¿Creo en Jesús pero no en la Iglesia?

En Hebreos 4,12 nos encontramos con aquella afirmación “Porque la Palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que cualquier espada de doble filo: ella penetra hasta la raíz del alma y del espíritu, de las articulaciones y de la médula, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.”
Un fenómeno actual bastante extendido es el de los “cristianos” sin iglesia. No son pocos los bautizados que reconocen que “creen en Cristo” pero no en la Iglesia. El mismo Papa Francisco el pasado 15 de mayo dijo rotundamente que “nuestra identidad cristiana es pertenencia a un pueblo: la Iglesia. Sin esto no somos cristianos. Hemos entrado en la Iglesia con el bautismo: allí somos cristianos”. Es evidente que la influencia de esta sociedad individualista y relativista ha hecho mella también entre los cristianos. Pero no deja de ser una tentación que hay que superar: la del cristianismo a la carta.
No se puede ser cristiano SOLO o SOLITARIO porque es una “contradictio in terminis”, el cristianismo es fraternidad y está orientado hacia la fraternidad universal. Fijémonos en algo tan sencillo y cotidiano como la oración del Padre NUESTRO, no mío… Jesús no promovió una espiritualidad individualista sino que siempre puso en estrechísima relación la fe personal en el Padre con el amor a los hermanos. El plan del Reino de Dios no es un proyecto de perfeccionamiento individual y basta. Hacemos realidad el Reino, ya aquí en la tierra, en la medida en que construimos fraternidad en una sociedad enfrentada y dividida.

De igual modo no se puede creer en Cristo in la Iglesia. Empezando porque quien nos transmite la Palabra que Dios ha pronunciado de manera definitiva es la Iglesia. En su seno nacen los evangelios y en su realidad se desarrolla el resto del NT.
A Cristo se le conoce a través de la Iglesia: en la Palabra anunciada y proclamada, en la gracia recibida en los sacramentos, en la comunión de la fraternidad universal.
Lo que ocurre es que hay una fe demasiado influenciada por el contexto sociocultural del momento. Hemos de ser conscientes y estar alerta. Comunión y formación aseguran cristianos con sentimiento de pertenencia a un pueblo, a una comunidad.
Seamos conscientes y estemos siempre alerta.
“No se puede comprender a Jesucristo sin historia. Así como no se puede comprender un cristiano sin historia, un cristiano sin pueblo, un cristiano sin Iglesia. Es una cosa de laboratorio, una cosa artificial, una cosa que no puede dar vida”.
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