DOMUND en Europa: misión cristiana, nueva evangelización

Hoy, 19 X 2008, Domingo Mundial de la Propagación de la fe (DOMUND), quiero tratar de la misión cristiana, entendida en los países de tradición cristiana, especialmente en Europa, como Nueva Evangelización. Me valgo para ello de unas reflexiones publicadas por el Instituto de Misionología de Steyl, de los Misioneros del Verbo Divino (publicadas en Verbo Divino, Estella 2007). Éste puede ser un DOMUND nuestro, sin dejar de ser el DOMUND de otros pueblos y lugares

Sobre la misión como Nueva Evangelización habló el Papa Juan Pablo II:

Las diferencias en cuanto a la actividad dentro de esta (única) misión de la Iglesia, nacen no de razones intrínsecas a la misión misma, sino de las diversas circunstancias en las que ésta se desarrolla…. Se da… una situación intermedia, especialmente en los países de antigua cristiandad, pero a veces también en las Iglesias más jóvenes, donde grupos enteros de bautizados han perdido el sentido vivo de la fe o incluso no se reconocen ya como miembros de la Iglesia, llevando una existencia alejada de Cristo y de su Evangelio. En este caso es necesaria una "nueva evangelización", es decir, una "re-evangelización" (Redemptoris Missio, num 33),

Algunos elementos de la misión como Nueva Evangelización:

Al entender de esa manera la nueva evangelización, podemos recordar a Jesús, cuyos oyentes (varones y mujeres) no eran precisamente “paganos” sino (casi exclusivamente) judíos que, en parte, habían olvidado o perdido el sentido originario de su fe. La experiencia de la nueva evangelización puede condensarse en algunos puntos:

1. En el proceso de la nueva evangelización no se puede suponer ni postular nada como algo ya fijo, de antemano. De un modo especial, no se puede dar por supuesto que aquellos a quienes nos dirigimos en la nueva evangelización entienden lo que digo cuando les hablo de mi experiencia religiosa o cuando dialogo con ellos.

2. Esta situación real hace necesario que se tome el siguiente punto de partida: en un primer momento, cuando dialogo con los hombres de la actualidad, debo precisar el lugar en que ellos (mis compañeros o compañeras) están situados (religiosamente hablando). Sólo teniendo eso en cuenta se puede buscar y precisar el lugar en el que debe situarse el diálogo. No sirve para nada el hablar bien, ni el elaborar y desarrollar buenos programas, si es que esas palabras y programas no conectan con la situación vital, con la madurez religiosa y con la orientación de aquellas personas a las que se dirigen.

3. En el proceso de la nueva evangelización juega un papel muy importante el lenguaje… “pues la fe viene del oído” (cf. Rom 10, 17)… No ponemos esto en duda. Pero la palabra tiene que ser comprensible. Los cristianos, y de un modo especial los teólogos, presuponen con excesiva rapidez que los oyentes tienen que ser capaces de entender sus palabras. Más de una vez oímos que se dice: Quien no entiende es que no quiere entender”. Ciertamente, habrá casos en que pasa eso. Pero hay muchos que ni siquiera sospechan la cantidad de personas que no han entendido el lenguaje cristiano sin tener culpa de ello, no sólo entre aquellos que no lo han escuchado nunca todavía, sino entre aquellos que lo han oído sólo de un modo equivocado. Por otra parte, a menudo, la cosa no resulta mucho mejor entre cristianos. Muchas veces, a través de nuestro formulismo, por nuestra forma de hablar con Dios o sobre Dios, hemos hecho que el lenguaje religioso venga a convertirse en una especie de laberinto, en un esqueleto sin vida” .

4. La nueva evangelización presupone que el misionero o la misionera poseen un gran coraje y exige de ellos una auténtica creatividad. Muchos de nuestros contemporáneos ya no están religiosamente socializados; por eso, el misionero/a debe buscar unos caminos creativos y debe encontrar el ánimo para llegar a esos segmentos no religiosos de la sociedad. Aquí sigue siendo ejemplar (determinante) el ejemplo de Jesucristo. Muy menudo, él actuaba de una manera poco convencional. Para él, el hombre concreto era más importante que las tradiciones dominantes. En la vocación de Mateo encontramos un ejemplo muy adecuado para este tipo de nueva evangelización: “Y sucedió que estando él a la mesa en casa de Mateo, vinieron muchos publicanos y pecadores, y estaban a la mesa con Jesús y sus discípulos. Al verlo, los fariseos decían a los discípulos: ¿Por qué come vuestro maestro con los publicanos y pecadores?" (Mt 9, 10-11). Jesús no ha dirigido a los publicanos y pecadores ningún “sermón”, sino que ha comido y bebido amistosamente con ellos, encontrando el verdadero método y nivel de diálogo con Mateo y con sus amigos. Éste ha sido el resultado. Ha logrado un apóstol, alguien que más tarde ha escrito un evangelio.

5. La nueva evangelización implica dar por acabado el modelo de evangelización de masas, con la búsqueda del éxito numérico. Ella exige que nosotros, los que actuamos de un modo misionero, tengamos una nueva espiritualidad. Posiblemente, esta espiritualidad será más espiritualidad de la cruz que de la resurrección.

6. Un nuevo elemento implicado en el proceso de la nueva evangelización es la necesidad de la inculturación. Hemos evocado ya el tema del lenguaje. Dando por sentado el hecho de que el lenguaje juega un papel muy importante, tenemos que conceder también más importancia a los símbolos. En este campo resulta imprescindible que tengamos en cuenta el aspecto místico, el aspecto secreto e incomprensible en nuestra fe. No es necesario que aclaremos a la gente todo; pero aquello que les digamos o mostremos tiene que tener una relación viva con su existencia concreta.

7. Debemos insistir y destacar con toda fuerza la necesidad de un trabajo conjunto con otras instituciones religiosas y, en especial, con los movimientos laicales. Recordemos que en los primeros tiempos de la cristiandad, los misioneros no eran siempre personas profesionalmente formadas (teólogos), sino miembros de familias normales, hombres de negocios itinerantes, predicadores ambulantes etc (Cf. St. BEVANS y R. SCHROEDER, Constants in Context. A Theology of Mission for Today, Orbis Books, Mariknoll NJ 2004, 92). Todo nos hace pensar que también nuestro tiempo está maduro para misioneros de ese tipo.

Nueva evangelización significa relacionarse con los hombres, para transmitirles el sentido de la vida. Para ello no se necesita un arte o conocimiento extraordinario, sino mantener abiertos los ojos y los oídos, allí donde los hombres viven y trabajan, allí donde se mueven: en los mercados y en las zonas peatonales, a la orilla del mar… También son apropiadas para ellos dos fiestas litúrgicas radicalmente distintas: los bautizos y en los entierros.
Volver arriba