor el riquísimo tesoro de la Palabra. A
quienes sueñan con una doctrina monolítica defendida
por todos sin maatices, esto puede parecerles una im-
perfecta dispersión. Pero en realidad esa variadad a-
yuda a que se manifiesten y desarrollen mejor los as-
pectos de la inagotable riqueza del Evangelio.

En esta perspectiva no se ha valorado suficientemente la afir-
mación del Papa, cuando ante problemas muy discutidos y conflictivos asegura ante todo el valor evangélico que debe ser preservado para, después, encargar a los teólogos la dis-
cusión ulterior acerca del modo de su aplicación. No es su pa-
pel definir cuestiones teológicas discutidas dentro del legi-
timo plaralismo, ni por tanto pretende imponer una teología determinada, sino preservar el diálogo libre y fraternal de los teólogos....

Ver:Andrés Torres Queiruga, Cristianisme i Justicia
nº 192.diciembre de 2014.
Roger de Lluria, 13 -08010 Barcelona
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