Amaiur: Un pueblo, una batalla, un partido político



a. Un pueblo.
Nunca lo hubiera pensado cuando estuve en el pueblo (verano de 1989), con mi madre y a mis tíos, que querían conocer el pueblo y evocar la batalla. Nos sentamos bajo el arco y miramos, soñamos, hablamos, allá, en la muga del Baztán navarro. Un niño enfermo nos salió al encuentro y mi madre le habló con cariño.


b. Una batalla
Mi tío me dijo “cuéntanos”, y les conté la batalla y derrota de Amaiur, sobre el teso de Gaztelu, bajo el monte Otxondo, hace casi quinientos años (el 1522), cuando el Reyno de Navarra, perdió su independencia, siendo anexionado por la Corona "imperial", rindiéndose al fin a la máquina guerrera de Carlos V, dirigida por el Duque de Nájera y el Conde de Lerín. Allí lucharon y perdieron Jaime Velaz y Miguel de Xabier, hermano de Francisco, con muchos soldados del pueblo de Navarra (aunque otros navarros y vascos lucharon de parte del Emperador).

c. Un partido, una coalición política
Ahora, 20 XI 11, Amaiur, nuevo partido, vendrá a convertirse con toda probabilidad en primera opción política de Eskal-Herria (o, por lo menos, de Euskadi). Con ese motivo, quiero evocar mi encuentro con Amaiur, y el posible sentido que ese nombre-pueblo de Navarra puede ofrecer a los votantes y al conjunto de los pueblos de España. No quiero hablar aquí directamente de los "partidos" y grupos que forman la coalición Amaiur, ni de la ideología de cada uno de ellos, ni del pasado "violento" de algunos..., temas que deberán tenerse muy en cuenta a la hora de votar, y que han de ser discutidos con todo rigor, sopesando, discerniendo, discutiendo los pros y los contras.

1. Un partido que quiere retomar e interpretar la historia de Amaiur

-- Es muy posible (necesario) que algunos de los partidos de Amaiur tengan que hacer su autocrítica (condenando y superando formas de violencia anterior, vinculadas a un tipo de guerra: ¡no olvidemos que Amaiur fue una batalla, con buenos y malos, según el lugar en que uno se sitúe!).
-- Es necesario que tras la batalla no existan vencedores ni vencidos, sino hermanos... Pero ello exige un proceso intenso de gracia y justicia (¡ése es el nombre apropiado!), con elementos de perdón fuerte, abierto a la reconciliación... sin jugar con cartas trucadas, sin ir con imposiciones anteriores, con una justicia que es más que pura "justicia".
-- Para eso es necesario que las víctimas de la batalla de Amaiur dejen de ser "erinias" (espíritus de venganza), para convertirse en "euménides", potencias bienhechoras, no en la línea de la tragedia griega (que lleva a una nueva imposición), sino en la línea de Jesús, que abre un camino de reconciliación transformadora para todos.

Como decían los antiguos: Summum ius summa iniuria, es decir, una justicia estricta, cerrada en sí misma, sin humanidad, se vuelve máxima injusticia. Ciertamente, Amaiur exige justicia...Pero una justicia que sea para todos y que pueda convertirse en principio de reconocimiento y reconciliación de todos.

Para que Amaiur deje de ser nombre de una batalla perdida o ganada (según los bandos), tiene que llegar la hora de que los aparentes vencedores no se impongan y los vencidos no clamen venganza, sino que todos se ofrezcan reconciliación y palabra, sabiendo que hay un lugar para unos y otros, no para que los otros sean lo que yo quiero que sean, sino para que puedan ser lo que ellos quieren ser.

Ése es el tema: Que Amaiur no sea ya campo de batalla, sino ciudad del límite (de la paz), fuente de las últimas aguas que riegan el pueblo y el valle, lugar donde la Ama-Lur, madre tierra, puede acoger en amor y respeto a todos sus hijos. Al final quisiera que no haya un "partido" llamado Amaiur, sino que Amaiur sea un símbolo de reconciliación en libertad, justicia y perdón para todos.


1. Una historia personal

Fui cuando estaba ya enfermo (3 IX 89), y a los pocas semanas (28 IX 89) me operaron. Fue el último viaje de mi etapa antigua.

Nunca pensé que Amaiur volvería, cuando acabé de contar la parte de historia que sabía (¡que había vuelto a aprender para aquella ocasión!), bajo el arco, a la verana de la calle central, donde habíamos puesto unas sillas pequeñas, con el niño enfermo en brazos de mi madre. Hoy ha vuelto, quinientos años después, formando una coalición nacionalista, que quiere ser vasca y universal (así dicen los programas del nuevo partido).

-- Los vasco-navarros que entonces (1522) perdieron estaban unidos en federación a los pueblos de un lado y del otro de los montes, allí, en la misma muga, bajo el macizo de Otsonto, entre Francia y España.

-- Los vasco-navarros que han formado ahora el partido "Amaiur" ofrecen en estas elecciones del 2011 un programa político que quiere ser universal, siendo vasco y navarro, en línea de federación de pueblos, no de imposición militar de emperadores hispano-alemanes, como Carlos V.

No voto hoy en Euskadi o Navarra, pero puedo y quiero evocar lo que puede ser a mi juicio el Espíritu de Amaiur, como aquel día del verano de 1989, cuando pasé una tarde en el pueblo silencioso, con un hombre y una mujer que habían luchado en trincheras opuestas en la guerra del 36-39, y que sellaron allí una vez más su reconciliación, en la línea del Espíritu de Amaiur, que es Espíritu de la Madre-Tierra y del diálogo entre todos, sin un emperador que decide y escribe "su historia" con las armas.


3. Nota erudita.No va en contra de nadie, una etimología

a. El Espíritu de Amaiur no puede ir en modo alguno contra el pueblo y tierra de Castilla, pues el mismo Emperador que venció y se impuso en Amaiur, venció y se impuso sobre los Comuneros del Castilla, en Villalar (el año anterior: 1521), matando a los líderes sociales de Segovia, Toledo, Salamanca...(Padilla, Bravo y Maldonado).

b. Etimológicamente, Amaiur debe venir de amai-ur (agua del confín) o quizá de amai-uri (pueblo del límite), pero he querido vincular su nombre y símbolo don a Ama-Lur (tierra madre), como verá el que siga leyendo

4. Una nueva historia, volver de otra manera

No he vuelto desde 1989 al pueblo de Amaiur, aunque tengo ganas de hacerlo, y preguntar por el niño enfermo y evocar el "espíritu" del lugar, en el confín de las aguas y ciudad, invocando no sólo a Amalur, sino también al Dios Cristiano, en un contexto social de comunicación abierta entre todos los pueblos. Desde lo más "local" (siendo fiel a Amaiur-Amalur) busco lo más universal, que el Apocalipsis define como unión de todos las tribu, naciones y lenguas de la tierra:

-- Ganó en aquel tiempo el Imperio, el germen de un tipo España unificada que no quiere hablar de Amaiur (cuando fui habían tirado el Monolito conmemorativo), ni de los que piensan o quieren ser de otra manera.
-- Ganó de otra manera (aún perdiendo en lo externo) un tipo Francia el germen de un Estado central, pues Francisco I y Carlos V eran iguales y en el fondo querían lo mismo, y por eso siguieron luchando.
-- Significativamente, Navarra siguió en el centro de la disputa, pues tanto los reyes de Francia con los de España se han llamado por muchos siglos reyes de Navarra, una Navarra dividida, con la "muga" a unos pocos kilómetros de Amaiur…


Ahora, quinientos años después, la Francia estatal unificada se halla en crisis, también está en crisis España, es decir, la política de los vencedores del 1522, mientras Amaiur sigue donde estaba, como símbolo de un pasado que no ha dado sus frutos todavía. Por eso, quizá es bueno volver más atrás, para retomar lo que he llamado el espíritu de Amaiur, no para imponer un nuevo tipo de "racionalismo imperial" (Carlos V y sus epígonos), ni un nacionalismo aislado, más o menos grande, de unos o de otros, sino para abrirnos todos desde lo pequeña tierra y monte (desde el pueblo del confín, desde las últimas aguas, desde Amaiur-Amalur) al mundo entero, a la humanidad fraterna, a todos los montes y valles, en comunión de vida.

5. Aprender de Amaiur, entenderse todos

Ciertamente, el espíritu de los perdedores de Amaiur (de los hermanos de Francisco de Xabier) era más “medieval” que el de Carlos V, con el duque de Nájera… Además, la moviola de la historia no puede volver simplemente atrás, pues sin aceptar el pasado no existe futuro. Pero también los que perdieron la guerra y la tierra en Amaiur forman parte del pasado que se debe recuperar... y tienen (pueden recuperar) elementos más modernos que los de Carlos V, que han desembocado en esta Europa imperial, dividida (¿imperialista y fracasada?) del año 2011.

Había en la batalla de Amaiur del 1522 vascos y navarros de un lado y de otro, de forma que la historia ha podido (y puede) ser interpretada de un modo y/o de otro. Lo que hace falta ahora es empezar de nuevo. Que callen los arcabuces y cañones en el lugar de la batalla, que digan todos "adiós a las armas", para que quede y triunfe la palabra de todos, en conversación.


No digo que se vote a un partido o a otro. Ni los de Amaiur de hoy son los que perdieron la guerra 1522, ni los "otros" forman parte de aquellos que la ganaron... Pero en el fondo los frentes siguen donde estaban. No quiero que "venzan" unos u otros, sino que "convenzan", y que busquen más allá de los "partidos" aquello que podría ser el Espíritu Entero (no partido) de Amaiur, en la línea de una tierra madre universal, que cuide a sus hijos, como la madre del niño del año 1989, una Amalur que ofrece su vida a todos los pueblos, en fraternidad.

Posiblemente, en la coalición de Amaiur parece mezclas confusas, confusas historias de resentimientos, violencias, venganzas… que deberán purificarse.

Pero en los “hijos” de aquellos que ganaron la guerra del 1522 hay también resentimientos e imposiciones imperiales.

Por eso he querido evocar el Espíritu de Amaiur, un espíritu en el que cupieran viejos vencedores y perdedores de la guerra del 36-39(de todos había entre aquellos que me acompañaban), tal como pude vivirlo el verano del 1989, con un niño enfermo, al que todos (unos y otros) debemos garantizar una vida hermosa: «Zoas, mutil polita, amagana», le dijo mi madre, y él se fue, dejándonos un halo de ternura bajo el arco, ante la Iglesia de todos, ganadores y perdedores.


6- Recuperar y recrear la historia, en un plano más alto

Quizá es tiempo de volver atrás para recuperar desde otra faceta la historia, y para así crearla. Estoy convencido de que en las elecciones del 20 XI 11 habrá un lugar importante para Amaiur en las tierras del viejo Reyno de Navarra y de todo Euskal-Herria. Pero no quiero que sea lugar para la guerra y la derrota de unos (como el año 1522), con la imposición siguiente de los otros.

Quiero que Amaiur evoque un espacio para la concordia, pues hay sitio para todos, superando los espíritu “partidos”, en la línea de una Europa distinta (Europa de los pueblos, no de los mercaderes). En este momento en que algunos buscan una Europa a dos velocidades (con vencedores y vencidos), con los mismos "agentes" del año 1522 (el emperador germano, los nuevos estados nacionales de España y Francia), quiero una Europa de la justicia y la fraternidad para todos, no de la imposición algunos

En el fondo de los que perdieron la guerra del 1522 había también una visión distinta de Europa, que puede ayudarnos a superar la gran crisis europea (no sólo vasco-navarra o española) del año 2011.

No quiero la imposición del emperador de turno, de España o de Francia (con Merkel-Sarkozy), para imponer su rodillo… Ni quiero la revancha de los perdedores. Quiero un espíritu abierto donde puedan vivir los de Amaiur, pequeño pueblo bajo Otsondo-mendi, donde vivan y se transformen (nos transformemos) todos, para la solidaridad, con amor a la tierra entera(don de Dios, Amalur) y con apertura universal, recordando los ojos de aquel niño enfermo (limpio enfermo) que nos miraba sorprendido mientras íbamos desgranando la historia del pueblo, desde la perspectiva de la guerra del 1936/1939 que no debe repetirse.


7. Una referencia a la China que viene

Un hermano de Miguel de Xabier, perdedor de Amaiur, luego prisionero muchos años…, un hermano llamado Francisco ha sido y sigue siendo uno de los hombres más universales del Reyno de Navarra y de todo el Occidente Cristiano. Murió años más tarde mirando hacia las costas de China, donde quiso llevar un espíritu de concordia universal. Donde él murió allí seguimos estando nosotros, herederos de la batalla de Amaiur, que ahora debe resolverse de manera nueva, sin vencedores ni vencidos (¡hermanos!)… ante el inmenso enigma de China, que no está ya a meses de viaje en carabelas portuguesas, más allá del cabo de Buena Espeanza, sino aquí, a la vuelta de la esquina.
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