Nos encontramos ya en plena campaña electoral y los políticos de los dos partidos mayoritarios que se alternan en el poder recrudecen las descalificaciones de unos a otros. ¿Qué hacer para devolverle el carácter virtuoso a la política bien entendida? La vieja política que tiende a instalarse en el poder por encima de todo no tiene cabida en la verdadera democracia.
La política es una virtud pública, laica, que los mayores filósofos de todos los tiempos han valorado mucho. El más próximo a nosotros, don José Ortega y Gasset, en la Liga de Educación Política Española creada con un grupo de intelectuales dice: "La nueva política ha de distinguirse de la antigua en que lo urgente no es la consecución del gobierno. Lo importante es el fomento de la vitalidad de la nación se esté en el gobierno o en la oposición".
La nueva política se propone como meta primera hacer eficaz la maquinaria del Estado y mejorar la vida de la sociedad desde sí misma en lo que es independiente de él. En algún momento presenta a la nueva política como “conciencia y actividad de lo social”. Y, queriendo significar su carácter virtuoso, no ha dudado en calificarla como “divina esencia” actuante en la vida de los pueblos. (Vieja y nueva política Obras Completas I, 275ss , Alianza Editorial 1983).
Por lo que podemos observar, el Partido Popular y el Partido Socialista nos han llevado a la vieja política, en lugar de mirar al futuro de un mundo nuevo en el que impere la justicia. Y por lo que se refiere a los ciudadanos hay que decir que si queremos una socidad más solidaria en la que se mantenga como mínimo el Estado de Bienestar, que a duras penas hemos conseguido, tenemos que implicarnos más en la vida pública abandonando la indiferencia en la que estamos sumidos.
Ni el Partido Popular ni el Partido Socialista, que han usurpado el monopolio del Gobierno, son ya aptos para hacer la nueva política que se necesita para ese mundo que se acerca y al que hemos de adaptarnos inevitablemente, dados los avances de la ciencia y de la técnica, por una parte, que nos imponen cambiar los hábitos del trabajo, (menos tiempo y más solidariamente compartido); y, por otra, el respeto a la naturaleza y medio ambiente que no pueden soportar el productivismo salvaje actual.
El PP no es apto para hacer el cambio necesario, porque representa los intereses del neoliberalismo insolidario y los grandes capitales que quieren crecer ilimitadamente. Tampoco sirve el PSOE, porque ha perdido la esencia del socialismo, mejor dicho, la economía neoliberal, que es la que gobierna hoy el mundo, le impide hacer la política socialista propia. No tiene otra alternativa.
Se impone, pues, romper el círculo viciado de la alternancia en el Gobierno entre los dos partidos mayoritarios, con la absurda táctica de deshacer el último que llega al poder lo que ha hecho el primero. Evidentemente, esto no beneficia a la sociedad, sino todo lo contrario. Por lo que es necesario que se renueve sin más demora la ley electoral vigente, para dar cabida en el Gobierno a los pequeños partidos políticos. Los más afectados son Izquierda Unida y Por un Mundo Más Justo (M+J).
Este último nacido en España con vocación mundial, como su nombre indica, tiene como objetivo “contribuir democráticamente a la determinación de la política nacional como marco idóneo desde el cual conseguir las transformaciones estructurales necesarias para que todos los habitantes del mundo ejerzan su derecho a vivir con dignidad y lograr la promoción del desarrollo de las personas desde el respeto a los derechos humanos universales”. www.porunmundomasjusto. com
--Virtudes públicas o laicas
en José Ortega y Gasset
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