19.3.23. Dom 4 Cuaresma: Ciegos que no quieren ver, ni dejar que otros vean (Jn 9)

Éste pasaje  (Jn 9) es una catequesis de iluminación, como sabe la liturgia; pero es, al mismo tiempo, es un texto de rebelión contra aquellos que quieren mantener a los hombres ciegos, para dominarles. 

Así dice Jesús  a este ciego de Jerusalén: que se rebele, que no siga mendigando,.. que vea, que decida, que confiese su nueva libertad, aunque eso le cueste el rechazo de las autoridades religiosas y civiles, incluso de sus mismos familiares.      

Cristianos Gays » Dom 26.3.17. La rebelión del ciego de nacimiento

 Están los que no quieren ver y  los que no pueden ver porque otros se lo impiden...  (cf. Mc 4, 12 par). Pero según este evangelio han de estar, sobre todo, los que quieren ver y quieren que otros vean

Este evangelio es una protesta contra contra el pecado de los falsos profetas y el de aquellos que para mantener su poder engañan, manipulan y ciegan a otros...

Éste es el pecado de grandes poderes mediáticos, dedicados a engañar a los demas, al servicio de aquellos que les pagan. Puede ser el pecado de un tipo de iglesias que quieren mantener a sus ovejas ciegas, para así manipularlas, como dice la Biblia desde el AT (Ez).

Así lo cuenta de forma simbólica este largo pasaje de Jn 9. Léalo primero quien quiera. Le bastará con ello.Siga leyendo mi postal quien piensa que puede ajudarle. Buen día.  

Un relato en seis escenas

  Así aparece dividido en muchos libros de catequesis bíblica. Invito a mis lectores a que lean primero el texto entero  (Jn 9) y luego lo dividan y comenten conforme a estas escenas:

Hombre al Agua: Ciegos de nacimiento

 1ª escena: Pregunta y milagro: ¿quién pecó, éste o sus padres? (9, 1-7)

             Parece que la escena se realiza sucede la escalinata del templo de Jerusalén. Un ciego,parece relativamente joven, está sentado en el suelo, pidiendo limosna. La entrada en los patios del templo es un buen lugar para pedir limosna. Posiblemente, es un hombre de cierta “personalidad”, pues ha logrado colocarse en un lugur privilegiado para mendigar, impresionando con su ceguera a los piadosos. 

            En aquel tiempo, al pasar Jesús vio a un hombre ciego de nacimiento. [Y sus discípulos le preguntaron: "Maestro, ¿quien pecó, éste o sus padres, para que naciera ciego?" Jesús contestó: "Ni éste pecó ni sus padres, sino para que se manifiesten en él las obras de Dios. Mientras es de día, tenemos que hacer las obras del que me ha enviado; viene la noche, y nadie podrá hacerlas. Mientras estoy en el mundo, soy la luz del mundo." Dicho esto,] escupió en tierra, hizo barro con la saliva, se lo untó en los ojos al ciego y le dijo: "Ve a lavarte a la piscina de Siloé (que significa Enviado”. Él fue, se lavó, y volvió con vista.

La obra de Dios es que los hombres puedan ver. La ceguera, en su amplio espectro de significados parece consecuencia del pecado, pero Jesús protesta en contra de esa interpretación.  Hay varias causas físicas y sociales de ceguera.. El pecado no es en general de los cieglos, sino de aquellos que no les dejan ver...  Jesús, en cambio quiere que los ciegos vean....  Ese ciego esta ahí para que le acompañemos y, si puede ser, para que le curemos. 

            El tema clave es la afirmación de Jesús:   «Mientras estoy en el mundo, soy la luz del mundo». Ésta es una afirmación que tiene un sentido doble. De iluminación en el sentido externo de la ceguera y, sobre todo, de iluminación  interior. 

2ª escena: el ciego y los vecinos (9,8-12). Un hombre llamado Jesús

El ciego de nacimiento

            Éste es un diálogo lleno de profunda ironía… El ciego curado va avanzando en el camino de la verdadera visión, de la fe.  Los vecinos viven del “negocio” del templo que  dice que cura sin curar... cura… Un tipo de templos necesitan de ciegos para vivir, para decir que ellos curan 

8Y los vecinos y los que antes solían verlo pedir limosna preguntaban: «¿No es ese el que se sentaba a pedir?». 9Unos decían: «El mismo». Otros decían: «No es él, pero se le parece». Él respondía: «Soy yo». 10Y le preguntaban: «¿Y cómo se te han abierto los ojos?». 11Él contestó: «Ese hombre que se llama Jesús hizo barro, me lo untó en los ojos y me dijo que fuese a Siloé y que me lavase. Entonces fui, me lavé, y empecé a ver». 12Le preguntaron: «¿Dónde está él?». Contestó: «No lo sé».

  Aqel templo estaba para ayudar a los ciegos. En contra de eseo, vivía y se aprovechaba de los cieglos 

3ª escena: los fariseos y el ciego que responde: Es un profeta (9, 13-17) 

 13Llevaron ante los fariseos al que había sido ciego. 14Era sábado el día que Jesús hizo barro y le abrió los ojos. 15También los fariseos le preguntaban cómo había adquirido la vista. Él les contestó: «Me puso barro en los ojos, me lavé y veo». 16Algunos de los fariseos comentaban: «Este hombre no viene de Dios, porque no guarda el sábado». Otros replicaban: «¿Cómo puede un pecador hacer semejantes signos?». Y estaban divididos. 17Y volvieron a preguntarle al ciego: «Y tú, ¿qué dices del que te ha abierto los ojos?». Él contestó: «Que es un profeta». 

             Una curación junto al templo. Es un problema socio-religioso. Este tipo de fariseos (judíos, cristianos o ateos) no pueden permitir que se cure al ciego... Necesitan ciegos para decir que les cuidan, para controlarles.

    Se plantea así una disputa entre los fariseos de ley... que viven de controlar a los cieglos y Jesús que quiere curar a los ciegos, en sábado o viernes, porque la visión de un ciego es mas imprtante que elt emplo. Así cicen.  «Este hombre no viene de Dios porque no guarda el sábado». Sin embargo, otros se sienten desconcertados, como le ocurrió a Nicodemo: «¿Cómo puede un pecador hacer semejantes signos?».

4ª escena: Los padres del ciego se desentienden: (9, 18-23: Es mayor, preguntádselo a él)

 Tienen miedo, en principio no pueden comprometerse ni a favor de su mismo hijo ciego.

18Pero los judíos no se creyeron que aquel había sido ciego y que había comenzado a ver, hasta que llamaron a sus padres 19y les preguntaron: «¿Es este vuestro hijo, de quien decís vosotros que nació ciego? ¿Cómo es que ahora ve?». 20Sus padres contestaron: «Sabemos que este es nuestro hijo y que nació ciego; 21pero cómo ve ahora, no lo sabemos; y quién le ha abierto los ojos, nosotros tampoco lo sabemos. Preguntádselo a él, que es mayor y puede explicarse». 22Sus padres respondieron así porque tenían miedo a los judíos: porque los judíos ya habían acordado excluir de la sinagoga a quien reconociera a Jesús por Mesías. 23Por eso sus padres dijeron: «Ya es mayor, preguntádselo a él»

La luz del mundo - Alfa y Omega

5ª escena: los fariseos y el ciego: Y lo expulsaron (de la sinagoga: 9, 24-35).

Siguen actuando “los judíos”,  que son los fariseos, los enemigos de los cristianos (o cristianos que ponen su propio poder por encima de la curación de los ciegos). Más que los cieglos les importa su ortoxia, su poder, su legalismo... Quieren una religión a su servicio, no a servicio de los ciegos

                   24Llamaron por segunda vez al hombre que había sido ciego y le dijeron: «Da gloria a Dios: nosotros sabemos que ese hombre es un pecador». 25Contestó él: «Si es un pecador, no lo sé; solo sé que yo era ciego y ahora veo». 26Le preguntan de nuevo: «¿Qué te hizo, cómo te abrió los ojos?». 27Les contestó: «Os lo he dicho ya, y no me habéis hecho caso: ¿para qué queréis oírlo otra vez?, ¿también vosotros queréis haceros discípulos suyos?». 28Ellos lo llenaron de improperios y le dijeron: «Discípulo de ese lo serás tú; nosotros somos discípulos de Moisés. 29Nosotros sabemos que a Moisés le habló Dios, pero ese no sabemos de dónde viene». 30Replicó él: «Pues eso es lo raro: que vosotros no sabéis de dónde viene, y, sin embargo, me ha abierto los ojos. 31Sabemos que Dios no escucha a los pecadores, sino al que es piadoso y hace su voluntad. 32Jamás se oyó decir que nadie le abriera los ojos a un ciego de nacimiento; 33si este no viniera de Dios, no tendría ningún poder». 34Le replicaron: «Has nacido completamente empecatado, ¿y nos vas a dar lecciones a nosotros?». Y lo expulsaron. 

  1. Los fariseos definen a Jesús como pecador porque va en contra de la ley de purezas del sábado… Es decir, porque pone al hombre por encima del sábado.
  2. El curado responde con ironía… Le preguntan por Jesús y él responde dudando del sentido y valor de su pregunta… El tema es que no se interesan por su curación, sino por un tipo de ley religiosa, que ellos defienden.
  3. No sabemos de dónde viene… Los fariseos oponen a Jesús y Moisés… Así afirman que Moisés viene de Dios, de Jesús no saben de donde viene… Están suponiendo que viene del diablo.
  4. El curado responde que tiene que venir de Dios… porque cura…
  5. Los fariseos le expulsan de la sinagoga… Le impiden ser cristiano y judío a la vez.

6ª escena: Jesús y el ciego. El ciego cree (9, 35-38)

35Oyó Jesús que lo habían expulsado, lo encontró y le dijo: «¿Crees tú en el Hijo del   hombre?». 36Él contestó: «¿Y quién es, Señor, para que crea en él?». 37Jesús le dijo: «Lo estás viendo: el que te está hablando, ese es». 38Él dijo: «Creo, Señor». Y se postró ante él. 

Culmina el camino de fe del ciego… Pasa de la fe física a la fe de un creyente cristiano. Así recupera la visión completa. Creyente es un hombre que ve con los ojos del corazón… que cree en el Hijo del hombre…  Es decir, el hombre que viene de Dios, que descubre su presencia y acción en el mundo. 

7ª escena: Jesús y los fariseos. Conclusión: El juicio de Jesús (9, 39-41).

39Dijo Jesús: «Para un juicio he venido yo a este mundo: para que los que no ven, vean, y los que ven, se queden ciegos». 40Los fariseos que estaban con él oyeron esto y le preguntaron: «¿También nosotros estamos ciegos?». 41Jesús les contestó: «Si estuvierais ciegos, no tendríais pecado; pero como decís “vemos”, vuestro pecado permanece.

 Historia básica. El trasfondo de la curación

Este “milagro” no tiene equivalente en los sinópticos. Eso no quiere decir que el evangelista Juan lo haya inventado. Posiblemente ha tomado una historia que corría en la tradición, una historia parecida a otros milagros (cf. Mc 8, 22-26 y 10, 46-52: ciego de Betsaida y de Jericó), y la ha adaptado y recreado, en el escenario más solemne de Jerusalén, haciendo que el ciego se cure en la aguas de Siloé (bajo el templo),para desarrollar así el tema de Jesús como luz, en el contexto de disputa de algunos cristianos con otros grupos sobre la luz verdadera (en el trasfondo del sábado judío y de la obra de Dios).

Pasamos así del ciego de Betsaida (antes de la confesión de Pedro, en Mc 8, 22-26…, donde parece que el ciego al que Jesús tiene que curar es el mismo Pedro), al ciego de Jericó (Mc 10, 46-52) que tiene que dejar ya de pedir al borde del camino y seguir a Jesús…, subiendo a Jerusalén. Desde ese fondo se puede comprar con el “milagro” y catequesis de la Samaritana:

- La Samaritana de Jn 4 era el signo de la mujer/pueblo que busca la vida del agua, la vida en libertad, sin estar esclavizada por maridos (dioses falsos) que pasan sin quedar, junto al pozo de Jacob, en Sicar/Samaría. Se supone que es “pecadora”, pero no ella como persona, sino por toda la historia que lleva detrás y que le arrastra.

- Este ciego es el hombre que no logra ver “por nacimiento”, es decir, por condición humana. No, no se trata de pecado, sino de la misma situación vital, de la ceguera humana, que se expresa, de un modo claro, en este hombre. Hay muchos que le quieren enseñar a ver (los maestros del judaísmo de la ley), pero le dejan en la ceguera. Es una ceguera que empieza siendo externa (no ver las cosas, no comprender el sentido de la vida) y que termina siendo interior (no saber quién soy, en quien puedo confiar, vivir utilizado por otros).

Al situarse ante este ciego, Jesús no explica teóricamente el origen o sentido de su enfermedad. Jesús no desarrolla una teoría sobre el origen de la ceguera (¿quién pecó?),  sino que hace algo más grande. Más que explicar lo que ha pasado importa ayudar o curar al enfermo, y así lo hace Jesús llevándole del espacio de las leyes de la ciudad alta (dominada por sacerdotes y escribas) a la fuente de la vida, abajo, en el manantial de Siloé, que es signo profético de abundancia y claridad futura.

El “pecado” de este ciego es el de todos los hombres los que no le ayudan y, especialmente, el de aquellos que han causado su ceguera. Por eso, la curación incluye una fuerte crítica social y religiosa. Jesús no cura al cielo por “compasión” externa, sino por transformación interna, pidiéndole dice que sea él mismo, que asuma su tarea, que baje al agua, que se limpie… Él mismo le pone barro en sus ojos (barro de saliva, de aliento vital…) y le dice que vaya, que se limpie, que vea, que no tenga miedo.

Los maestros de la Ley escribas o doctores, querían dominar al ciego, dirigirle y tenerle bajo su “influjo”. Ellos aparecían como buenos videntes, como guías perfectos…, para consolar a los ciegos y dejarles en su ceguera. Jesús, en cambio, no consuela el ciego (en un sentido superficial), sino que le dice que vaya, que asuma su destino, que se limpie, que sea él mismo, que vea, aunque ello implique el riesgo de que le echen de los “sanedrines y sinagogas”.

En el fondo, Jesús pide al ciego que se rebele contra una ley de ceguera, que le obliga a mendigar, bajo la “caridad” de los maestros ciegos, que viven a costa de la ceguera de los demás. Le pide que se rebele, que deje su puesto de mendigo, que no tenga miedo al “qué dirán”, que sea él mismo, que vea.

            Esta “rebelión del ciego” no es la rebelión del subsuelo que se venga de los de arriba, de los videntes (como en el Informe de Ciegos de E. Sábato). Es una Rebelión para la libertad y para la vida…, una Rebelión promovida por Jesús que es simplemente “hijo de hombre”, el hombre en plenitud.

Ver es creer. Contra la conspiración de los ciegos

            Jesús cura con su propia vida. La escena de la saliva y del barro… está reproduciendo la escena del Génesis, cuando Dios creó al hombre del barro y sopló en él la vida… Pues bien, Jesús ofrece al ciego lo más hondo que tiene, su saliva (que es signo de vida) y le hace volver al barro de la creación y al agua de la esperanza…. Jesús recrea al ciego, pero diciéndole a él que asuma su responsabilidad, que se independice de los maestros que le están oprimiendo, que sea él mismo, en libertad.

La piscina de Siloé estaba situada fuera de las murallas, en la parte baja de la ciudad… Era una maravilla de ingeniería, al final de un túnel mandado construir por el rey Ezequías hacia el 700 a. C., para que el agua entrara en la ciudad… A la piscina que está final de aquel túnel, bajo los cimientos del templo, viene el ciego y se limpia… y asume su vida… y es capaz de empezar a creer, en el fuerte sentido de la palabra: 

  1. Este ciego cree en sí mismo…en su valor como ser humano, en su capacidad de ver. Asume su condición y deja de sentirse esclavo de otros, manejado por padres y maestros, como un puro mendigo inútil. No, él puede asumir su vida, ver, decir, afirmarse…
  2. Cree en Jesús como hijo de hombre…es decir, como humanidad liberada y liberadora… a diferencia de los escribas y sacerdotes de Jerusalén que le mantienen ciego, para aprovecharse en el fondo de su ceguera, esto es, para tenerle sometido.

                       Este texto no habla de una curación “material”, cerrada en sí misma, sino el enfrentamiento entre un tipo de poderes, que quieren mantener a los hombres ciegos (oprimidos), bajo una ley que ellos han impuesto a su servicio, y Jesús, que quiere curar los ciegos, para vivan y vean en libertad, sin ser oprimidos por otros.

 Según Juan, hay una religión falsamente farisea y una religiónde tipo político (económico, cultural) que ciega a los hombres, para mantenerles sometidos, un tema que algunos han vuelto a plantear con ocasión de pandemia del coronavirus, que nos sitúa, por un lado, ante una gran ceguera (no sabemos en realidad lo que pasa) y ante rumores de una gran conspiración, que podría hallarse dirigida por grupos de presión, con fines diabólicos, para tenernos así a todos ciegos (es decir, dominio) en el mundo.

En principio no creo en ese tipo de conspiraciones particulares de personas y/o grupos con nombre y apellido, como podrían ser los llamados sabios de Sion o ciertos “contubernios” judeo‒masónicos, capitalistas, comunistas o terroristas.  No sé si ese tipo de conspiraciones particulares existen, pero estoy convencido de que hay una “gran conspiración” económico-social, que quiere mantener a los hombres oprimidos, ciegos.

Para Jesús, esa conspiración está dirigida por Mammón (el poder del dinero: cf. Mt 6, 24), o de un modo más hondo por el mismo Belzebú, que es el poder del mal, personificado simbólicamente en lo diabólico.  Desde ese fondo  ha de entenderse el cielo de la “piscina de Siloé”, al que le mantienen invidente aquellos poderes que se atribuyen el dominio sobre la luz.

   Este es un evangelio importante, pero casi siempre lo hemos leído pasando de puntillas ante su argumento central, pensando que se dirige en contra de algunos fariseos particulares del tiempo de Jesús, mientras que de hecho se dirige, hoy más que nunca, a los grupos o personas de nuestra iglesia y de nuestra sociedad que quieren controlar la visión (la mente y vida) de los otros.

Los fariseos/conspiradores de este pasaje, parásitos controladores de la luz (que quieren mantener al enfermo en su ceguera), no son “los judíos como tales”, en contra de los cristianos(que seriamos los buenos alumbradores), sino un tipo especial de personas (judíos o cristianos, ateos o creyentes…) que diciendo, diciendo que son portadores de la ley de la ley, la acaparan para su servicio e impiden que otros hombres (en especial los marginados) vean. En ese sentido se puede afirmar que hay dos tipos de religión, como decía un judío mesiánico llamado H. Bergson (Las dos formas de religión y de moral):

(a) Hay una religión que crea vida y alumbra a los hombres, que ofrece luz a los ciegos, que ensancha la vida y libera como de Jesús y otros muchos judíos, cristianos, budistas, musulmanes… Jesús quería que esa religión de luz pudiera abrirse a todos los hombres y mujeres, transformando el esa línea un tipo de judaísmo que estaba corriendo el riesgo de cerrarse en sí mismo.

(b) Hay una religión explotadora, propia de un tipo de conspiradores, que viven de controlar e impedir que otros vean por sí mismos, como los fariseos de este pasaje de Juan, y como muchos otros cristianos, judíos etc.  Hay, sin duda, una religión explotadora,  pero ella actúa no sólo en forma espiritualista (como las religiones establecidas), sino especialmente en forma  económica, social e ideológica.

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