Una historia mapuche: Estos perros nos han destruído

Parece que algunos terratenientes, apoyados por fuerzas del gobierno, han tomado ciertas tierras comunales de los araucanos o se han opuesto a sus intereses, y en consecuencia se ha dado alguna “muerte”. Los medios de comunicación han extendido la noticia; muchísimos chines han protestando; diversas organizaciones han defendido a los araucanos, condenando al Gobierno de Chile.Si es así, me avergüenzo de ello.
En este contexto se asegura (cf. RD 14.1.13; http://www.reflexionyliberacion.cl/articulo/2311/jose-maria-aznar-visita-la-araucania-y-apoya-a-terratenientes.html) que el ex jefe del gobierno español, José María Aznar, visitó la Región de la Araucanía, brindando todo su apoyo a las acciones que han iniciado grupos de agricultores-terratenientes que se oponen a las reivindicaciones del pueblo Mapuche, siendo recibido incluso por Sebastián Piñera, Presidente de Chile, en el palacio de la Moneda.
Como cristiano y persona me siento avergonzado también y sobre todo (al igual que los obispos de Chile y millones de chilenos) por la acción de esos terratenientes que quieren manipular la cultura mapuche, por la destrucción sistemática de sus medios autóctonos de vida, y por la pasividad del Gobierno Nacional de Chile.
-- En ese contexto quiero la historia de mi encuentro con un jefe araucano (mapuche). Su recuerdo vuelve agradecido y admirado a mi memoria, por encima de los años, ofreciéndome una de las visiones más entrañables y puras de la historia y realidad de América y del mundo. Él me dijo: "Estos perros ch... nos han destruido".
-- En forma de anejo (sólo para especialistas) quiero presentar al fin un libro excepcional que trata de la necesidad de encontrar cauces para un diálogo de culturas, que en este caso no se ha dado, pero que es necesario que se den si queremos que el hombre conserve su dignidad, en Chile, en Colombia o en Alemania (donde el libro se defendió como tesis doctoral).
-- He añadido unas fotos de temas araucanos-mapuches, con un mapa de la zona centro-sur (por debajo de Santiago). Buen día a todos, y perdones algunos chilenos si se sienten ofendidos. La voz de aquel mapuche hablando de "perros" no es la única, pero es muy importante para entender la historia de Chile y de la humanidad
VIAJERO, SI VUELVES A CHILE...¡QUIERO VOLVER A LA TIERRA MAPUCHE!
Podría decir algunas cosas de la historia y presente de los araucanos, pues algo he pensado y aprendido sobre el tema, pero me limitaré contar una anécdota, sin casi comentarios. Perdonen los amigos chilenos, si les suena dura. Pienso que está en juego el honor de Chile:
1. El año 1981 la Facultad de Teología de la Universidad Católica de Santiago de Chile me invitó a impartir un pequeño curso de Biblia. Llegado allí, el Vice Gran Canciller (el actual cardenal J. Medina Estévez) me prohibió dar el curso, alegando que yo era marxista. El Gran Canciller (un militar, impuesto por Pinochet) no se oponía. Pero se opuso el poder eclesiástico.
2. El P. Cóo, Provincial por entonces de la Merced de Chile, me invitó a realizar con él un viaje inolvidable por el sur de Chile, visitando los conventos y otros sitios de interés natural. Pasamos un día entero en plena zona mapuche, entre lagos, bosques y volcanes. Me interesó el paisaje, el encanto de la tierra, los ríos de montaña, las quebradas… pero sobre todo me importaron las personas.
3. Conversación con el jefa mapuche.
Mientras el P. Coo descansaba un día a la hora de la siesta (¡casi toda la tarde!) salí por el entorno del poblado, con intención de subir al volcán, sobre el lago (debía ser el Villarrica), pero me quedé poco más allá de las últimas casas, para hablar con la gente. Un grupo de labradores araucanos faenaban en el campo y me detuve con el anciano, que parecía el jefe de la comunidad y hablamos durante mucho tiempo, sobre la tierra y el cielo, la gente e los niños, e incluso sobre Dios. Me honró ofreciéndome su mano, y diciéndome que podía quedarme para vivir con ellos un tiempo, si quería. Sólo entonces, al final de la conversación, cuando supo que yo era de confianza me dijo dos frases que nunca he podido olvidar:
‒ Nosotros luchamos durante mucho tiempo contra castellanos, como usted;
pero aquellos eran hombres, y pudimos conservar las tierras y costumbres.
Después han venido estos perros chilenos, y nos han destruido;
nos quitan las tierras, nos expulsan, nos impiden vivir... Vamos a morir.
Esto me dijo aquel mapuche, el año 1981. Le pregunté cómo había sido, y me contó lo que le habían dicho sus abuelos… Los soldados chilenos habían ido primero a conquistar el norte, la tierra de los bolivianos, y luego, terminada esa guerra, bajaron con ametralladoras a tomar sus tierras… Fue hace más de cien años, me dijo: “Desde entonces estamos destruidos, y van a matarnos a todos”. No nos dejan cultivar nuestras tierras, no podemos conservar nuestras costumbres...
-- Le dije que nosotros, los vascos, seguíamos teniendo nuestra lengua, que se estudiaba en la universidad... Él sonrió y me dijo que allí era imposible. Los chilenos ricos que habían dominado el territorio no les dejaban vivir... Les habían destruido.
-- Le dije que había chilenos muy buenos, que debían unirse a ellos. Me dijo que no era posible. Los chilenos no nos reconocen... Quieren que seamos sus siervos, ellos los ricos, teniéndolo todo, nosotros en los montes, como animales... "Y lo peor, me dijo, son los mapuches vendidos, que se quieren hacer pasar por chilenos".
Historia mapuche, un conflicto lleno de vida y de opresión
Días más tarde miré en los libros y vi que la gran campaña se realizó entre el 1868 y 1869. La zona mapuche que había sido autónoma durante milenios se convirtió en objeto de conquista chilena.
La curiosidad me hizo estudiar el tema de la historia araucana, bajo dominio español (desde el siglo XVI), bajo el “imperio” chileno (desde finales del XIX). Pero los españoles (¡castellanos!) no lograron controlar la tierra, limitándose a permanecer en algunos fuertes militares, mientras el hondo país seguía en manos araucanas...
Después fue distinto, cuando llegaron en serio los chilenos, con el mejor ejército de América del Sur, con oficiales educados en Alemania. He discutido muchas veces sobre el tema, con chilenos partidarios de la “conquista total del sur” (que en el fondo significa la aniquilación de los araucanos), y con chilenos partidarios de una amplísima autonomía para los mapuches-araucanos actuales.
Como puede verse estos días en la prensa, el tema sigue, con intervención de agentes extranjeros, como el Sr. Aznar, y son muchos los desean destruir el tejido social y laboral, comunal y agrícola de los araucanos… en aras del neo-colonialismo (neocapitalismo) mundial, donde al fin no habrá ni mapuches ni chilenos.
Cuando leo esas noticias recuerdo mi larga entrevista, en recio castellano, con el anciano jefe araucano, que descansaba hablando conmigo, mientras su comunidad trabajaba bajo el sol de otoño:
Luchamos mucho tiempo contra castellanos, pero aquellos eran hombres
Pero han venido estos perros chilenos y nos han destruido.
Sin duda, estas palabras son una condena contra cierto tipo de chilenos… Pero en el fondo de ellas se conserva y expresa el honor más grande de Chile: La grandeza de sus gentes recias, de los grandes araucanos, a quienes “Castilla” (¡aquel jefe no decía España!) no logró (o no quiso) dominar, a pesar de haber luchado durante muchísimos años.
Quiero volver a la tierra mapuche, al menos con el alma
Así lo he pensado todavía este verano, pasando unas horas en Bermeo, ante la torre de Ercilla, el cantor La Araucana; estoy seguro de que él habría conversado a gusto con el jefe mapuche (a los 400 años de la campaña de Arauco, que él supo cantar, con dureza y honor: ¡Pero aquellos eran hombres¡ Ciertamente, eran hombres los castellanos o vascos, como Ercilla, pero también (y sobre todo) los araucanos... y son hombres muchísimos chilenos, la inmensa mayoría.
Sin duda, las cosas no son quizá tan simples como las decía aquel jefe araucano del año 1981... Muchos castellanos fueron durísimos conquistadores... Muchos chilenos actuales son hombres de gran respeto hacia los primeros habitantes de su tierra, los mapuches... Pero la versión del jefe araucano merece ser recordada.
Hoy, pasados más de 400 años de su primera guerra, siendo formalmente libres, corren el riesgo de ser destruidos para siempre, en aras del Dios del Neo-capitalismo. Para superar ese "destino" sólo existe un medio: El respeto a las diversas cultura, la autonomía social, económica y política de los araucanos, dentro de un Estado Federal, que debía ser Chile.
Tras visitar la tierra de los araucanos, aquel bendito 1981, cuando el hoy Cardenal Medina no me dejó hablar a los teólogos de la Universidad, por miedo de que les hiciera comunistas... tuve la fortuna de conocer de primera mano a un "jefe araucano". Su recuerdo me ha seguido acompañando desde entonces, a lo largo de mi vida.
Varias veces he vuelto a Chile desde entonces, pero no he tenido ocasión de salir de Temuco y recorrer los valles araucanos. Una vez, despidiéndome de un grupo de estudiantes de Santiago, para tomar ya el avión, me cantaron una cumbia que decía: Viajero, si vuelves a Chile...
Sí, tengo ganas de volver a Chile, pero no a Santiago. Quiero volver a las tierra araucanas, para recordar a Lautaro, gran caudillo, con los hijos de aquel jefe que me enseñó a querer a su tierra, dándome al fin la mano, y despidiéndome:¡Caballero, que Dios le acompañe!
ANEJO ERUDITO, SÓLO PARA INTERESADOS...
¡Dios os acompañe a vosotros, hijos de Lautaro!
UN LIBRO SOBRE INTERCULTURALIDAD EN AMÉRICA
Carlos Miguel Gómez Rincón,
Interculturality, Rationality and Dialogue. In Search for Intercultural Argumentative Criteria for Latin America, Religion in der Moderne 23, Echter, Würzburg 2012, 334 págs.
Esta obra forma parte de una serie de trabajos universitarios publicados por la Echter V. y dedicados al estudio del sentido e implicaciones de la religión en la modernidad. Sus veinticuatro volúmenes (que vienen publicándose desde el año 1995) están dedicados básicamente a la filosofía de la religión, la racionalidad de Dios y las implicaciones de la fe cristiana en la actualidad, desde una perspectiva científica, social y religiosa. Un signo de la “interculturalidad” que propone es el mismo hecho de que está escrita por un autor de lengua castellana, defendida como tesis doctoral en Alemania (Frankfurt, año 2008) y publicada en inglés (en una colección científica alemana).
El autor (nacido el año 1976) es colombiano y enseña en la Universidad del Rosario (Bogotá), donde ha publicado varias obras sobre pedagogía de la religión (cf. Diálogo interreligioso, el problema de su base común, Univ. del Rosario, Bogotá 2008). Se ha especializado en la sicología de C. G. Jung y en la enseñanza de la religión a los niños. Pero le interesa, sobre todo, el diálogo cultural, abierto, en igualdad, sin imposiciones de aquellos que se consideran científicos y modernos, imponiendo su tipo de cultura a los demás. Desde ese fondo líneas de fuerza de esta magna, con discusión científica del tema y amplia bibliografía, como conviene a una tesis doctoral:
1. Trasfondo, experiencia básica de América Latina. El autor está interesado en exponer y defender el valor de la cultura autónoma de América Latina, con su sustrato amerindio, que no sólo debe respetarse, sino potenciarse, por su valor interno y por las aportaciones que puede ofrecer a las otras culturas del mundo. Ciertamente, C. M. Gómez acepta una base dialogal común al conjunto de la humanidad, que se expresa en el lenguaje y en la comunicación, pero se opone a todo imperialismo de una razón unificada, que quiere borrar las diferencias culturales de los pueblos, para imponer sobre todos un tipo de igualdad que acaba siendo patrimonio de algunos, para servicio de ellos.
2. Riesgo de una filosofía comunicativa. El autor reconoce la importancia de los proyectos de “acción comunicativa”, representados por autores como J. Habermas, pero tiene la sospecha de que en el fondo de esos proyectos se absolutiza un tipo de modernidad (de corte europeo), que quiere imponerse sobre el resto de las culturas del mundo. En el momento actual resulta no sólo imposible, sino negativa, una comunicación universal, desde claves occidentales, pues ella supondría una negación de otras culturas, un tipo de monismo ideológico. Por eso es necesario mantener una pluralidad de perspectivas, pero no en forma simple parcelamiento (diversos juegos de lenguaje, sin relacionarse entre sí), sino como experiencia de diálogo desde la diferencia de posturas. El reconocimiento de la diferencia (la aceptación de la postura de los otros) es ya un elemento de comunicación, pero no impositiva.
3. Implicaciones culturales, pedagógicas, religiosa y políticas. La obra ofrece análisis muy precisos de diálogo intercultural, que nos permiten ampliar el sentido de la racionalidad (que lleva al entendimiento, pero desde la pluralidad de tradiciones y opciones). Se trata de educar en la pluralidad, es decir, de potenciarla, en clave social, política y religiosa. El autor supone que en este contexto puede ofrecerse una experiencia más honda del valor de la humanidad (en una línea abierta al cristianismo).
4. Raíz cristiana y trinitaria. Ésta es una obra de análisis cultural, una propuesta de diálogo sin imposiciones. Ella se sitúa en un plano pedagógico y político, social e incluso jurídico. Pero tiene amplia repercusión teológica, en cinco campos muy significativos.
(a) En la visión de la encarnación, que no es simple inculturación, sino inserción real del Cristo mesiánico en cada cultura de la humanidad.
(b) Experiencia trinitaria: La igualdad de esencia de Dios sólo se entiende y mantiene en la diferencia (oposición) de las personas; una cultura que quiera imponerse de igual forma sobre todos va en contra del Dios encarnado y trinitario.
(c) Vida eclesial. El autor supone que hemos caído en un tipo de monoteísmo eclesial, de tipo plano, con imposición de un mismo esquema cultural y moral sobre todos.
(d) Moral cristiana. Frente a la imposición moral de los que quieren imponer una misma “ley natural” sobre todos, el autor ofrece unos principios de moral dialogal, abierta al respeto de todas las culturas, sin buscar igualdades rápidas, que son anticristianas.
Conclusión. Aplicación para los araucanos
Conforme a esta obra, hay que empezar dejando en libertad plena a los araucanos, para que desarrollen su lengua y cultura, su tradición social y religiosa, y, sobre todo, su tierra.
Sin este primer paso (recuperar la tierra)carece de sentido todo lo restante. Chile tiene que abandonar su proyecto de homogeneización neo-capitalista del país, para dejar que se desarrollen los tejidos culturales, sociales y económicos de los diversos núcleos de población