Al acecho del Reino 9

Pedro Casaldáliga



En la Iglesia, en cada uno de nosotros, continúa habiendo saduceísmo, fariseísmo y legalismo...La Iglesia, como cualquier institución, aunque no sea sólo una institución humana, corre el riesgo de institucionalizarse en exceso, corre el riesgo de replegarse sobre sí misma. Corre el riesgo, como han dicho nuestros teólogos, de ahogar el carisma bajo el poder.

Por eso es por lo también el cristiano de hoy, como en su tiempo Jesús, puede experimentar el conflicto no sólo frente a los poderes de este mundo, sino frenta a lo que en la Iglesia puede haber de templo y de sinagoga.

_En América Latina el problema más vital y candante no es simplemente la relación entre la fe y la política, sino entre la fe y la revolución. Porque el proceso histórico que viven nuestros pueblos es un proceso revolucionario, lo que quiere decir que son procesos violentod y traumáticos...¿Qué decir frente a los procesos revolucionarios?.

_Si se dice que la Iglesia ha de meterse en política(Cosa que hoy se acepta), y si se dice que la Iglesia ha de optar por los pobres, se está diciendo que la Iglesia se ha de meter en la política real que está aconteciendo en cada pueblo. Se está diciendo que la Iglesia no sólo ha de aceptar por los pobres individualmenete considerados, sino colectivamente considerados también. Ha de optar por los inereses de esos pobres también, por sus procesos.

Si se da un proceso revolucionario en Nicaragua, en Guatemala, en El Salvador, en México, o el Filipinas o en Colombia o en Perú...La Iglesia, evidentemente, habrá de entrar en esos procesos. Como entró el propio Cristo en la historia humana. Ha de entrar críticamente, a la luz de
una mediación mayor. La Iglesia no tiene la última palabra en mediaciones sociopolíticas. La Iglesia no puede pretender tener un programa socio-político-económico para una sociedad.

La Iglesia, sin embargo. como luz, como fermento, como levadura, puede y debe entrar en todos los precesos históricos. Concretando, a la hora de hablar de una revolución, es evidente que la Iglesia puede y debe entrar en una revolución que transtorne las estracturas imperialistas, oligárquicas, explotadores, depredadoras, de hambre, enfermedad, incultura...en estructuras de identidad cultural nacional, de autonomía...

El gran problema para los cristianos será el de la violencia o no-violencia. Porque no hay duda de que el propio Jesús, que trajo la paz, que es "el Príncipe de la Paz", que "es nuestra Paz", como diría San Pablo, no vino en principio a traernos la violencia. Pero hay una serie de textos que nos hablan de una cierta violencia: "no he venido a traer la paz sino la violencia", "he venido a separar a los padres de los hijos", "el Reino de Dios sufre (reclama, exige)violencia"...

Sé que se dirá que no se trata de una violencia revolucionaria. Pregunto, dice Casaldáliga, ¿de que tipo de violencia se tratará? Me dirán que de una violencia ascética. Pregunto ¿será una reacción simplemente individual, individualista, que pueda prescindir de lo colectivo, de lo social, de lo estructural?...seguiremos
P. Casaldáliga, Al acecho del Reino
Ed Nueva Utopía, 1989
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La matanza de los pobres

Queremos vivir en Guazapa

El ejército entra en los cantones en donde sospecha que apoyan a la guerrilla.

Más que todo en Guazapa hemos tenido operativos seguidos. Cada ocho, cada quince días. A fin de año entró el operativo el 20 de diciembre y salió el uno de enero. Mas luego entró otro el 10 y hasta ahora está. Dicen que van a estar tres meses. Ya ha habido capturados, muertos, heridos y la gente está ya que no aguanta. Y la Fuerza Armada está quemando las casas, el maíz, las huertas las están botando, los jocotes las botan, los montes están quemados por entero.

Ahí sólo hay gente civil. Hay combate con la gente civil. Donde oyen el mero ruido disparan. Y es la gente que busca a ver si encuentra agua, a ver si encuentran algo para los niños que están en los buzones escondidos. Hay gente herida. Engusanada más que todo. Ahora la gente está desesperada. Pues como Monseñor Rivera llegó el 15 de octubre a ver a la gente, entonces toditos se emocionaron, la gente se vió feliz al ver al obispo que había llegado a visitarlos. Y tienen esperanza de ayuda y de que las Fuerzas Armadas dejen de molestar.

La gente tiene necesidad de comida, de remedios. Más que todo nos dijeron que sí podíamos´salir...Y venimos caminando sin dormir, sin comer y sin dinero. La gente nos dice que vengamos acá al arzobispado a pedir por ellos, para ver que se hace si se puede conseguir que la tropa se salga. La gente pide vivir en Guazapa, ellos piden vivir allá, pero vivir en paz.

Nosotros pudimos salir tipo animales, suavemente, en medio de dos puestos de la Fuerza Armada. Estamos rodeados, y ellos cuando se encuentran con la gente es donde hacen las grandes disparazones, donde hieren a la gente, donde la matan y los bombardeos de dos horas seguido, con 20, con 30 bombas de las grandes, de mil libras, de esas que hacen los grandes hoyos y acaban con las casas. La gente se mete en hoyos, se gueda aterrada...

María López y Jon Sobrino
La matanza de los pobres
Ed HOAC, Madrid 1993
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