El principio-esperanza
La utopía es algo constitutivo del hombre/mujer como ser incompleto que es. El ideal de la esencia humana no ha llegado a ser aún en toda su realidad. El ser humano tiende a la realización de una plenitud situada en el futuro, ha escrito Erns Bloch.
El impulso que le mueve en todo este proceso se llama esperanza. El hombre vive en tanto en cuanto espera, en lo más profundo de sí mismo late esta utopía. Este es el mensaje del libro, El principio esperanza, que tanta fama le ha reportado a E. Bloch.
Ahora bien, el primer paso para que la utopía se cumpla es saber leer la realidad del mundo y ser capaces de imaginar alternativas a la situación actual. En definitiva, imaginar un mundo mejor es condición ineludible para que se haga realidad la utopía del mundo nuevo contenido en la expresión bíblica del reino de Dios.
Juan Alfaro, teólogo de la Gregoriana de Roma, que estudió a fondo la obra de Bloch ha hecho notar que a diferencia de Marx quien considera la religión como alienación y consuelo de los débiles, Bloch ve las religiones, particularmente en la judeocristiana la expresión viva "del ser del hombre como éxodo de esperanza". La desesperanza, mantiene Bloch en oposición a la angustia de Heidegger, es algo insoportable para el hombre.
Por todos estos motivos E. Bloch ha sido definido como el filósofo de la esperanza, porque su filosofía es el mayor intento acerca del esperar humano hecho por el humanismo marxista, superando todas las lagunas que este arrastraba (J. Alfaro, De la cuestión del hombre a la cuestión de Dios, Sígueme 1989).
El impulso que le mueve en todo este proceso se llama esperanza. El hombre vive en tanto en cuanto espera, en lo más profundo de sí mismo late esta utopía. Este es el mensaje del libro, El principio esperanza, que tanta fama le ha reportado a E. Bloch.
Ahora bien, el primer paso para que la utopía se cumpla es saber leer la realidad del mundo y ser capaces de imaginar alternativas a la situación actual. En definitiva, imaginar un mundo mejor es condición ineludible para que se haga realidad la utopía del mundo nuevo contenido en la expresión bíblica del reino de Dios.
Juan Alfaro, teólogo de la Gregoriana de Roma, que estudió a fondo la obra de Bloch ha hecho notar que a diferencia de Marx quien considera la religión como alienación y consuelo de los débiles, Bloch ve las religiones, particularmente en la judeocristiana la expresión viva "del ser del hombre como éxodo de esperanza". La desesperanza, mantiene Bloch en oposición a la angustia de Heidegger, es algo insoportable para el hombre.
Por todos estos motivos E. Bloch ha sido definido como el filósofo de la esperanza, porque su filosofía es el mayor intento acerca del esperar humano hecho por el humanismo marxista, superando todas las lagunas que este arrastraba (J. Alfaro, De la cuestión del hombre a la cuestión de Dios, Sígueme 1989).