Arte cristiano. Las primeras figuras de Cristo (Inés Ruiz Montejo)

En el principio, siguiendo en la línea del judaísmo, que prohibía toda representación de Dios, los cristianos no hicieron figuras de Cristo, como señalé con cierta extensión en algunos trabajos de este blog, dedicados a Jesús como Poeta y Profeta (del 30.08.07 al 13.09.07. Cf 12.12.07).

Pues bien, en un momento dado, a partir del siglo III-IV d. C., los cristianos empezaron a representar a Cristo, de muy diversas formas, primero con modelos paganos, después con nuevos modelos propiamente cristianos (aunque siempre rechazados de alguna forma por los sectores más iconoclastas de la Iglesia). Había querido volver retomar ese motivo en el blog, utilizando unos folios de un curso que ofrecí sobre arte y Dios (Trinidad) hace años. Pero la fortuna, vinculada un tal Alejandro Magno, ha querido que encuentre unas ideas mejores de Inés Ruiz Montejo, profesora de la Universidad Complutense de Madrid, que me atrevo a presentar parcialmente (después de una introducción sobre algunas cosas de este blog).



Introducción. La suerte se llama Alejandro Magno. Sólo para los habituales del blog



Digo que esta introducción es sólo para los habituales del blog. Los demás pueden pasar directamente al tema. Empiezo tratando de Alejandro Magno. Ha sido uno de los habituales de mi blog. Sospecho que ha intervenido con diversos nombres, pero no he querido averiguarlo. El caso es que me han dicho (y he visto) que utilizaba, a veces, trabajos y aportaciones de otras personas, tomando el blog como juego, que lo es… y yo se lo agradezco infinito... y así nos enriquecía. Si alguien lee algunas intervenciones de días pasados, podrá ver que algunos comentaristas han ofrecido las conexiones de las que Alejandro Magno (¡a quien no conozco, ni sé cómo se llama, aunque le estimo mucho!) ha sacado algunas de sus ideas, de las que nos hemos enriquecido todos.



Gracias Alejandro y Cía. por tus aportaciones..., aunque a veces hayan sido con ideas de otros, que todo es bueno. Con ese nombre o con otro te queremos en el blog y te admiramos, pues sabes buscar motivos oportunos, aunque nos dejes, amorosa y humorosamente, la tarea de buscar el origen último de tus ideas (que es siempre Dios).



Me ha parecido que había, además, otros casos más serios como el de Hermes, que nos ha dicho el días 16.08.08 @ 14:21 que algunos trabajos suyos que andaban por ahí a nombre de un tal Rodríguez eran suyos: «Yoy italiano y me llamo Piero Liderligi como el Blogger puede comprobar…Ese tal Rodríguez creo que copia casi literalmente un trabajo mió que hice presente (21-06-05)en la Revista de los Salesianos y por el que tengo puesta una demanda ante el CVIM».



Al principio he creído a ese Piero Liderligi y le he dicho que, si quiere, puede mandarme su trabajo, pero no me ha contestado. Pero me han devuelto su correo y me ha parecido que ha utilizado una dirección ocasional. He mirado el nombre y no aparece en italiano, por lo que he sospechado que se trata de otro nick... quizá del mismo Alejandro y Cia. De todas formas, si hay encuentra el trabajo que cita de ººLa revista de los salesianoºº.... nos lo dice. Sea como fuere, gracias Piero della Alessandra. Hasta que alguien lo aclare, sigo pensando que Rodríguez es autor de sus trabajos



El caso es que el 15 de agosto de 2008 20:58 recibí un correo, enviado por una tal María, que decía: «Soy Alejandro Magno. Estoy en mi chalet de la playa de Lapanan (Marin. Pontevedra).Mi sobrina me deja su ordenador portátil. Le mando este pequeño trabajo. Soy Prof. de Arte. Si quiere lo puede publicar en dos partes. Saludos cordiales». Le contesté a Alejandro Magno que me dijera su nombre para publicar el trabajo, pero me contestó diciendo que no tenía nada que ver con ese trabajo.



La autora del trabajo es Ines Ruiz Montejo



El trabajo enviado por María a nombre de Alejandro Mago era bueno… En principio pensé que sería del mismo A. Magno, pero vi en post de ese día una «bromas chinas» dirigidas al citado Alejandro… y leyendo mejor el trabajo descubrí que lo conocía... lo había leído ya en algún sitio. Pensé que lo habían mandado a su nombre para gastarle una broma... y le escribí. Honradamente, él me contestó que el trabajo no era suyo.... y le agradezco mucho su sinceridad; vi que le estaban tomando el pelo. Inmediatamente busqué en mi memoria y recordé que el trabajo era de M. Inés Ruiz Montejo ://dialnet.unirioja.es/servlet/extaut?codigo=122564. Miré el dialnet y descubrí inmediatamante el texto, con otros textos de la misma Profesora Dª Inés Ruiz, de la Univ. Complutense, que podréis buscar por vosotros mismos. Yo me atrevo a publicar aquí sólo una parte de su trabajo sobre el Nacimiento de la Iconografía Cristiana. El resto lo buscáis por vosotros mismo, merece la pena. Inés Ruiz, no la conozco, pero me atrevo a ººtomar prestadaºº una parte de su trabajo. Gracais.







Tama: Las primeras imágenes de Cristo (Inés Ruiz Montejo)






Los documentos destinados a encauzar la disciplina de las primeras comunidades cristianas insisten en que rechacen cualquier manifestación o cualquier objeto que les aproxime a la imagen, al ídolo. La Didascalia, manuscrito sirio redactado a mediados del siglo III, aconseja a estas comunidades rehusar cualquier donativo que proceda de pintores o escultores, de aquellos que fabrican ídolos. Las "Constituciones Apostólicas", compilación realizada a fines del siglo IV y que reúne escritos atribuidos al período inicial del cristianismo, excluyen de la Iglesia a los pintores, del mismo modo que excluyen a las prostitutas. Ni siquiera se plantean que el artista pueda cambiar su antiguo repertorio por otro de contenido cristiano.

Incluso los Padres de la Iglesia que podían haber enfocado el problema desde la perspectiva de una reflexión más amplia e intelectual, persisten en esta misma actitud.



CLEMENTE DE ALEJANDRÍA (a. 150-216), espíritu plenamente abierto a la cultura grecorromana, subraya el carácter obsceno y sensual de las artes plásticas. Y cuando se dirige a los artistas destaca su incapacidad para aproximarse al mundo del espíritu:

¿Creéis acaso realmente que Dios necesita para "existir" de la materia y de vuestro arte? Dios no necesita nada ni a nadie; ni puede ser expresado por mano humana alguna. ¡Vuestro arte es incapaz de reproducir exactamente la luz del sol, y, pese a eso, osáis representar el espíritu invisible de Dios!" (Stromata, V y VI).



TERTULIANO (c. 155-220), en su Tratado "De Idolo" llega a afirmar que los demonios introdujeron las artes músicas y las artes plásticas. En los tiempos más remotos, cuenta Tertuliano, no había estatuas; es el diablo el que incitó a los hombres a crear estatuas. Los artistas, influidos por sus diabólicos maestros, subordinan el arte a sus propios fines: la rebeldía contra el verdadero Bien y contra la verdadera belleza que se llama Dios.

Por otra parte, después de conocer estas posturas prácticamente unánimes, resulta en cierto modo insólita la aparición casi repentina, y sincrónica por todo el Imperio, de un arte cristiano. Arte en el que ya se percibe una dirección eclesiástica que unifica criterios y comienza a perfilar los cauces catequéticos por los que concurrirá



LOS TEMAS DE LA PRIMERA ICONOGRAFÍA CRISTIANA



La iconografía cristiana de estos primeros tiempos se centra preferentemente en la imagen simbólica. La sociedad pagana contemporánea se encontraba inmersa en una fuerte corriente de simbolismo promovida especialmente por las doctrinas religiosas y filosóficas que se habían propagado por las riberas del Mediterráneo, y al cristianismo le debió ser fácil acomodarse a esta tendencia, más aún cuando los Padres de la Iglesia, a pesar de su disconformidad con las artes figurativas, aceptaban el símbolo como vía de la expresión plástica. Clemente de Alejandría, por ejemplo, encuentra en el símbolo un recurso para la comprensión, capaz también de avivar la memoria.

Este cauce facilitaba asimismo los procesos técnicos en esta primera andadura de la figuración humana. En lugar de crear nuevas imágenes para sus nuevos contenidos, labor difícil y compleja para un artista, se acogen a imágenes ya elaborad as que, además, por sus connotaciones morales son las más propicias para asimilar contenidos cristianos. De hecho todas las representaciones, muchas de ellas ligadas con la trascendencia, pertenecen al campo del simbolismo pagano pasando, como es lógico, por una previa, a veces mínima, adecuación.



La iconografía de Cristo



La misma iconografía de Cristo, que debió ser elegida con sumo cuidado por Padres y Teólogos, se nutre de imágenes simbólicas paganas especialmente afines a la sociedad romana.



La más significativa es la de CRISTO-PASTOR: un modesto personaje, vestido con túnica corta, que lleva una oveja sobre sus espaldas. Esta figura se remonta a la imagen del Crióforo que desde la más alta antigüedad representa a los portadores de ofrendas en los holocaustos; el cordero es normalmente la víctima elegida.



El CRIÓFORO aparece ya en el arte hitita y mesopotámico portando el carnero sobre sus espaldas o sujetando al animal delante del pecho. En la Grecia arcaica, el Moscóforo de la Acrópolis recoge el mismo ritual; pero su actitud será la que inspire al Buen Pastor cristiano: con el carnero en los hombros reuniendo las cuatro patas del animal en sus manos.



Sin embargo, esta es una imagen específicamente cultual. Se convertirá en alegoría moral cuando el HERMES CRIÓFORO, deidad pastoril de la Arcadia y protector de los rebatos, asuma, por influencia del neoplatonismo, el papel de una divinidad benéfica, de un "dios amigo de los hombres", y llegue a ser en el mundo romano, acuñado en los relatos bucólicos de Teócrito y Virgilio, el símbolo de la filantropía.



Aquí se adecúa precisamente el tema del Buen Pastor cuidando y rescatando a sus ovejas perdidas (alegoría de las almas), que, de acuerdo con las fuentes bíblicas, se convertirá en símbolo de Redención.

San Lucas, en la parábola de la oveja perdida (Luc. 15, 3), a través de la imagen del pastor, gozoso por el encuentro de la oveja descarriada, exalta el celo de Cristo por el pecador.

Isaías, en el poema del Siervo de Yahveh (Is. 53,6), utiliza una imagen literaria similar para profetizar el Sacrificio del Mesías:



"Todos nosotros como ovejas erramos

cada uno marchó por su camino

y Yahveh descargó sobre él

la culpa de todos nosotros...".



A veces LA IMAGEN DEL BUEN PASTOR SE MEZCLA Y MATIZA CON LA DEL MÍTICO ORFEO, poeta legendario de la Tracia, capaz de amainar a los animales más salvajes con sus melodiosos cantos.



Una cierta proximidad entre la moral cristiana y la moral órfica, en conceptos como el pecado o la purificación, debió contribuir a que el tema se cristianizara con rapidez. Orfeo conserva su actitud y sus atributos, especialmente reseñados en la lira, pero cuando simboliza a Cristo se dirige a ovejas y carneros, las almas más rebeldes, para expresar el poder disuasorio de su Palabra. Él amansaba a las fieras; Cristo, a las almas.

Aparece también, aunque con menos frecuencia, la figura de CRISTO-DOCTOR O CRISTO-MAESTRO DE LA SABIDURÍA. Es una imagen que reemplazará a la del Pastor casi definitivamente en el siglo IV; pero que ya en el siglo III aparece en la pintura de Catacumbas sosteniendo en la mano un rollo o un códice abierto y levantando a veces la otra mano con un gesto típicamente oratorio.



La forma de representar a este Cristo, con túnica y pallium, sandalias y pelo corto, rememora la figura del filósofo. Es un tema nacido, sin duda, en un medio intelectual que muy bien podría ser Alejandría como centro de meditación y contemplación más representativo de la época.

Sin embargo, ya es más dudoso que el hombre barbado de los sarcófagos, sentado en medio de sus discípulos, y en ocasiones próximo a la orante, sea una representación de Cristo. Parece más bien una alegoría de la doctrina cristiana; la auténtica, la "verdadera filosofía", que impregna y cobija a cuantos la escuchan. Incluso el fiel difunto asume a veces en su retrato funerario los rasgos del filósofo como forma de expresar que ha muerto en posesión de la "verdad".



Entre los temas simbólicos de Cristo no se debe olvidar una imagen insólita y sorprendente que manifiesta la permeabilidad de este primer arte cristiano para adaptarse a motivos paganos de escasa religiosidad.

Se trata DE CRISTO-SOL DEL MAUSOLEO DE LOS JULIOS, en la necrópolis vaticana, donde aparece Cristo, erguido, ascendiendo a los cielos en un carro tirado por caballos blancos. La cabeza nimbada emana destellos de luminosidad.



El carro arrastrado por corceles a través de los cielos es un tema usual entre los artistas paganos a la hora de representar la ascensión de un dios o de un héroe, o al mismo emperador en su gloria póstuma. Por ello esta representación, ante la ausencia de un signo específicamente cristiano, podría suscitar dudas acerca de su identidad religiosa o pagana; pero el carácter del propio monumento, pródigo en temas ineludiblemente cristianos, sólo permite pensar que, en este caso, el proceso de cristianización ha sublimado aún mis los significados originarios desde los contenidos de la moral cristiana.



El cristianismo, partiendo de un culto ancestral, identifica sol y luz como se reitera en evangelios y epístolas. La luz es un signo que manifiesta visiblemente algo de Dios: es el reflejo de su gloria. Y así este Cristo-Helios es el Cristo-Luz. En el pensamiento de los Padres sol, luz y Cristo también son ideas especialmente relacionadas y no es difícil encontrar en sus obras símiles literarios donde se parangona, por ejemplo, la resurrección de Cristo con la salida del sol.



CONCLUSIÓN DE X. PIKAZA




Estoy buscando la dirección de la Prof. Inés Ruiz para «pedirle permiso» por la publicación de esta parte de su trabajo, que me parece providencial para mi blog. Por favor, los que queráis conocer más trabajos de ella poned simplemente su nombre en Google (Inés Ruiz Montejo) y podréis disfrutar de su sabiduría y de su pedagogía. Aquí sólo me queda espacio para dos reflexiones y preguntas:



1. ¿Qué os parece el hecho de que las primeras representaciones de Cristo tomen motivos paganos? ¿Se puede hablar también de motivos bíblicos del Antiguo Testamento: Daniel? ¿Tenéis más ideas sobre el nacimiento del arte cristiano?

2. Pido a los católicos que piensen en el carácter iconoclasta del cristianismo... ¿Qué sentido tiene imaginar a Cristo y orar con/desde imágenes?

3. Pido a los protestantes que procuren entender el valor de las imágenes dentro de la tradición cristiana. Miles de años de ººimágenesªª en las religiones del mundo no pueden ser pura idolatría... Casi dos mil años de imágenes cristianas no pueden ser pura idolatría. ¿Qué dice Lutero de las imágenes?

4. Pero éste es un tema abierto. Seguiremos con él.... después de haberlo dado gracias a Alejandro Magno por haberme permitido redescubrir un texto que casi había olvidado. Mañana, Dios mediante, seguiré con imágenes del Apocalipsis, que empalman con este tema.
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