El culto sagrado. Los sacramentos (Israel, Cristianismo)

Oscar Fortín presentó ayer el tema de los sacramentos de la vida… La vida entera entendida como despliegue sacramental, que se puede centrar en siete signos o virtudes principales, que iban de la justicia al amor:



Justicia → verdad → humildad → misericordia

→ solidaridad → fe → amor.


Como se verá, aquí se vinculan virtudes que la tradición ha llamado cardinales con virtudes que la tradición ha llamado teologales (aunque falta fortaleza, la esperanza…). Es un tema importante para reflexionar. Pero en este contexto me parece necesario evocar también los principales gesto de culto en el judaísmo y el cristianismo. Quizá hay algo en el culto que no se puede reducir sin más a esa visión general de la sacramentalidad de la vida. Desde aquí preguntamos: ¿cuáles son los nuevos rituales de nuestro tiempo? ¿En qué ritos expresamos nuestra forma de vida? ¿Puede haber una vida cristiana sin ritos?



El culto en las religiones, en el trasfondo israelita



. El “culto” religioso forma parte del rito, entendido como acción sagrada por la que los hombres se ponen en contacto con lo divino. En el principio de la historia de Israel siguen estando los ritos y cultos de las religiones normales del antiguo oriente, que tienen varias formas básicas.

(a) Ritos de fertilidad, sacramento de madre. El primero de los ritos parece estar vinculado a la madre que alumbra, acoger y cuida a los hijos. Éste es el “rito” de la vida, vinculado al nacer, crecer y morir. La sociedad entera, rodeando a las madres, constituye un útero divino, que va gestando vida, con su propio lenguaje, su propia experiencia afectiva. Los israelitas del principio aparecen inclinados a los “cultos de las Asheras”, vinculados a la fertilidad de la madre divina.



(b) Ritos sacrificiales, sacramento de muerte. Muy pronto, en casi todas las religiones, han aparecido ritos de muerte, vinculados quizá al asesinato originario (Caín mata a Abel: Gen 4), pero expresados luego (de forma general) en los sacrificios animales. Estos ritos de muerte, dirigidos hacia animales vicarios (sustitutos de los hombres), han sido esenciales en la historia antigua de Israel, tal como la ha codificado el libro de los ritos o cultos sacrificiales del Levítico.



(c) Ritos hierogámicos, sexualidad sagrada. Del proceso materno de engendramiento y de lucha por la supremacía (que se expresa por el sacrificio) parece que podemos pasar a los ritos de vinculación social o pacto, representados por diversas formas de iniciación sexual y maduración humana, que desembocan en los cultos matrimoniales propiamente dichos. Estas liturgias sexuales se sitúan dentro de un contexto vital que se abre a todo el universo, concebido como unidad hierogámica: gran matrimonio que vincula al conjunto de los vivientes. Israel conserva el recuero de estos ritos, condenados por sus profetas (Oseas, Amós…), que han buscado un tipo de religión de la obediencia a la Ley, con un amor divino, no sexualizado.



(d) Ritos de la tierra y de los animales. Han sido también esenciales los ritos que marcan el paso de las estaciones del año, con los trabajos agrícolas y los ritmos de vida de los animales: ritos de primavera (ázimos, comida de corderos), de verano (cosecha, fiesta de las Semanas), de otoño (fiesta del vino, tabernáculos)… Estas fiestas de la cosecha y los corderos, con el paso del año, siguen formando parte del ritual simbólico de Israel hasta la actualidad.



(e) Ritos de la historia de Israel: Quizá los más importantes de Israel son aquellos cultos y ritos que recuerdan los momentos básicos de su historia: el Éxodo de Egipto, la Entrada en la Tierra Prometida, con los hechos luctuosos o gozosos posteriores (Fiesta de la Dedicación del Templo por los macabeos, de los Purim con Ester etc).



(f) Ritos de la vida personal. Están vinculados a la experiencia de cada israelita, desde el nacimiento/circuncisión (o bendición), pasando por los ritos de pubertad (fiesta de la mayoría de edad, con la colocación de los tefilim) y del matrimonio hasta la muerte (con los ritos funerarios).



Ritos israelitas propiamente dichos



A) El culto a la Palabra-Escritura. Así podemos decir en resumen que los rituales judíos han estado en principio vinculados a los ritmos cósmicos, como indican sus sacrificios animales y sus fiestas: cordero en primavera (Pascua), siega del trigo en verano (Pentecostés) y vendimia del otoño (Tabernáculos). Pero con el paso del tiempo ellos han venido a convertirse en una forma de integración nacional, se han transformado en una Ley social, codificada en la Misná y centrada en los cultos y signos expiatorios (del Yom Kippur). En ese contexto, el judaísmo ha pasado de ser una religión del culto sacrificial (propia del Templo de Jerusalén) a una religión del “culto al libro” (religión de Escritura Sagrada). En esa línea decimos que ha superado el culto de los sacrificios a través de una larga historia de rupturas creadoras, que empezaron tras el exilio (desde el 578 a. C.) y culminaron en la caída del segundo templo (70 d. C).

A lo largo de ese tiempo, el judaísmo se ha ido convirtiendo en religión del Libro, de tal manera que el "culto sinagogal" de la palabra ha sustituido al culto sacrificial del templo. Los sacerdotes de Jerusalén fueron perdiendo su importancia para muchos creyentes, que fueron creando una religión de laicos, dirigida y representada por personas que no pertenecen a la aristocracia sacerdotal. Con la destrucción final del templo ese proceso se volvió irreversible: cesó el culto sacrificial estrictamente dicho y la antigua “comunidad del templo” (que venía funcionando desde los persas: 515 a. C.) se convirtió en federación de sinagogas donde los "rabinos" (maestros laicos) sustituyeron a los sacerdotes. El culto de la palabra, centrado en la lectura de los textos sagrados y en la oración compartida, se volvió expresión central de la vida religiosa del pueblo. Siguió habiendo un tipo de culto centrado en ceremonias y ritos sagrados que marcan la identidad nacional (circuncisión, baños purificadores, celebración de las fiesta, etc.), pero el conjunto del judaísmo se vuelve secular: la religión se identifica con la misma vida del pueblo; cada padre de familia es “sacerdote” de sus familiares, cada miembro de la sinagoga es ministro del culto, cada judío es elegido de Dios. La misma vida nacional, de pueblo separado, forma la religión del judaísmo. A partir de lo anterior podemos citar algunos cultos especiales que definen la vida de la mayoría de los judíos.



b. Circuncisión. Judío es el que nace de una mujer judía, de manera que forma así parte de una nación particular: los judíos nacen, no se hacen. De todas formas, para introducirse en el judaísmo no basta el nacimiento, sino que deben cumplirse algunos ritos especiales y asumirse ciertos compromisos. El primero es la circuncisión, como sacramento de varones, que llevan en su carne (miembro masculino) el signo de su dedicación a Dios. Los niños de familia judía se circuncidan a los ocho días (cf. Gen 17). Los convertidos se circuncidan al ser recibidos en la comunidad.



c. Bautismos y purificaciones. La circuncisión es un rito de varones. Hay, junto a ella, ritos de purificación, que suelen consistir en → abluciones y baños, como los que realizaban Juan Bautista y otros judíos del tiempo de Jesús. Estos baños han sido distintos según las diversas ramas de judaísmo. Actualmente, ellos afectan de un modo especial a las mujeres. También es importante el día en que el niño varón (a los trece años) es admitido como miembro pleno de la comunidad (Bar-Mitzvah) y el día del Matrimonio.



d. Fiestas. La más importante, de tipo general, ha sido y sigue siendo el Sábado, como día especial de presencia de Dios y descanso. Entre las fiestas particulares, algunas provienen de los tiempos más antiguos, como la Pascua (fiesta de los corderos, liberación de Egipto), Pentecostés (fiesta de la cosecha y de la Ley del Sinaí) y Tabernáculos (fiesta de la vendimia, esperanza escatológica). Algunas han sido recreadas más tarde, como el Yom Kippur (día penitencial), la Hanuka (dedicación del templo por los macabeos) o los Purim (fiesta de las suertes, del tiempo de Ester). En todas ellas, la presencia de Dios va ligada a la vida del pueblo.



Cristianismo



Los cristianos asumen la herencia judía y recrean los rituales a partir de su evangelio, expresándolos después en un contexto helenista. Los sacramentos básicos (bautismo, eucaristía) evocan y actualizan la presencia de Jesús como principio de salvación. En un sentido extenso, todos sus gestos litúrgicos están al servicio del amor a Dios y al prójimo, de manera que el mismo Dios se expresa en ellos. En esa línea, podemos decir que el cristianismo es también una religión secular, lo mismo que el judaísmo. Ni Jesús ni los primeros cristianos fueron sacerdotes. Ellos eran laicos y como tales establecieron un tipo de vinculación comunitaria desligada de templos y ceremonias sacrales, de tal forma que los antiguos romanos pudieron llamarles ateos, pues no tenían una vinculación religiosa de tipo exterior. Ellos estaban, sin embargo, vinculados por la comida compartida, en nombre de Jesús, que ellos tomaban como signo y presencia de la salvación de Dios. Desde ese fondo, en un proceso que resulta significativo, el recuerdo de la muerte y pascua de Jesús, vinculado a la memoria israelita y situado en el trasfondo de los cultos mistéricos paganos, ha suscitado entre los cristianos un tipo de re-sacralización cultual centrada en la celebración de la eucaristía.

Esto es lo que algunos han llamado la helenización y re-judaización de la iglesia, que se concibe a sí misma como nuevo pueblo sagrado, con unos ministros oficiales (obispos, presbíteros) que tienden a verse como sacerdotes. Éste ha sido un proceso lógico y quizá necesario en aquel tiempo, de manera que muchos suponen que la iglesia debe mantenerse así, como un pueblo sagrado, separado de los otros, con sus jerarcas entendidos como representantes muy especiales de la verdad y de la vida de Dios sobre la tierra. En contra de eso, queremos resaltar el carácter puramente secular del cristianismo primitivo e interpretar la iglesia como espacio de comunicación universal, interpretando sus sacramentos como signos humanos de nacimiento, comunión y entrega compartida de la vida. Desde ese fondo se pueden citar algunos ritos o cultos cristianos.



1. Bautismo, rito de entrada y nuevo nacimiento. Los cristianos no nacen, se hacen, a través de un gesto de inserción en una comunidad que les recibe; el agua es signo de la nueva vida que reciben, uniéndose a Jesús, que se bautizó y murió por ellos, en camino de pascua. Como una continuación del bautismo está la Confirmación (que expresa la madurez de la vida cristiana) y la Penitencia (sacramento o celebración del perdón para los ya bautizados).



2, Eucaristía. Es el culto básico de la vinculación comunitaria y de la apertura universal de los cristianos. Consta de una liturgia de la Palabra (se lee la Escritura) y del Sacramento (se comparte el Pan y Vino de Jesús). Ortodoxos y católicos destacan más la liturgia del sacramento. Los protestantes acentúan más la Palabra. Para unos y otros resulta esencial la celebración de la vida compartida, es decir, de la comunicación total de los creyentes. La presencia de Dios se identifica, según eso, con el mismo diálogo humano, centrado en el recuerdo de Jesús y expresado en el pan y el vino concreto de la comunicación entre los hombres. No hay ningún rito que pueda separarse de la vida.



3. Orden. Sacramento de la institución social o de los ministerios. Es muy importante para los ortodoxos y católicos, que interpretan la iglesia como organización sagrada, con obispos y presbíteros, para realizar el culto. Los protestantes lo destacan menos, pues no aceptan la forma de ejercer la autoridad del Papa (obispo de Roma), ni el tipo de poder de los obispos católicos y ortodoxos; para ellos, el sacramento del orden forma parte de la misma estructura de diálogo en amor y libertad de las comunidades, sin que sea necesario personalizarlo de manera fuerte.



4. Otros gestos rituales, otros cultos. Católicos y ortodoxos entienden el matrimonio como sacramento fundamental, signo de la unión del Dios de Cristo con la iglesia, de manera que tiene valor para siempre (ponen muchas dificultades para el divorcio). Por el contrario, los protestantes lo consideran muy valioso, pero no como sacramento estricto. Católicos y ortodoxos pueden hablar además de la unción de los enfermos. Ellos han desarrollado diversos ritos y gestos, vinculados a las diversas tradiciones, desde la Adoración al Santísimo (al Pan eucarístico) hasta las procesiones con imagen del Cristo, de la Virgen y de los Santos. En esa línea puede situarse también el “culto a las imágenes” (o iconos), tomados como signo religioso…


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