Osmundo: 25 Años

(JCR)
Fue el 20 de abril del 1982. Yo estaba en el noviciado de los misioneros combonianos en Moncada (Valencia) cuando nos llegó la noticia que cayó como una bomba: "Han matado a Osmundo en Uganda". Aquella tarde nuestro maestro de novicios, el padre Manuel Grau (fallecido en 1999 también en Uganda) entre llantos, durante la celebración de la Eucaristía, nos habló de su gran amigo Osmundo Bilbao, que acababa de morir víctima de una emboscada a los 37 años. Son de esas cosas que a uno le marcan. Creo que si al terminar el noviciado alsño siguiente pedí a los superiores ir a Uganda fue por aquella homilía.

El padre Osmundo Bilbao Garamendi, natural de Muskiz (Bizkaia) era párroco de Moyo, en la región Madi del norte de Uganda, una de las zonas más deprimidas del país y por aquel entonces asolada por una rebelión contra el régimen de Obote que empujó a una buena parte de sus habitantes a huir al vecino Sudán. Aquel 24 de abril estaba en Kampala haciendo compras para su misión. Había comprado unos libros en la imprenta católica de Kisubi, a 25 kilómetros de la capital. Era una época de una gran inseguridad, marcada por la existencia de bandas armadas que campaban por sus fueros. A los pocos kilómetros de salir de Kisubi Osmundo se dio cuenta de que se había olvidado una bolsa y dio media vuelta rumbo a la imprenta. Un coche con hombres armados le siguió y abrieron fuego. Murió en el acto. Su

compañero, el padre Torcuato Paolucci, se hizo el muerto en el charco de sangre y se salvó. A petición de su familia, su cuerpo fue repatriado a España y fue enterrado en su localidad natal.

Con motivo del 25 aniversario de su muerte, el ayuntamiento de Markiz y los misioneros combonianos celebraron varios actos conmemorativos del 4 al 11 de marzo. El obispo de Bilbao, monseñor Ricardo Blazquez, descubrió un busto del misionero. También tuvieron lugar conferencias y una exposición sobre África.

Desde 1979 han muerto en Uganda 11 misioneros combonianos de forma violenta, casi siempre en emboscadas de carretera. El último fue el italiano padre Luciano Fulvi, asesinado en Gulu el 30 de marzo de 2003 por unos hombres armados que entraron en su habitación por la noche.
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