Honra para la generación de sacerdotes del Concilio ¿Medalla del Trabajo a un cura?

(Jesús Espeja).-Ya siento no asistir a la entrega de la medalla al mérito en el Trabajo que recibirá Don Jesús García, durante largo tiempo párroco en Pizarrales. Me une gran amistad con este sacerdote y celebro esa iniciativa no sólo ni tanto por el reconocimiento a su persona, sino por el significado que tiene para la sociedad salmantina y la misión de la Iglesia en Salamanca.

Lo novedoso y singular en estos tiempos que corremos, es que la distinción no viene de las altas jerarquías eclesiásticas -cosa que no extrañaría- sino del Gobierno en Castilla y León. Según pude constatar hace años mientras colaboraba en la formación de aquella comunidad cristiana, Jesús García era el hombre de Dios y el hombre del mundo. En su experiencia de fe no eran separables lo humano y lo divino, la promoción de las personas y la prácticas religiosas. Su incansable actividad en la iglesia y en el barrio manifestaba que sólo el compromiso por garantizar la dignidad de todos los seres humanos prueba la verdad de la predicación. El empeño de D. Jesús por ayudar a los más débiles y el cariño que dispensa con solicitud a los enfermos sugieren que la compasión inspira y anima toda su actividad evangelizadora.

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